Cuento de agua

poema de Manuel del Cabral

Queriendo hacerle al mar dos ojos en la tierra, se levanta temprano con su obsesión secreta, llega hasta la orilla de la víctima, y ya, sobre la arena movediza pero seca, hace el niño el círculo de un rostro, y en su interior ahueca dos pocitos gemelos y los llena de mar, y de repente, sorprendido, lleno de nervios alegres, corre, salta, grita, porque el mar nunca había visto la cara de la infancia.

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