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¿Cómo el ser humano
no va a estar repleto de melancolía,
cuando la muerte espera
y acecha en cada esquina?
¿Cómo no va a estarlo,
cuando remendamos nuestro corazón
con piezas de otros corazones rotos,
quebrados por nosotros mismos?
¿Cómo no vamos a necesitar
un parche para el alma,
siendo tan débiles,
tan efímeros?
La melancolía se vuelve infinita en cada noche,
los deseos de ser más de lo que vemos,
la necesidad de reparar lo irreparable,
el delirio de la soledad en que vivimos,
la necesidad del otro,
el apoyo en el amor.
La melancolía no es nostalgia,
no son recuerdos de lo perdido
sino añoranza de lo jamás poseído,
un final incierto, aquello que falta,
impreciso, ausente, vacío.
Los hilos del tiempo se tejen hacia adelante,
y los nudos del pasado son la fuente del dolor.
El sentimiento más atroz es la melancolía. |
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