Ariel
(1988) |
|
NACIONALIDAD:
Finlandesa GÉNERO:
Drama
DIRECCIÓN:
Aki Kaurismäki PRODUCCIÓN:
PROTAGONISTAS:
Turo
Pajala como Taisto Kasurinen
Sussana Haavisto como Irmeli
Matti Pellonpää
como Mikkonen
Eutu Hikamo como Riku
Erkki Pajala como Kaivosmies
Hannu Viholainen como Apuri
Matti
Jaaranen como Pahoinpitelijä GUIÓN:
Aki Kaurismäki FOTOGRAFÍA:
Esko Rahkonen MÚSICA:
Tomás
Pladevall
DURACIÓN:
74
minutos
Es
interesante tras Sombras en el paraíso volver
al difícil cine de Aki Kaurismäki, con sus ritmos lentos, con sus
situaciones mínimas, que nos introduce a los mundos cerrados de este
director finlandés, con sus tiempos muertos, sus planos largos, sus
silencios, con la opacidad de sus colores y sus protagonistas
inconmovibles, con su estética minimalista. Acudir
a un universo estático, gélido, poco hospitalario donde la solidaridad,
que brota en ocasiones, viene a ser como un rayito de luz, donde la
palabra puede hacernos volver a confiar en una cierta humanidad, en ámbitos
donde el absurdo parece reinar, no exento de cierto humor negro. Así,
el descontrol de algún sujeto puede resultarnos importante, como sucede
con Taisto, el personaje central de Ariel
con sus arranques ocasionales, en su lucha contra la adversidad,
contra la injusticia social, la cual nos torna amables con estos
personajes tan flemáticos y lejanos. Kasurinen,
trabajador en una mina de carbón, está viviendo el dolor del suicidio de
su padre, cuando se lo acusa de un crimen del que es inocente, para ser
condenado a ir a la cárcel, después de que unos vándalos lo despluman
de su dinero. Su vacío existencial es grande: ateo, sin parientes, sin mujer, sin hijos, sin un lugar para vivir, sin siquiera un prontuario que lo amerite como un verdadero delincuente que merezca ciertamente la cárcel, a pesar de ser un hombre fuerte, lo que lo obligará siempre a empezar de nuevo, en situaciones de un soledad total, que él afronta con toda dignidad, sin desmoralizarse ni deprimirse, siempre dispuesto, a la manera de Sísifo, a darle la cara a la adversidad, con una postura activa. |
Afortunadamente para él, allí estar Irmeli (Susanna Haavisto), una mujer bastante trabajadoras, quien junto a su hijo le dan a Taisto motivos para vivir. Así
las cosas, si sólo hay café para beber, eso está bien; si ella está
divorciada, lo importante es que ese hecho no pueda con ella; si tiene un
hijo, será una buena forma de conformar una familia… una conversación
que puede resultarnos ruda pero atractiva a la vez porque contrarrestan el
desesperanza preponderante en la cinta y tal vez nos haga esbozar una leve
sonrisa. Pero
la segunda parte del filme nos introducirá en una suerte de cine negro
tras la evasión de la cárcel, con lo cual Kaurismäski hará una dura crítica
de su país, en el que pareciera que la única salida posible es la huida,
como cuando los protagonistas hacia el final del filme se suben a bordo
del barco Ariel, el que da el título a la película, para irse hacia un
lugar lejano, posiblemente México, con su cálido y arrecho trópico,
como refugio para aquellos seres humanos que regresan del frío, con la
ilusión, tal vez vana, de dejar atrás el desempleo, los contratos
basura, la corrupción y la
vigilancia policiva, que ellos consideran una mierda, para cerrar un filme
que sería aclamado tanto por la crítica rusa como por la estadounidense
como parte de una trilogía social del director finlandés. Es
como si se repitiera un leit-motiv del director,
en la que antihéroes anónimos como el Nikander de Sombras del paraíso o el
Tastio de Ariel se encontrarán con mujeres que se enfrentan también en
una intimidad recóndita a la dificultad de vivir para que empiecen a soñar
una posible felicidad, ante una tan descorazonadora realidad, que los
obliga a vivir una existencia precaria, gris, sin incentivos ni
compensaciones mayores, una vida de penurias, de muy mala calidad, con un
estilo que nos acerca al de Rainer Werner Fassbinder para dar cuenta de la
tragedia de la clase obrera, con escenas no exentas de ternura en el mundo
del desencanto, en un cine que podríamos considerar postmoderno, así no
quedemos sumergidos en una representación sin sentido. Tanto
Taisto e Irmeli como Nikander e Ilona participan de un deseo libertario,
tal vez, precisamente por hacer fila en un mundo de perdedores, más que
de proletarios, quienes no deberían albergar ilusión alguna y es así
como se resisten a las inclemencias de la vida con su solidaridad y su fe
, a pesar de estar aprisionados en un medio que no les ofrece salida, más
allá del amor que surge entre ellos, de donde les surge la energía para
intentar encontrar un norte a su vida, así sea en un sur que también
existe. De
la mano de Kaurismäki asistimos a la búsqueda de unos seres humanos del
amor y la felicidad, en una crónica no exenta de humor negro, para señalar
las incongruencias de la vida, tal vez para buscar un lugar sobre el arco
iris en lo más alto, en un lugar de la tierra del que han oído hablar,
tal vez en una canción de cuna, con cielos azules, donde los sueños, que
se atreven a soñar se vuelvan realidad, para algún día pedir un deseo a
una estrella y despertar muy lejos de las nubes, para dejarlas atrás,
donde los problemas sean como gotas de limón, muy por encima de las
chimeneas, donde vuelen pájaros azules por encima del mismo arco iris,
canción que suena al final de la cinta, cuando en una barquita van a
subirse al Ariel que los transporte al mundo de su ensueño, gracias al
dinero que les proporciona Mikkonen,
un hombre al que Taisto salva para que se larguen de ese mundo de
pesadillas anodinas. |
Jesús
María Dapena Botero
Vigo,
6 de diciembre del 2010
Editado por el editor de Letras Uruguay echinope@gmail.com / https://twitter.com/echinope / facebook: https://www.facebook.com/carlos.echinopearce
linkedin: https://www.linkedin.com/in/carlos-echinope-arce-1a628a35/ Círculos Google: https://plus.google.com/u/0/+CarlosEchinopeLetrasUruguay
Métodos para apoyar la labor cultural de Letras-Uruguay / Si desea apoyar la labor cultutal de Letras- Uruguay, puede hacerlo por PayPal, gracias!!
Ir a índice de ensayo |
Ir a índice de , Jesús María Dapena Botero |
Ir a página inicio |
Ir a índice de autores |