Apostasía moderna |
Una fregona de Vermeer sirviendo en un club de niños ricos. Frutas y cereales corren por sus venas: entran y salen adormilados todavía por las noches cínicas y la cerveza que esta mañana ella limpió del piso. Tras las ojivas que dan al jardín contempla sin mirar las ardillas que cruzan temblando bajo el ridículo sol de otoño, su otoño, y que parecen muy viejas, porque saltan agarrándose las hambrientas barriguitas. Este mundo no se detiene para nadie; en la gigantesca pantalla de cine, en el campo de golf todo de mármol verde, hay ángeles y predicadores. El cielo, condenado a parecerse a ellos. !De prisa, de prisa!, grita Jessey, el cocinero negro, dando salticos con la música de foxtrop que se sabe de memoria como la liturgia. !De prisa, mi amigo, de prisa! Envuelta en el blanco delantal ella atraviesa los siete velos de la realidad, sus puertas batientes: una bandeja en la mano y un fuerte olor a desinfectante de naranja invadiendo la estancia.. !Qué pequeño es el mundo, que cabe en cualquier sitio |
Belkis Cuza Male
belkisbell@aol.com
Poema extraído de "Los Poemas de la Mujer de Lot"
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