Mitos y ritmicidad en la literatura de habla hispana del Caribe |
IntroducciónAbordar cualquier tema
en relación a la realidad caribeña, amerita de un deslinde conceptual,
porque asumir el Caribe como algo único y homogéneo es, de entrada, un
absurdo dentro del análisis de su historia, y esto se hace más categórico
en los planos de su literatura. ¿El Caribe? ¿A
cuál Caribe nos referimos? ¿Al anglófono, al francófono o al Caribe de
habla hispana? Si no definimos estos parámetros que traspasan los
linderos de lo netamente geográfico, perdemos de vista aquella diversidad
lingüística, socio-política, educativa, económica y cultural que
representa hoy en día al variopinto, convulso y complejo contexto caribeño.
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“Por
la encendida calle antillana |
El rejuego fónico entre
vocales /a/, /o/, a inicio o final de palabras que nos remiten a nombres
de imaginados personajes, tipos de bailes, géneros e instrumentos
musicales de presumida procedencia africana, son manejados de manera
estratégica, por el autor en su discurso poético. Lo mismo hace con el
uso de conceptos o términos, donde las consonantes /m/ y /n/, tanto al
inicio, en medio, como al final de palabras, son también convertidos en
un ritmo o en una ritmicidad que le otorga sentido y armonía al texto poético
de Luis Palés Matos. |
“Culipandeando la Reina
avanza, |
Al concluir esta estrofa, hay un verso que dice: “y al final la molienda
culmina en danza”. Aquí el concepto molienda, nos remite a la caña, al
ingenio, al azúcar, a las plantaciones, a la esclavitud, a la contratación
negrera (a la trata de negros) y al cimarronaje. |
“Por la encendida calle antillana |
Al pronunciar estos versos, parece que un tambor o el sonar de un balsié
está repicando en nuestra lengua, porque en este discurso poético, lo
mitológico es un reinventar lo que somos, en oposición a lo que queremos
ser. Es el enfrentamiento conceptual e ideológico de un discurso cimarrón,
ante los códigos de un poder neocolonial, oficialmente instaurado. |
“Erick el muchacho noruego que tenía |
Erick, más que un nombre es la simbología etnocentrista realzada por el
poeta. Es la contra-historia, porque en Otro Antes “Esta no es la
historia de Erick al fin y al cabo/ que a los treinta años ya no era
marinero/ y vendía arenques noruegos en su tienda de Fort Liberté/
mientras la esposa de Erick madam Suquí/ rezaba a la Legbá y a Ogún por
su hombre blanco/rezaba en la catedral por su hombre rubio//. |
“Madam suqui había sido antes mamuasel Suquiete |
Madam Suqui es entonces el mito de la ramera negra africana de los
burdeles en la aventura sexual, en la desnudez salvaje, en medio de las
miserias tropicales. Madam Suquia es el mito de la subordinación asumido
por una ideología europeizada y europeizante que es asumida por el sujeto
de la escritura en el poema, desde una realidad mítico-pluriteogónica,
en la representación del encuentro de dos culturas, la europea y la
afroantillana. Entonces, es Yelidá el mulataje, el sincretismo y el mito
teogónico pendiente de desentrañar por los discursos de las utopías. |
“¡ Mayombe – bombe- mayombé! |
Aquí
la culebra no puede ser vista como un reptil, es una imagen, es parte de
una expresión metafórica que, al compás de un coro expresado en la
repetición de un estribillo, nos remite al inicio de un ritual para
celebrar con cantos la persecución y muerte del mal, del neocolonialismo,
del llanto y la agonía que se arrastra como un reptil por el suelo y
“caminando se esconde en la yerba/ caminando sin patas//”. |
“Tú le das con el hacha, y se muere: |
Es
como si se tratase de un baile, en el cual el poeta nos envuelve con la
magia de sus tonos plurifónicos. Es
el recorrer cimarrón de unos tambores que van más allá de los signos y
sus significantes. |
“¡La culebra muerta no puede comer, |
En este Canto para Matar a una Culebra, el sujeto-autor es también sujeto escena, dramaturgia de la poesía, es representación simbólica y es lengua de un trópico en movimiento que procura reinventarse en su trajinar. La palabra es asumida por el autor desde su valor mítico-semantico, a partir de sus tonalidades y sus pausas musicales: |
“¡Mayombe – bombe- mayombé! |
La muerte de la culebra en este poema es muerte de la esclavitud, es muerte de la exclusión, es muerte de la colonización y es continuidad de los cantos afroantillanos, desde el código de un discurso poético rítmico y musical, y es expresión figurativa que alude al renacimiento del mito de la emancipación. |
Julio Cuevas
cuevajulio@gmail.com
Catedrático de la Universidad Autónoma de Santo Domingo –UASD-
Santo Domingo, R.D.-
XI Feria Internacional Del Libro- Del 24 de abril al 4 de mayo
Coloquio sobre Literatura e Identidad en el Caribe
24-4-2008.-
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