El Otro |
“Ya
no más”, se dijo. No podía seguir viendo a ese hombre. No debía. Desde
la primera vez que vio a ese hombre se estremecía y soñaba. Se sentía
mal.. Hasta en la intimidad, “el otro” se interponía entre su esposo
y ella. Sus pensamientos eran para “el otro”, sus delirios, su pasión,
su amor incontrolable. Tenía que terminar con todo eso; al fin y al cabo,
era ella la que tenía el control en las manos. Se
levantó del sillón. “Ni con el pensamiento”, musitó. Por el bien de todos, no vería más las películas de Richard Gere. |
Alicia Cruceira
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