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Nadie debe olvidar que Cuba es un estado socialista |
Desde hace varios años el periódico “Granma”, Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, en su Sección “Cartas a la Dirección”, publica quejas y denuncias de los lectores acerca de hechos y situaciones que perjudican a la ciudadanía o a alguien en particular, así como, opiniones que esclarecen conceptos y recomiendan acciones para evitar o cortar males que, según la apreciación del lector, entorpecen o pueden entorpecer el desarrollo de nuestro proceso revolucionario. Asimismo, otros periódicos y programas radiales y de la televisión brindan posibilidades semejantes a cualquier ciudadano que desee ejercer ese derecho. Sin embargo, tal parece que quienes debieran dar respuestas a tales inquietudes las desconocen, las menosprecian, la arrogancia les hace creer que no están obligados o simplemente, sin pensar en otros motivos peores, están muy ocupados y su capacidad no les alcanza para responder lo que le incumbe de lo que se publica en esos medios. De igual manera, se ha ido haciendo habitual que algunos, pero no pocos, dirigentes y funcionarios de entidades gubernamentales no respondan las cartas en las que algún o algunos ciudadanos le comunican queja, preocupación o solicitud. No mostrando el más elemental respeto hacia quien le escribe ni la menor sensibilidad revolucionaria hacia su problema, lo que provoca impotencia y humillación. A pesar, de que legalmente están obligados a hacerlo en un plazo determinado, y sin tomar en consideración el componente ideológico que ello conlleva. Estos males, que no tienen justificación alguna: irritan, pudieran estar encubriendo otros y hacen pensar que hay quienes se consideran erróneamente superiores a los demás y como tales actúan, razón suficiente para enfrentar sistemáticamente, sin cansancio y con todos los medios disponibles a esos “personajes”, por el daño moral, legal, político, e ideológico que provocan. El Partido, en su I Conferencia Nacional, realizada el pasado mes de enero, se pronunció acerca de esas actitudes, contraria de por sí al proceso de profundización de la democracia socialista, que en los últimos años se ha intensificado mediante consultas al pueblo y a la militancia de la organización partidista. Documentos tan importantes como los “ Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución ” y los “Objetivos de Trabajo del Partido Comunista de Cuba” fueron objeto de debate público y dieron lugar a cientos de miles de opiniones y a numerosas modificaciones en los documentos originales. ¿Acaso se puede permitir que unos cuantos se arroguen el derecho a menospreciar la opinión del pueblo? Al respecto, uno de los Objetivos de Trabajo aprobados en la I Conferencia expresa: “Exigir y comprobar que en las instituciones y en el propio Partido, se preste oportuna y debida atención a las quejas, denuncias y otros asuntos planteados por la población y que las respuestas se brinden con el rigor y la celeridad requeridos”.[1] Por otra parte, y no ajeno a lo anterior, han existido y existen insatisfacciones con el actuar de la prensa cubana, algo que ha sido criticado justamente, en varias oportunidades, por el General de Ejercito Raúl Castro Ruz, quién le ha dado todo el respaldo del Estado, el Gobierno y el Partido para que realice su labor con profesionalidad y valentía. También en la I Conferencia se analizó el funcionamiento de los medios de comunicación, y en los debates se apreció que no solo se puede culpar de las insuficiencias a los periodistas, pues, muchas veces cuando intentan realizar eficientemente su labor, se les interponen barreras por parte de algunos funcionarios. Con el propósito de superar los obstáculos y deficiencias, la I Conferencia aprobó varios Objetivos que se refieren al papel y trabajo de esos medios. En uno de ellos señala: “Lograr que los medios de comunicación masiva informen de manera oportuna, objetiva, sistemática y transparente la política del Partido sobre el desarrollo de la obra de la Revolución, los problemas, dificultades, insuficiencias, y adversidades que debemos enfrentar; supriman los vacíos informativos y las manifestaciones del secretismo, y tengan en cuenta las necesidades e intereses de la población.”[2] Y en un párrafo de otro: “… Exigir de la prensa y las fuentes de información el cumplimiento de sus respectivas responsabilidades, a fin de asegurar el desarrollo de un periodismo más noticioso, objetivo, y de investigación.[3] Es evidente que los principales dirigentes de la Revolución y el Partido se han propuesto erradicar actitudes negativas como las mencionadas. Pero no solo el Partido puede resolver esos problemas: el Estado y el Gobierno deben ejercer su autoridad en todos y cada uno de sus niveles; y todos y cada uno de los revolucionarios tenemos que jugar nuestro papel para que esos y la totalidad de los Objetivos de esa Conferencia, así como los “Lineamientos Económicos…”, se cumplan, en bien del futuro de nuestro socialismo. Hace años escuché una frase, atribuida a un heroico comandante del ejército rebelde, que voy a parafrasear: en la Revolución, como en la rueda de una carreta, unas veces puedes estar arriba y otras veces en el fango, si no eres consecuente con sus principios. Nadie debe olvidar que Cuba es un Estado Socialista de trabajadores, y que del pueblo dimana todo el poder del Estado, organizado con todos y por el bien de todos. [1] Objetivo No. 16.Capitulo I. Funcionamiento, Método y Estilo de Trabajo del Partido. [2] Objetivo No. 70.Capitulo II. El Trabajo Político e Ideológico. [3] Objetivo No. 71.Capitulo II. El Trabajo Político e Ideológico. |
Miguel Crispín
Sotomayor
arcomar@cubarte.cult.cu
Publicado, originalmente, en "Rebelión" - http://www.rebelion.org/ el 21 de febrero del 2012
Cedido, para Letras-Uruguay, por su autor, el día 3 de abril de 2013
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