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Las Venas Abiertas de América Latina |
Un chiste, que hace unos años se escuchaba en Cuba, sintetiza lo que para muchos latinoamericanos, y para muchos otros de afuera de la región, significó el “descubrimiento de América”. Cuentan que un cubano enfurecido penetró violentamente a la barbería de su barrio y la emprendió a golpes contra el barbero, que era español, y a la vez le gritaba palabras ofensivas a la dignidad de éste. El español, ante la sorpresiva golpiza sólo alcanzaba a protegerse con sus brazos. Unos vecinos, que se encontraban en la barbería, sujetaron al atacante y trataron de convencerlo de que desistiera de su actitud. Uno de ellos, le dijo: - Caramba fulano, ¿Te has vuelto loco? ¿Ustedes siempre han sido muy buenos amigos? ¿Qué pasó? El agresor, aún enfadado, le contestó a gritos: - ¡Es que éstos, cuando llegaron a estas tierras asesinaron a millones de aborígenes, esclavizaron a otros y violaron a nuestras mujeres, pero además, nos cambiaron el oro por espejitos y cuentas de cristal! - ¡Pero viejo, eso ocurrió hace 500 años!, le dice el vecino. - Sí, pero yo me enteré ahora, replicó en voz baja el agraviado. Algo similar me ha sucedido al leer “Las venas abiertas de América Latina”, ese excelente libro que Eduardo Galeano terminó de escribir a fines de 1970, y que desde entonces políticos de izquierda, politólogos, historiadores, economistas y otros interesados, mencionan frecuentemente. Entre ellos, el Presidente Hugo Chávez, quien durante la pasada Cumbre de las Américas tuvo a bien regalarle un ejemplar al Presidente Barack Obama, con lo que tal vez quiso decirle: conozca quienes somos, quienes son ustedes y porqué somos… Luego de mucha persecución, sin éxito, ahora fue que lo pude leer, gracias a una edición del Fondo Editorial de Casa de las Américas, realizada a finales del 2009. Nunca antes había leído en una sola obra, tantas evidencias y análisis tan profundos acerca de lo que representó para Nuestra América el “descubrimiento”, la conquista, el colonialismo, la trata de esclavos africanos y la semiesclavitud de chinos. Así como, de la brutal explotación y saqueo de los recursos naturales que hicieron los colonialistas, la pobreza en que quedaron las poblaciones después de ser saqueadas; la exportación de riquezas a Europa y cómo esas riquezas contribuyeron al fortalecimiento del capitalismo y al desarrollo de Europa y de Estados Unidos. Es decir: del Norte. En su libro, Eduardo Galiano se refiere al desarrollo que había alcanzado la cultura indígena y la destrucción de ésta por los invasores europeos. Demuestra porqué existe un Norte desarrollado y un Sur subdesarrollado y porqué las trece colonias, embrión del actual Estados Unidos de América, pudieron desarrollarse y Jamaica, también colonia inglesa y más rica que aquéllas, no pudo. Asimismo revela, el egoísmo y la corrupción de la oligarquía criolla y el contubernio y sometimiento de ésta, desde su origen, a la oligarquía de las potencias extranjeras del momento, lo que aún perdura. Sobre éstos y muchos asuntos más, imposibles de mencionar en un corto espacio, trata “Las venas abiertas de América Latina”. En la mayoría de ellos, los hechos y análisis mantienen su vigencia; en otros, la situación descrita ha empeorado o ha sufrido cambios favorables, como es el caso de la llegada al poder, en América Latina, de varios gobiernos que defienden los intereses del pueblo y luchan por la integración latinoamericana. A quienes aún creen que el “descubrimiento” contribuyó a civilizar y a desarrollar esta área del mundo; que la riqueza y desarrollo actual de los del Norte se debe a que son más inteligentes y hacendosos que los indígenas, negros, mestizos y blancos pobres del Sur subdesarrollado, les recomiendo leerse: “Las venas abiertas de América Latina”. A quienes consideran que la historia no puede ser olvidada, porque como se señala en este libro: “La historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás” y creen que todavía es posible un mundo mejor, les recomiendo leerse: “Las venas abiertas de América Latina”. El chiste del supuesto cubano, puede mover a risas, pero es condenable. No porque hayan pasado más de 500 años sino porque no es contra los europeos humildes, tan tercermundista como los que nacimos en esta parte del mundo, que debemos emprenderla. La lucha debe ser contra las oligarquías y el sistema que ellas representan. Si Carlos Marx finalizó el “Manifiesto Comunista” con su llamado: ¡Proletarios de todos los países uníos!”. “Las Venas abiertas…” nos grita: ¡Latinoamericanos uníos! |
Miguel Crispín
Sotomayor
arcomar@cubarte.cult.cu
Publicado, originalmente, en el Periódico Machetearte - http://www.machetearte.com/ el 21 de marzo del 2013
Cedido, para Letras-Uruguay, por su autor, el día 3 de abril de 2013
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