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¿La cultura del socialismo debe regirse por los mismos cánones de la cultura burguesa?
Miguel Crispín Sotomayor

arcomar@cubarte.cult.cu

 
 

Hace unos días, el 9 de mayo, se conmemoró el 65 aniversario de la derrota del fascismo, final de la “Gran Guerra Patria” y la televisión cubana nos dio la agradable posibilidad de ver nuevamente una película soviética, acerca de la toma de Berlín. Y este año, antes y después de la Feria Internacional del Libro, dedicada a Rusia, repuso otras, como “La Balada del Soldado”, “Cuando vuelan las cigüeñas” y varias más, para satisfacción y revivir recuerdos en los más viejos y para bien de las generaciones más jóvenes.

Muchísimas personas de mi generación disfrutamos, en su momento, y recordamos con nostalgia, “El escudo y la espada”, “El 41”, “La infancia de Iván”, “Liberación”, “Cielo despejado” , “El dominio del fuego” y tantas otras películas referidas al pueblo soviético, que permitieron conocer acerca de la Revolución de Octubre y su posteriores consecuencias en lo que luego sería la Unión Soviética y los países del campo socialista de Europa del Este; el heroísmo del pueblo soviético durante la Segunda Guerra Mundial y la verdadera historia de ésta. Contada con extraordinaria calidad artística y apego a la realidad.

Ellas contribuyeron a la formación política e ideológica de la mayoría de los revolucionarios cubanos.

De igual manera contribuyó la literatura soviética. Magníficos escritores, magníficos temas. Literatura y autores que, como la cinematografía, después del “derrumbe” desapareció de nuestro ámbito cultural. Olvidada y olvidados.

Del realismo socialista se ha dicho bastante, principalmente después del derrumbe del socialismo en esos países, cuentan algunos que lo vivieron y otros que le contaron, que representó mordaza, persecución, destierro y unas cuantas cosas terribles más. En fin, que enclaustró la imaginación y la acción artística y literaria. Y por tanto, algo maldito, del que se huye como de la peste y del que nada bueno se puede mencionar sin ser calificado de “estalinista”, por intolerantes defensores de la tolerancia.

No dudo que tengan razón. No se crea conciencia a cañonazo. Tampoco con loas y sin críticas objetivas y menos, cuando se condicionan a las conveniencias, en cuyo caso sólo generan oportunismo y simulación.

Pero,

¿Eso significa que todo lo hecho durante el realismo socialista fue malo?

¿Qué haya que negarlo todo? Nadie le niega valores al arte abstracto. Sin embargo, son muchos los que han escrito acerca de que fue “inventado” y patrocinado por la CIA, para utilizarlo como arma política e ideológica contra los desparecidos países socialistas.

¿Debe o no el artista, el narrador y el poeta estar comprometido con la sociedad de su tiempo? ¿Es la obra de un artista, narrador o poeta reflejo de sus ideas?

En los Estados Unidos, durante los años 30 del pasado siglo, surgió un movimiento pictórico llamado “Realismo Social” en el que pintores, motivados por los efectos de la depresión económica, tomaron gran interés en llevar al lienzo las inquietudes sociales del momento y en utilizar su arte como un medio de protesta y crítica social.

¿Es cierto o no, que la inmensa mayoría de los escritores y artistas que son universales reflejaron en su obra la sociedad de la época?

¿Contribuye la poesía social a crear un mundo mejor? ¿Dónde está esa poesía? Sólo en unos pocos poetas.

La cultura, fruto de la base económica predominante, se corresponde con el régimen social establecido, o sea, la cultura del régimen burgués no es la misma que la del feudal ni la de éste a la del esclavismo.

Cabría preguntarse: ¿La cultura del socialismo debe regirse por los mismos cánones de la cultura burguesa o se debe ir desarrollando a la par que la base económica del sistema?

Creo que esa era la pretensión al formular el realismo socialista. Los errores cometidos durante su desarrollo fueron parte y consecuencia de otros errores, que finalmente dieron lugar a la desaparición del campo socialista europeo.

¿Deben o no el arte y la literatura de Cuba Socialista, aunque no sólo eso, reflejar la vida de la gente común, del pueblo, sus costumbres, tradiciones, preocupaciones, alegrías, su historia?

¿No merecen también, ser personajes protagónicos de novelas, cuentos, y telenovelas quienes laboran, y valga para ambos géneros, como albañiles, plomeros, obreros agrícolas, campesinos, u otras profesiones que producen vienes materiales para toda la sociedad? Por supuesto que sí lo merecen.

Nuestra cultura es popular, llega y está en todas partes del país, y todos tenemos libre acceso a ella. Pero, como sistema socialista que se desarrolla y en medio de un mundo donde prevalecen los valores y modelos del capitalismo, todavía se observan tendencias propias de ese sistema que recuerdan una frase de Ernesto “Ché” Guevara : “Podemos intentar injertar el olmo para que dé peras; pero simultáneamente hay que sembrar perales”.

 

 

Miguel Crispín Sotomayor
arcomar@cubarte.cult.cu

 

Publicado, originalmente, en "Rebelión" - http://www.rebelion.org/  el 8 de octubre del 2011

 

Cedido, para Letras-Uruguay, por su autor, el día 3 de abril de 2013

 

 

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