El difícil camino al protocolo, el ceremonial y la etiqueta Sobre Compendio legislativo de protocolo y ceremonial de Estado en Cuba desde el s. XVI a nuestros días, de Maikel Arista-Salado y Hernández
Editorial Arista Publishing Co., Estados Unidos, 2016.
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El brillo encandila; y es esto lo primero que nos ha dificultado en Pro-Signvm, para detectar y estimular el intelecto adecuado como prologuista del texto que ahora nos ocupa, que ha de satisfacer sus funciones y que como fundación, no nos compete sino, modestamente, presentar, a fin de que el lector comprenda desde ya, el colosal regalo que aquí llega a su vida. Se opone en segundo lugar, la insistencia de Arista-Salado con valentía tan necesaria como infrecuente, en descubrir y apuntar allí, en los aspectos que apenas han sido tratados, o muy mal tratados, de la cultura cubana, lo que nos recuerda que nunca hay temas agotados ni faenas concluidas; quienes anti-científicamente afirman lo contrario, olvidan que siempre existe una verdad más profunda. Igualmente atenta que muchos eludan el compromiso de enrolarse en este libro, la engañosa vista (¡ay mi Principito… cuánta razón tenías! ¿Habrás re-encarnado en Maikel?) pues solo ver el volumen asusta; sin embargo, al igual que en tantas Obras Maestras que propician prejuicio semejante, apenas iniciamos a deslizar la vista y desde sus primeras palabras, quedamos atrapados, dada su escritura amena que nos hace recordar que la literatura es arte, y que de ello no escapa la literatura científica, que se potencia mucho más al consagrarse como arte; así como por su solidez argumental y el aprendizaje con que nos sentimos crecer durante su lectura. Todas estas dificultades, y otras, exigen ahora a Pro-Signvm vestirse de lujo para su presentación.
Al ser mi entrañable tutorado y al mismo tiempo mi superior (solo los limitados hallarán contradicción en ello) como director fundador de Pro-Signvm que ya cumple siete años de vida, a fin de evitar prejuicios que siempre sobran, insistí en colegas cubanos y extranjeros que disfrutan del más merecido prestigio y discernimiento para redactar el prólogo puntual a estos folios… no ha sido fácil, pero el producto final lo amerita: hace 12 años cuando ya a aquel mozalbete así lo percibí y no ha hecho sino ratificarse cada vez más, le advertí de esta, una de las tantas barreras que tendría (tiene) que vencer dadas sus tantas virtudes y en este caso, la de todo pionero. Insistimos en ser jueces, y ante tan novedosos temas y análisis por convincentes que sean, el temor del equívoco frustra la intrepidez de los creadores y entre ellos, de los promotores, lo que tan lamentablemente, tanta obra ha malogrado antes de tiempo. Olvidamos (a veces, no exento por arrogancia) aprovechar la espléndida oportunidad de continuar aprendiendo de nuestros estudiantes (y de los niños, de los animales, de los llamados discapacitados y nos incapacitamos nosotros mismos… del mundo en general) y sobre todo de nuestros discípulos (aquellos profesores que han sabido ganarlos) y más en este, que suelo presentar como el mejor de los míos y a menudo, mi Maestro en tantas aristas… como esta. |
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Era difícil esperar de otros colegas, por excelsos que sean (que lo son) que enfrenten tanto reto y sobre todo (conflicto de más) en el tiempo debido que el libro requiere para su impresión; un valor de más que reconozco a un intelectual de primera línea y marca mayor en la cultura cubana como lo es Acosta de Arriba, y que de alguna manera, en su momento, también funcionó similar para mí, no más que “a pura obra”. Apasionado convencido y garante de la labor de Arista-Salado, sí deseo sumarme a los comentarios que constan de otros entre los expertos convocados y que aquí aprecian un extraordinario esfuerzo que yo diría empeño (no menos decisivo), pues su talento no demanda de demasiado esfuerzo, y diría más aún: resultados contantes y sonantes, profundamente enriquecedores desde el mismo rigor metodológico que lo distingue, base (arrolladora, es de agregar) de una investigación importante como tesis doctoral aunque a mi juicio, orgánicamente, las academias no debieran trazarse el objetivo de tesis que suelen degenerar industrias desdibujadas, ni premio alguno, sino reconocer como tales los que así lo merezcan aun cuando no haya sido la meta original, sino resolver problemas reales del mundo en que vivimos, como es este ejemplo; y ferviente, uno mis votos a tales cofrades para que en vez de los bloqueos que le originarían las miserias humanoides (las que he definido en mis ensayos previos), a Arista-Salado no le falte la ayuda receptiva en Cuba (la Asociación de Comunicadores Sociales llegó a organizar cursos de protocolo y ceremonial, y sin dudas otras muchas instituciones y sensibilidades fecundará) y en otros países, puesto que estas páginas son un tributo a todos nosotros y como todo lo auténtico y por tanto valioso, cruzan fronteras sin necesidad de visado.
Otro valor tienen las novedades de Arista-Salado: en el proyecto inclusivo (el único que permitirá la sobrevivencia) del mundo contemporáneo, esta, como toda su obra, milita activamente contra las discriminaciones y que, como igual he apuntado en otras tribunas, trascienden con creces aún al imaginario actual y son temas subvalorados y hasta marginados por la comunidad científica. Ensalzar la profundidad de su continuo análisis crítico (de las fuentes, mas también de todo lo que aborda y en todo momento), un mérito en otro autor, ya es en este, una norma incorporada y desarrollada con grandes aciertos cuya razón evidencia, pues bien sabe que si no es crítico, no es análisis. Solo así logra aportar toda una genuina conceptuación cuyo clímax esencial alcanza en la página 24 (no en balde en el muy bien llamado e ineludible “análisis introductor”, que satisface toda expectativa) tras una exquisita teorización (más que teoría) del protocolo, ceremonial y etiqueta y sus relaciones intrínsecas, cuya aplicación luego extiende a valorar en las diversas esferas de la vida, a partir del estudio de caso cubano, adjunta toda una minuciosa disección casi microscópica a la estructura y todo el aparato categorial propio al devenir epistemológico que desmenuza una a una ante nuestra vista, con milimétrica precisión de Rayos X y de todo lo cual logra uno de sus momentos más sublimes: la sistemática, en relación sistémica con lo que ha introducido en textos previos (recomendables consultar) como Simbología: otro de sus grandes aportes a la Humanidad.
Se afilia a una experta de talla mayor como Dolores del Mar, al afirmar que “Protocolo es Derecho”, lo cual comparto plenamente, y solo induzco al lector que no se queden en el sentido más limitado de la expresión en una primera lectura: ¿qué es el Derecho, sino regulación de la moral que para la convivencia, estudia la Ética… qué es, sino Ciencia, que en el mundo actual, solo puede serlo en la interdisciplinariedad? Apunta a la formación de sus estudiantes (¿qué somos si no, sus lectores?) la universalidad de la ciencia, y al mismo tiempo, su eternamente imprescindible contextualización: una real cédula del siglo XVI está basada en valores muy distintos a un ceremonial diplomático republicano, y sin embargo, hay tradiciones que perviven y transculturan recontextualizadas en el tiempo. Como decía Felio Vilarrubia: el protocolo y el ceremonial constituyen la plástica del poder; en ese sentido, el estudio de los ceremoniales nos ayudan a determinar las jerarquías en tiempos lejanos, las costumbres de aquellas épocas y cuánto ha sobrevivido hasta nuestros días, base forzosa de nuestro patrimonio actual.
Por tanto, más que tradiciones e identidad, Arista-Salado nos descubre al protocolo como genuino patrimonio de cada pueblo. O sea: el Protocolo es (también, y por definición casi por extensión) Ética, Historia, Arte, Estudios Culturales, Politología… y mucho más. No en balde Arista-Salado cita un Tratado de Urbanidad que ya cuenta con más de siglo y medio como el primer antecedente teórico cubano, y como demuestra su pluma, es también cultura popular, e inclusive enriquece aún más al operar en la práctica lo que en textos previo he conceptuado como “culturas animales” (página 19; 20-21; nota 18 en la página 22; 106) y más allá de la fauna, la cultura ambiental (y la seudo-cultura anti-ambiental) que el protocolo sanciona (p. 52, entre otras), por lo que este compendio cierra filas con la mayor actualidad y urgencia del mundo de hoy.
Buen comunicador, Arista-Salado se revela también como un docente que nos hace cuestionar la manida frase de “educación formal” (toda educación tiene forma y contenido) por la quizás más aceptable, educación formalista, o tal vez re-pensar otra propuesta más ajustada. Como uno de los grandes por naturaleza, se apropia de toda la escena para conducirnos en un capitulario en el que se suceden monografías (cual actos de un magnífico ballet) sobre el Protocolo, Ceremonial e Historia del Protocolo y Ceremonial de Estado en Cuba, y que remonta (a pesar de que aún hay supuestos estudiosos que insisten en obviar) breve, pero contundentemente lúcido, a los milenios de indoamericanos en Cuba, para luego profundizar en el protocolo con que (entre otras tantas formas de la cultura) España legó para el ulterior protocolo cubano, en el arduo bregar hacia una nacionalidad cubana y de aquí, al independentismo: no seríamos cubanos sin España (aunque no solo), y aunque después fuera contra (el colonialismo de) España. De particular interés en todo sentido resulta su acápite “Las Repúblicas en Armas” (por primera vez se trata el ceremonial mambí: otra inmensa contribución a los poquísimos que hemos enfocado al mambí como cultura), uno de los aspectos en estas y otras áreas similares (hasta ahora y con este tratado), más desvalidos, que ya es mucho decir… realmente, anulados en la invisibilidad por la miopía, cuando menos, y carencias metodológicas de quienes debieron ser precedentes a este joven autor, que es quien aquí lo salva.
Al examinar la República, sus últimos 35 años parecen caer en el olvido… pero lo salva el índice legislativo: unas 120 disposiciones jurídicas durante medio milenio que han regulado el protocolo y el ceremonial de Estado en Cuba, además de normas que no son propiamente cubanas, pero que tienen relevancia en el ámbito de los dominios españoles de Ultramar, como los ceremoniales de Manila, Buenos Aires, México y Guatemala, el que se hace extensivo a Cuba y Puerto Rico; todo lo cual en su orden cronológico gana claridad, y aprovecha el método histórico-lógico que le permite detectar las raíces y evolución de los valores actuales y para estudios comparados, lo que es propio o único en cada localidad. Algo similar sucede con el período revolucionario.
No nos equivoquemos: no ha sido su intención (no por ahora) pues aunque no lo parezca, Arista-Salado se ha contenido en esta primera obra (¿mínima? La modestia del autor puede confundirse con sentido del buen humor, que lo tiene: pero aquí no es intencional); sí, porque quien conoce su fértil y ágil ritmo creativo explica su peculiar sistematización, uno de los rigores que han de identificar a toda ciencia en su consecución (no basta una tesis), por lo que es uno de los raros autores que en verdad, lo logran. Así nos percatamos de que estamos ante un sembrador: es este su tercer libro (sin desglosar en tomos) y ya ha abordado temas tan aparentemente distintos pero que logra hilvanar en una unidad simbológica: heráldica, condecoraciones y derecho honorífico, y ahora protocolo y ceremonial; no me extiendo en sus tantos artículos sobre vexilología, numismática, falerística y otros, en todos y cada uno de los cuales se vislumbran enciclopedias. No es esta la excepción: no estamos sino ante la primera de la que será otra de sus antologías. Es una exhortación de Pro-Signvm.
Otro de sus valores es el sentido dialéctico y sencillo (es sin lugar a dudas, fundacional, pero nada más lejos del protagonismo excluyente) al inducirnos más que simplemente dejarnos abiertos, a incursionar en tantos y tales caminos, sin permitirnos el imperdonable lujo de perder todo el rigor con que esta obra ya se promete como un clásico de estos estudios en Cuba… y sin ningún temor a equivocarme, en el mundo. He tenido el privilegio de verlo madurar desde su adolescencia (cuando ya era así) para tan sustanciales ramificaciones, de las que ya cuenta con varias cosechas en una variedad de nutrientes que semejan ser bien distintos, pero que divierte y enamora a un tiempo… otra cualidad insoslayable al arte, a la ciencia y a toda genuina cultura, para garantizar resultados óptimos como estos. Pienso con tristeza cuántos otros talentos, genios incluso, no hayan llegado a nosotros por culpa de la mediocridad de cada contexto: la Humanidad y todo el planeta en que convivimos, sería mucho mejor. Por fortuna, Arista-Salado es de las excepciones que hacen la Historia y el progreso de todos y para todos.
Finalmente, si he incursionado en las novedades de Arista-Salado en esta obra, no habría excusa para obviar uno de sus mayores y más sistemáticos aportes justo para sistematizar y nuclear creadores de tantas obras como estas, si bien al referirlo fundacional, ya lo anunciaba, aunque no se lea en el presente texto: Pro-Signvm, entidad que desde La Florida y sin fines de lucro, despliega para todo el orbe las banderas de la Simbología, para todo lo cual Arista-Salado queda como el progenitor desde su misma concepción, y como padre justo y amoroso, cría con celo profundo su obra que ya vemos, trasciende con creces a este volumen, el cual constituye un eslabón más en el crecimiento y maduración de Pro-Signvm, que ha logrado reunir colecciones y talentos diversos tal vez, para un futuro museo; realizar eventos propios y hacerse sentir vigoroso en otros en diferentes países; publicar libros suyos y de otros autores, cubanos y de otras nacionalidades, con loable y necesaria irreverencia a las burocracias, esteticismos y otros dogmas castrantes, solo en pos del desarrollo, la integralidad y las inclusiones mucho más dichas que hechas; se pronuncia hacia la música y los audiovisuales…
Y en todo esto, hay que decirlo, este libro es un hijo de Pro-Signvm, antecedido desde La Habana por su publicación (también sistemática y sistematizadora) Plvs Vltra: Revista Cubana de Simbología (2005-2009, que despunta un imperioso segundo período en Pro-Signvm), órgano de nuestra sección de base municipal de la Unión de Historiadores de Cuba en Plaza de la Revolución, a la que a su vez llegó por obras previas, ya sólidas… esto es: como suele suceder en la genuina cultura, y para ubicar su exacto lugar en toda su obra (como es apreciable, bien difícil… pero, ¿quién ha dicho que los sueños son fáciles? Y no por ello, dejan de ser el motor del mundo), tampoco podríamos decir que Pro-Signvm, ni siquiera Plvs Vltra, sean sus primogénitos… pero después de todo, ¿qué importa esa distinción? Todas y cada una de ellas constituyen escaladas ascendentes que se impulsan entre sí y aún más, arrastran consigo a quienes de pronto, somos sus discípulos por convicción. Lo ha ganado. Y es aproximadamente un lugar similar el que ocupa la pesquisa que hoy, colocamos en sus manos: un peldaño más, pero indispensable en el vasto sendero que ya parece extenso… pero solo está iniciando; así de prometedor es. En efecto: el protocolo, el ceremonial y la etiqueta, no podían faltar a los tópicos con que ya atesoraba nuestras arcas, con todos sus aportes en todas y cada una de ellas. Y repito: es solo el inicio, también, de todas y cada una de ellas. Es por lo que no se puede evaluar menos que fundacional.
Esta semilla, como toda obra genuina, ya pertenece a la Humanidad, y debe ser libre, y volar al infinito… aunque se nos vaya de las manos y otros amantes les llenen de nuevas flores y frutos, y es, probablemente, lo mejor. Siempre sucede así con los hijos, que no por ello nos abandonan ni dejan de ser nuestros hijos. Si es que humildad ante la Creación y orgullo de Creador pudieran entenderse en una sola emoción, concédaseme en este caso, tan singular privilegio. Solo olvidaste, Maikel, decirme, ¿dónde encontrar las normas de protocolo y ceremonial que requiere una presentación digna de esta, tu tamaña obra? |
Avelino Víctor Couceiro Rodríguez
vely175@cubarte.cult.cu
Publicado, originalmente, en el Portal Cubarte
http://www.cubarte.cult.cu/ , el 26 de
Septiembre de 2008
Autorizado por el autor, al cual agradecemos.
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