Una Educación Progresista, como camino a la equidad social |
“Educar
es formar al hombre hasta su estado perfecto en cuanto hombre, que es el
estado de la virtud”. Santo Tomas de Aquino |
Educar
es sin duda la transformación permanente y en lo posible sistemática y
razonada del ser humano;
mujer y hombre , hacia una constante , hacer el bien, es decir
partiendo de la emoción ante la vida y el aprendizaje, pasar a ser
un sujeto que conoce, reflexiona, critica, participa y propone
activamente en el proceso de enseñar y aprender
y con ello se inclina al
progreso social y la democracia económica y política de la comunidades y
de la sociedad. En palabras de Santo Tomas,
propender al bien o sea la virtud. (
Suma Teológica, parte III, cuestión 61, artículo 1). Siguiendo
la misma línea argumentativa, GEA – Atacama, piensa que
la educación es el proceso critico
- participativo de enseñanza aprendizaje,
para la promoción del ser humano y la creación de un sociedad más
fraterna. En esta línea se plantea también El Doctor Juan Casassus,
quien ha venido exponiendo como
tesis de su pensamiento pedagógico ;
que en la medida que existe apertura y
un clima emocional
pertinente, donde se
den fuertes anclajes emocionales, habrá buen
aprendizaje. De
esta forma la educación como ciencia y como acto humano,
podrá detenerse de la vorágine competitiva -
globalizadora y
reflexionar que busca: éxito en
los ranking, éxito en
el ingreso a las universidades, o se decanta
por el ya mas que dudoso concepto de calidad,
termino extraño y
exportado de otras ciencias y cuya aplicación en educación
ha sido no solo incomprensible ,sino que un escollo para una buena
educación. Esta propuesta, de una educación con base en lo social , a
partir de las emociones, también
encuentra apoyo teórico - practico en las investigaciones y acciones pedagógicas
de la corriente de la educación
democrática, progresista y
antiautoritaria, al respecto se
puede revisar ampliamente desde principios del siglo XX, partiendo con
John Dewey, Alexander
Neill y su Summerhill, Jean Piaget, Joel Spring, Iván Ilich, Paulo
Freire, entro otros,
quienes postulan que
en un ambiente de grata emocionalidad, lógicamente quien enseña
se siente cómodo y en un máximo como educador, y el que aprende derriba
los muros de la distancia y logra un potencial cognoscitivo, a la vez que
se humaniza. De esta forma el enlace
emocional es un componente troncal
cuando se emprende proceso de educar,
y por lo tanto debe
ser incluido como parte del diseño o planificación
para lograr aprendizajes
profundos (Cf. Beas, Santa Cruz,
Thomsen y Utreras, 2003) y significativos, nos parece que
afortunadamente esta afirmación es extrapolable a
cualquiera de los niveles de la educación formal, incluso
informal. Otro
hecho que advertimos es que ya no es
posible y hasta poco riguroso,
hablar solo desde la óptica de las ideas, ese
sola mirada ya no sirve, en
palabras de cientista educacional Dr. Wilfred Carr Hay que oponerse
a la tentación de hablar desde
el escritorio, hay que
abandonar el aislamiento y la ignorancia autocomplaciente,
ya
que la teoría es una dimensión indispensable de la práctica
( Wilfred Carr, 2002).
De allí la necesidad
y lo fundamental de contar en
cualquier reforma, estudio, o
propuesta sobre educación con
la opinión y el concurso del colegio de profesores, actores protagónicos en cualquier actividad sobre lo educativo, por que como lo
expreso el pedagogo
Soviético, Anton
Makarenko: El
profesor es quien crea y
organiza la colectividad, y allí se produce el circulo virtuoso del
aprender. No
es posible seguir con un tipo de educación que evita lo social y político
( en cuanto a participación, individual, comunitaria y social), y pone el acento en la competencia, en las mediciones estándar
y no en la colaboraron, así
creamos una sociedad individualista,
frustrada e inhumana, lejana
a una emocionalidad creadora. La emociones en educación, dice Juan
Casassus, es el principal factor que explica las variaciones en el
rendimiento de los alumnos, las emociones sirven para pensar mejor. ( Casassus
, 2007, Pág. 239). Por
ello una buena educación es una educación social que propende al bien, e
inclinarse al bien es buscar una alternativa de progreso, distinta
a lo que hoy existe, donde el mercado
nos ha querido hacer ver esta tipo de educación
como lo valido y lo moderno, a pesar de estar absolutamente en
contraposición con los
principios básicos y verdaderos de la educación y la pedagogía, que
siguen siendo; La Justicia ,
la participación, la tolerancia, la democracia
política, social y especialmente económica, en suma
el bien para la integralidad humana. Bibliografía
Referencial. BEAS,CRUZ,THOMSEN,UTRERAS:
Enseñar a pensar para aprender
mejor, Ediciones Universidad Católica de Chile, 2003. CASASSUS,Juan:
La Educación del ser emocional,
Ediciones Índigo / Cuarto Propio , 2007. CARR,Wilfred:
Una Teoría para la Educación,
Ediciones Morata S.L., 2002 TOMAS
DE AQUINO, Santo. Suma Teológica,
Reedición TRILLA et al. El legado pedagógico del siglo XX a la Escuela del siglo XXI, editorial Graó, 2005 |
Prof.
Guillermo Cortés Lutz
Doctor en Historia - Académico
e Investigador Universitario
Grupo de Estudios de Atacama GEA Copiapó – Chile
gea_atacama@yahoo.es
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