"Nada logra desplazar el cansancio de la memoria" |
1.
¿Helio Gallardo Poeta? Conociendo
la trayectoria académica y la producción bibliográfica, así como la
intensa actividad docente y periodística en el análisis sociopolítico,
de Helio Gallardo, muchos fuimos sorprendidos con la publicación de su
primer libro de poesía, "Adquisición de un automóvil"
(Ediciones Perro Azul, San José, 2001). De hecho, son muchos los lectores
"serios" de sus numerosos ensayos sobre la realidad social y política
popular de América Latina, o de los agudos y mordaces artículos en el
Semanario “Universidad”, o en el mensual “Ojo”, quienes aun se
niegan a reconocer a Helio como poeta. Por supuesto, aquí pesa mucho el
nefasto prejuicio de la seudo academia y de los "intelectuales
duros", quienes ven en la poesía un género menor, un pasatiempo
interesante, un ejercicio vago e infructuoso, un quehacer de excéntricos
e iluminados, una esfera para bohemios malditos, es decir, una actividad
“irracional”. Esos prejuicios se entrelazan con la aureola de
solemnidad que suele rodear a los intelectuales en el ámbito de las
Ciencias Humanas en general, donde el "pensamiento" es el centro
privilegiado de la cuestión, y donde las emociones no tienen cabida. La
ternura, la rabia, el amor, son palabras expulsadas de "La República"
académico/política del cálculo y la razón. Todavía
peor: resulta que Helio no solo se deja publicar un libro de poesía, sino
que insiste con el segundo, "Para subir al Jomalú" (Ediciones
Perro Azul, San José, 2002). Y ahora nos viene con el tercero, que es una
suerte de antología ampliada: “All ¿together? now”. Y más grave aún:
su poesía no está contenida por versos trascendentes de vibración lírica
con función autotélica. No. Nos receta una poesía descarnada,
corrosiva, espesa, obscena, con léxico coprolálico o escatológico. ¡Horror
de horrores!: ¡su poesía también es política! Así tenemos que, además
de asumir la triste tarea del Poeta - triste en tanto sabemos que la poesía
es un oficio marginal en la sociedad capitalista globalizada - Helio
Gallardo lo hace desde la impugnación y la resistencia ante las diversas
formas en que el poder se ejerce. En otras palabras, el Poeta es
absolutamente coherente con el pensador y analista social, en tanto
conjura la violencia ejercida desde el poder con recursos semióticos -
ternura, rabia, amor - que son respuestas a las condicionantes del mismo
poder. Su poesía está concebida como una expresión de resistencia, como
un testimonio contra el olvido, como una posibilidad de soñar aun en el
centro de la pesadilla. Por
eso para muchas personas es difícil aceptar que este señor de origen
chileno, productor de textos sociopolíticos y de una carrera docente
universitaria impecable, se convierta, de la noche a la mañana, en Poeta.
Mucho menos aceptar - en un país donde la poesía (así con minúscula),
salvo serias excepciones, ha sido la metáfora retorcida, la imagen
oscura, el romanticismo trasnochado; en otras palabras: el
trascendentalismo egocéntrico de un círculo cerrado de amigos que se
publican a sí mismos y se reparten los principales premios nacionales o
se los conceden a sus discípulos - que eso que publica como poesía, en
realidad sea poesía. Se vuelve sospechoso que de repente, "después
de viejo", y sin haber frecuentado ningún círculo literario, ningún
taller de poesía, ni tener relación alguna con la
"literatura", Helio Gallardo empiece a publicar un tipo de poesía
que rompe con el canon costarricense y la estética oficial. Sí señores,
y señoras, sospechoso, demasiado sospechoso. 2.
Adquisición de un automóvil contrapoesía: En
su primer libro de poesía, Adquisición de un automóvil, (desde el prosaísmo
de su título ya nos enfrentamos a una poesía contracorriente) Helio
Gallardo nos invita a subir a un nuevo auto - no tan futurista como pensaría
alegremente Marinetti - donde la poesía transita por la irónica mirada
del hombre y del paisaje, devastados por el olvido. Es un libro corrosivo
y ácido, incómodo como nos lo advierte la Poeta Ana Istarú en la
Presentación del mismo, donde asistimos a la prepotencia del poder, por
supuesto patriarcal, que confunde su falo con un arma de grueso calibre,
expresándose en Chile, en el Magreb, en la China, en Hollywood, en
Acatenango, en la Plaza de San Pedro, en El Salvador, o en la misma Costa
Rica donde la democracia es tan frágil que Si usted la coloca junto a una
estufa encendida / la noción se derrite / y se convierte en doce o trece
pozas rosadas. Pero
en esta nueva Poesía no solo se alude, y se enjuicia al poder. Mejor
dicho, porque se alude y se enjuicia, es decir, porque se conjura la
sombra genocida del ejercicio del poder, especialmente en América Latina,
aparece una serie de personajes provenientes de los sectores populares:
obrer@s, campesin@s, intelectuales, estudiantes, guerriller@s, putas,
homosexuales; personajes invisibilizados en las "literaturas
nacionales" salvo (otra vez), serias excepciones; productores y
luchadores todos y todas por un espacio más humano donde "una
ternura intensa cruza el odio que construye la victoria". Es una Poesía
de lucha y de resistencia. Poesía combativa y combatiente. Pero, para aquéllos
que temen un libelo gratuito, un panfleto inflamado, me apresuro a
subrayar que, lejos de ese facilismo retórico de cierta poesía de
"denuncia", Gallardo el Poeta, hace gala de un lenguaje
elaborado con imágenes sorprendentes y con una evidente complejidad sintáctica
que rompe con el simplismo de ciertos textos diz que poéticos. Es una
poesía dura, provocadora, disonante, con un lenguaje subversivo, por lo
tanto de ruptura, pero que no desdeña la nostalgia de la niñez ni la
placidez de la "húmeda memoria". Definitivamente estamos ante
una Poesía a contrapelo del discurso adobado y sobado de lo sancionado
como poético, producción contracorriente en el ámbito de la creación
poética costarricense. Tanta es su provocativa inversión del lenguaje
tradicionalmente "poético" que estoy tentado a llamarla "Antipoesía",
tal y como denomina su poesía otro gran creador chileno, Nicanor Parra,
cuyo aliento circula por el subtexto de este primer poemario de Helio. Pero
la provocación, obviamente, no se queda solo en la forma (ya lo sabemos:
no podemos desligar forma de contenido). Vamos al contenido: el asedio del
sexo o el sexo como mercancía y lucha de clases; el asesinato del amor,
de la ternura, del placer; el racismo abierto o solapado; el artista
"ligth" o liviano; la doble, cristiana y criminal moral de los
poderosos; la misoginia y la homofobia. En otras palabras, temas
prohibidos, o vedados, para la poesía en el canon del buen gusto y de la
estética complaciente que priva en los cenáculos literarios, en los
claustros académicos, en los suplementos culturales de pose y lentejuela,
en las esferas intelectuales institucionalizadas, esas donde pululan los
"ligth" que, precisamente, medran a la sombra del poder. Además,
y ese es otro de los valientes aportes de la Poesía gallardiana, ese
contenido rupturista y provocador se realiza desde una visión
corrosivamente humorística, con el sarcasmo propio de quien sabe que el
humor no cuadra a las esferas del poder, mucho menos a los sátrapas y
"hombres fuertes" del animalario político latinoamericano. Ese
humor, sin embargo, comporta cierto regusto adolorido, que puede ser
brutal pero siempre contenido en la medida de su propia sobriedad, es
decir, a pesar de su aspecto desabrido y ácido siempre conserva un
refinamiento en el uso justo de la palabra. Y como si esto fuera poco, esa
acidez nos lleva a veces a un tono menor, confesional, donde el hablante
nos susurra sus debilidades y sus torpezas, sus desengaños y sus
traiciones, a la par de la denuncia abierta y de la “desconstrucción”
del discurso oficial de la prensa y de los medios empresariales de la
comunicación masiva, con toda su parafernalia tecnológica. Poesía
corajuda, como un golpe seco en la penumbra, pero sin descuidar la técnica
del golpe ni el guante, es decir sin perder la contención y la elegancia,
porque "lo cortés no quita lo valiente". Poesía ambigua como
todo verdadero arte, provista de esa opacidad plurisignificativa necesaria
para una recepción y una lectura múltiples. Poesía a contrapelo, contra
la corriente, impugnadora de lo decadente de un sistema global donde hasta
la palabra se ha mercantilizado y se transnacionaliza impunemente. Poesía
adquirida en el crisol de la lucha cotidiana y simbólica, reverbero lúcido
de las culturas populares, donde la "voz ajena" se hace propia y
donde la esperanza no se pierde, brilla como estrella solitaria en un
cielo enturbiado bajo el efecto invernadero. 3.
Para subir al Jomalú: Si
Adquisición de un automóvil es ya un libro de ruptura, Para subir al
Jomalú es un poemario más que complejo y por supuesto rupturista. El
mismo consta de cinco partes: "América Central",
"Constitución de Chile", "Guerra de la Unidad Popular
chilena", "Dos cuecas referidas" y "Mirada vidriosa
baba era la muerte". Sin embargo, debo subrayar que la primera parte,
siguiendo una estructura cercana a la edición cinematográfica, o al énfasis
o "coda" de la composición musical, se repite al final pero sin
el nombre de América Central, simplemente con el nombre que da título al
poemario. Y me apresuro también a señalar que este poema ya se
encontraba en el primer libro "Adquisición de un automóvil",
lo que significa que hay cierta continuidad en el proyecto poético de
Helio Gallardo, o dicho de otra manera, ya en ese primer libro estaba el
germen de esta enorme sinfonía “Para subir al Jomalú”, como ahora se
prolonga en “All ¿together? now”, al incluir poemas anteriores. Este
es un poemario de la memoria, de la palabra como herramienta de lucha
contra el olvido. Teniendo como centro histórico y semántico el criminal
golpe de estado contra el Presidente constitucional Salvador Allende en
Chile "El once de septiembre de mil novecientos setenta y tres",
acontecimiento desencadenante de un proceso que llega hasta nuestros días
con su estela de dolor, opresión, miseria, terror, asesinados,
desaparecidos, esquizofrenia, vergüenza y desolación; el poemario va y
viene desde ese Chile de combate y derrota criminal, hasta una Centroamérica
de lucha y firma de una "pax" ilusoria, por lo tanto pervertida
desde su propia génesis. El ejercicio de la memoria se da no solo en las
imágenes desgarradas y superpuestas entre la lucha y el dolor, la
resistencia y el crimen, la canción y la tortura, la palabra y el fusil,
sino, y fundamentalmente, desde la reflexión que permite la distancia
para entender esa espantosa dentellada contra un pueblo que iniciaba la
construcción de una sociedad más justa y armónica, una sociedad que
continúa siendo soñada. Por eso la memoria es una relectura de los
hechos, una evocación y un cuestionamiento donde el hablante no juzga
simplemente, sino que interpela a todos los actores de esa oscura
circunstancia histórica, confrontándolos con el desencanto y la derrota:
"...pero en cierta forma la Unidad Popular era un cuento... no fue
conjuro destinado al desencanto... A la Unidad Popular le giraba agarrones
el imperialismo yanqui... En lo fundamental, sin embargo, la Unidad
Popular se mantuvo a la defensiva... La Unidad Popular no consiguió
apreciar esa desagregación última..." Texto
que puede leerse como un texto de historia reciente, al estilo de la mejor
épica o narrativa, “Para subir al Jomalú” es un poemario parteaguas
en la poesía costarricense, no solo por las cualidades de sintaxis
compleja y renovadora y de ensamblaje de imágenes con una sobriedad que
va más allá, o más acá, de las experimentaciones posmodernas, sino
porque incorpora a la tradición de la poesía social y política el análisis
y la reflexión de hechos acaecidos históricamente y de personajes aún
vivos en una cotidianidad casi cinematográfica, a veces televisiva o
periodística. Es una poesía reflexiva y corrosiva que evoca y cuestiona,
que canta y desencanta, que explora y reclama, que susurra y grita; es una
relectura de sí misma y de la historia colectiva a partir de la misma
poesía, o de la “Antipoesía”, por lo tanto memoria poetizada que nos
conmina a no olvidar la tragedia ni “a sus muertos y sosteniendo la
esperanza”. 4.
All ¿together? now: El
título del tercer libro de Helio Gallardo, título de una de las
canciones del célebre grupo musical “The Beatles”, solamente que con
el vocablo together (todos) en signos de pregunta, es, a partir de la
misma enunciación (interrogada), una relectura de la juvenil alegría
psicodélica de los muchachos de Liverpool, desde la angustia
tercermundista ante un mundo unipolar amenazado por el mayor imperio
conocido hasta ahora. Y nuevamente, como parte de ese proyecto de
prolongación poética que hemos destacado, el autor inserta poemas ya
incluidos en sus libros anteriores, como Violeta Parra (aquí sin el número
romano I de Adquisición de un automóvil), Conciertos gratuitos,
Facultades extrañas, Entrevista con Rodney Arismendi, y otros que el
lector sabrá reconocer. Lo
anterior nos prepara, o nos previene, de alguna manera, para un concierto
en analogía con los grandes espectáculos del rock. (It$ only rock’n
roll, mae reza uno de sus poemas). Ciertamente el concierto no será
solamente de rock, ni con una sola banda. La polifonía y la poliritmia
serán el distintivo de este “concerto grosso”. Cientos de voces subirán
a la tarima para entonar, o desentonar, sus cantos, susurros, desencantos,
sonidos crujientes, sueños, gritos y aullidos. Desfilarán las grandes
estrellas de la farándula internacional retransmitidas por CNN (Pinochet,
la CIA, Kissinger, Simón Pérez, Condoleezza Rice, Bu$h, Colgate-Palmolive,
Coca Cola Inc, etc.); pero también harán uso del micrófono Don Quijote,
Sandino, El Ché, Hugo Chaves, los Zapatistas y cientos de héroes,
trabajadores, indígenas, mujeres, precarizados, asesinados, torturados,
emigrantes e indocumentados: personajes del underground, de la resistencia
cultural y la contracultura. Ingresamos, entonces, a un megaconcierto sui
generis (pero no del célebre grupo que integró Charly García): la
disonancia, lo corrosivo, la protesta, el dolor y el sarcasmo será lo
privilegiado, alternando con ritmos de Acid rock, Etno rock, Punk, Trash
metal, Grunge, Garage, Blues, Soul, Rap, Ská, Regaetón, Tango,
Candombea, Mambo, Cha-cha-chá, Danzón, Salsa, Merengue, Cumbia, Cueca y
Trova, entre muchos otros. Otra
vez se pasa revista a la historia pero “desconstruyéndola” desde un
todavía precario que también impone mordazas a la libre expresión y al
recuerdo. La historia se poetiza, es decir, se analiza desde el verbo
posible para comprender lo sucedido y conceptuar lo viable en ese devenir
dialéctico desde la Unidad Popular de Chile hasta los pueblos
latinoamericanos y de todo el planeta. Pero la teoría política y la
sociología explotan, más bien se expanden, en un enjambre de imágenes híbridas
que cuestionan y remueven las entrañas de la misma historia. Y desde esa
historia surgen los héroes: Salvador Allende Gossens quién “Dirigió
la defensa de la casa de la ley” y sus compañeros caídos en el
criminal golpe de estado donde, reiteradamente, como porrazos de la
reminiscencia, “Mirada vidriosa baba era la muerte”. Del
espanto y el dolor, como experiencias necesarias contra el olvido, se
avanza hacia “el principio de causalidad” con el humor gallardesco que
ya hemos señalado y que no terminamos de celebrar. Léase si no, ese
notable poema denominado “A la hora de poner dijo la gallina”, donde
con hipérboles y oposiciones semánticas no solamente se desacraliza la
historia, sino que se reinterpreta el mito religioso y se contemporiza la
explotación transnacionalizada desde el mismo mito, pero buscando la
liberación y la esperanza al humanizar a Mahoma (“indocumentado”) y a
Cristo (“sin madre reyes ni cordero”), colocándolos al lado del Ché,
mejor dicho, colaborando y apoyando su retirada y su necesario retorno. O
si aún no es suficiente, les invito a degustar el portentoso “Chancho
quemado” (odio la libertad de prensa), donde se relata la leyenda de
“Rasputín puto… macho viril espléndido”, en situación francamente
antipoética, grotesca, e incendiaria, pero agudamente aleccionadora. Si
pudiésemos resumir en conceptos la pluralidad semántica de este nuevo
poemario de Helio Gallardo, diríamos que su signo distintivo es la
desacralización. Desde la polifonía, la poliritmia y la hibridación, el
poeta nos recuerda (y este es un vocablo al que siempre volveremos en la
poesía gallardiana: recuerdo, memoria) un mundo desgarrado por las
intervenciones del imperio o las balas perdidas que intentaban asesinar al
Papa. Multiplicidad de voces desmontando - con ironía, a veces grotesca;
parodias; intertextos; pastiches; hipérboles desde el bajo vientre y la
sexualidad ¿pervertida?, las “carnes tolendas”, pero no del adiós a
la carne, sino la celebración paródica del cuerpo como en el carnaval, y
la saña de un sistema que lo sataniza a favor del capital: la cuaresma
perdura 365 días para las clases populares y los excluidos - la historia
escolar narrada, es decir secuestrada, ocultada, por los medios masivos de
comunicación comercial. Dicho de otra manera: las culturas populares con
su áspera franqueza, disputándole su visión a las transnacionales de la
información y el divertimento, sea la cultura de masas, sin ceder un ápice
a la cultura de élite, más bien confrontándola donde más le duele. “La
voz ajena” de Mijail Bajtin (Orel 1895, Moscú 1975), el crítico y
ensayista literario ruso silenciado por el stalinismo, sea, la voz de la
plaza pública, se disloca por todas las perspectivas posibles,
rescatando, con sarcasmo y energía popular, la memoria como componente de
una nueva historia, ésa que nos ha sido birlada por la violencia
estructural, la seudo prensa, la academia new age empresaria y la versión
oficial. Es el torrente de la voz popular, no como “doxa” sino como
sabiduría, que recela de lo preestablecido y oficioso, junto a la voz del
hablante poético (o si se quiere, el segundo cediéndole la voz a la
primera) quienes desarman lo sacro y lo canónico del discurso dominante
para abrir nuevas perspectivas a la interpretación de nuestra historia
reciente. Pero sin perder la emocionalidad y la imaginación
(verosimilitud) poéticas, ni la mordacidad lúdica. Ese
torrente corrosivo pero lúcido, ingresa al océano de la poesía como hálito
refrescante que pone en remojo todas nuestras certezas acerca de la
realidad. Pero, y he aquí una enriquecedora paradoja: siendo poesía
eminentemente política su factura no es realista, se apoya, como ya lo
advertimos, en los principales logros y avances de las pos y
transvarguardias, con una sintaxis híbrida y resquebrajada, a veces áspera
y disonante; refracción de la historia fracturada por la ignominia en un
mundo caótico y absurdo debido al influjo del capital con su efecto
invernadero, multiplicado por la explotación y el descarte. Todo ello sin
evitar el simulacro, el hipérbaton, la hipérbole, la imagen superpuesta,
el intertexto, como herramientas para armar una propuesta altamente
cuestionadora, no sólo en términos “histórico-políticos”, sino en
remates semánticos y semióticos. Poesía con garra pues. Espesa. Corajuda. Furiosa. Al duro y sin guantes. Poesía sin trajes vistosos ni metáforas distinguidas o relucientes. Al margen. Abrevando en los sectores excluidos e invisibilizados como resistencia tenaz frente al olvido, el rechazo, la opresión y el estercolero. Ácida. Corrosiva. Brutal. No apta para lectores formados en la placidez, el confort y la trivialidad. Obscena. Pero viva. Tremendamente viva. Y sarcástica, como los mercados, las ferias y las fiestas populares. Fluyente como la savia de los árboles, la sangre de los pueblos. Reflexiva a partir de esa savia y esa sangre renovadas constantemente. Desde la lucha. Desde el cansancio de la memoria. Subversiva. Lúcida. Terriblemente lúcida. Contracorriente. A contrapelo. Poesía contrapoesía. Antipoesía. (Acá se cita a Nicanor Parra: Líbrese del plagio). Gallarda. Renovadora en todo caso. O como usted guste apodarla. Poesía. |
Adriano Corrales Arias
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