Carta a la esposa Adriano Corrales Arias |
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hablame
como siempre / decí que me
querés / ¿soy en tu vida remordimiento? Juan Gelman |
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Estoy
sentadito en un banco de niebla pensándote
conversándote extraviado conversándome
pensándome cautivo separado
de vos por la lluvia el
enjambre de cipreses
la punzada de la tarde aquí
reinventándome la fantasmagoría de las palabras la
magia del trance vértebra tras vértebra en
la piel de la herida perpetua la posibilidad del vuelo pajarito
/ machete que
volás con mi muerte alrededor de la mesa al
acorde de las horas intento
un gesto para tu cabello de lentejuelas
rostro de cristal azul para
tu voz adormecida en el teléfono intento
un desabroche del duelo en la cintura de tus ángeles espuelita
de mango en la noche de gangoche para
patrullar mis cementerios intento
pero retrocedo intento en el mangle de tu deseo litoral
encrespado por el temporal de tu vientre ola
que rueda y muere y rueda por todo el universo espera
la luz del encuentro en el fragor de los cuerpos dentro
de tu sexo de astros empapado por la semilla de polvo la
nieve amarilla del tiempo retrocedo
pero intento retrocedo cisne calcinado en los abetos canto
de rosario de reyes destronados estrella del sur palma venus cascada
de más estrellas astros estrellas que persigo para
descubrir nuestro pesebre sin mulas ni bueyes sino musgo hierba seca ciudad
fragmentada de los diciembres rehuyo
entonces pero peleo rehuyo empapelo
las paredes con estos ideogramas parpadeos
gritos contraespalda caballo desbocado en
tu falda salto lanza salto
caigo viacrucis
de luciérnagas vasos botellas velas apagándose cristus
rotos vírgenes
guardadas en anaqueles con azafrán de medianoche olor
a azufre sudor hierbabuena pasos en la otra habitación de arena golpeo
finta golpeo finta
paredes de humo
puertas de avena golpea
bajo golpean arriba golpeamos en el centro sombras
en la caverna me llevan
caigo
caigo
caigo
caído mi
descanso es una camilla sin descanso una camilla de niebla no
descanso los miércoles ni los sábados tu
santo es mi santo grial mirasol en el portal en el oratorio en
el altar de flores papel crepé con su mantelito de gamuza mirame
como rezo en tus rodillas me poso nuevamente en tus pechos beso
tus manos tus ventanas tus pies beso todo tu cuerpo lo
beso en la noche del milagro paseo
por tu jardín de alucinaciones con riesgo me incendio paseo
pero el milagro no sucede sucedo
fuego transparente interno externo no
me digás que sos arrepentimiento decíme
que me querés pero no en tus
secretos en
tus viajes de notas muertas en tus cadáveres no
por teléfono decíme que me
querés como
en aquél pueblo donde ahora dibujo incinero manoteo detallo
una vez más tus pechos tus volteretas en la almohada del silencio para
no despertar a la niña que llevabas por dentro dormida
a nuestro lado decímelo
suavemente
¿tenés remordimiento? para
ser como soy palabra de mis palabras aguacero
del recuerdo pasadizo de lo venidero fantasma
de tus desvelos
¿no me lo decís? por
construirme un hogar de palo en la selva de mis quimeras un
tálamo de viento en los devaneos del verso almohadones
de chocolate sábanas de menta con
tu nena en el escaparate o en la mesa del domingo con
mi desayuno a cuestas
¿no
me lo decís? no
me digás qué somos: ¿remordimiento? sino
qué seremos en esta avenida de ausencias palomita
de mi tristeza más oblicua aguatera
de mis fiestas de ceniza qué
seremos si esto somos: remordido remordimiento abríme
con tus decires para poder contarte mis insomnios caminatas
por la hierba
ronda en la madrugada de tus ecos abríme
con tu abrealmas para contarte más de cerca cómo
me caigo por dentro y peleo intento rehuyo peleo pellizcando
las noches para no recibir más que miradas soliloquios
de mi sangre donde me vierto cerrame
pues para no abrirte mis senderos de incienso alumbrados
apenas por tus ojos tus dedos de lucero cerrame
partera del barro poneme unos barrotes pero
decíme cómo seremos si
no me decís que me querés qué soy en tu vida ¿algo
más que remordimiento?
¿algo más? cerrame
pues como la madrugada que gotea golpea se
planta en mi acecho por los pasillos de las serpientes cerrame
/ abríme - abríme / cerrame curame
con tus hierbas poné tu imagen sagrada al sol a orar por nosotros por
nuestros pecados nuestras dudas nuestras deudas abríme
/ cerrame - cerrame / abríme para
que navegués mis páginas retrocesos en letras negras perfumes
malogrados café que no se asienta vení
a esta hoguera de febrero vení tomá mis manos maestrita consolame
con el desconsuelo que no consuela saboreá
estas lágrimas cuchillos apagados en la distancia apagame
/ encendeme / apagame / encendeme decíme
que no me querés que me querés que no que
yo soy otro el
otro alguien
que imagina tu vuelo los martes o los jueves tus
figurillas de arcilla en la casa sin paredes las
cariátides del último pabellón que no conoceremos el
piso de candela la escalera en flor el cielo en duermevela decíme
con tus dedos de agua apagame en este incendio oceánico apagame
o encendeme o apagame con tus guerreros del viento pero
decíme si hemos sido somos seremos arrepentimiento con
tus manos tus sueños con tus cantos tus anzuelos porque
me ahogo me esfumo porque me quemo decime |
Adriano Corrales Arias
Profesión u oficio, 2002.
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