Pueblos que no se olvidan
Federico Corral vallejo

Hay pueblos que no se olvidan

Pueblos como Macondo
—el de Aureliano Buendía— 
donde la sangre es historia
suspendida de un h
                          i
                           l
                            o 
desfile de maldiciones
en el corazón de Arcadio
en la vagina de Ursula 
y en el vuelo de Remedios

Lectura de cartas 
                       por un dedo gitano

Hay pueblos de casas blancas
de tejas rojas
                     de soles verdes
y árboles de chicle
donde la luz es ciega
y el aire sufre 
de presión b
                   a
                      j
                        a

Hay pueblos como Comala
donde un tal Pedro Páramo
sembró su semen
           en vientres fantasmas

Tartamuda y flaca la lluvia
aprendió el lenguaje del agua
y el campo taciturno 
           trashumaba sus auroras

Hay pueblos que no se olvidan

Pueblos como San Cristóbal 
donde la gente es blanda 
                         las piedras lisas 
           las almas vagabundas
y el miedo usa pasamontañas

Hay pueblos 
donde el pasado se niega a morir
y helos ahí deteniendo la guerra
                          y toreando el hambre
son estrellas de manos niñas 
de cara sucia 
                          y de panza triste
donde niños y mujeres 
                          pájaros y peces 
viven en espera de una bala

Hay pueblos que no se olvidan

Pueblos como Parral Chihuahua
donde la muerte indina
vestida de plata 
          le sacó la lengua 
metafórica y físicamente 
a “Doroteo Arango”
alias General Francisco Villa

Hay pueblos que no se olvidan

Pueblos como Aguas Blancas
          como Tijuana (Lomas Taurinas)
          como Hiroshima 
          como Kuwait
          como Irak
          como el D F
y como Ciudad Juárez 
donde la historia 
es un charco de sangre diluida

Hay pueblos 
de revoluciones y guerras inconclusas
donde la libertad es un tatuaje
                                 que cierra los ojos
y se hace de la boca chiquita
Pueblos 
donde los héroes 
                     como Zapata
se han vuelto slogan publicitario
donde la muerte es humo
y la vida un cigarro apagado

Federico Corral vallejo 

Sin fecha de caducidad, 2004

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