Pueblos que no se olvidan |
Hay pueblos que no se olvidan Pueblos como Macondo —el de Aureliano Buendía— donde la sangre es historia suspendida de un h i l o desfile de maldiciones en el corazón de Arcadio en la vagina de Ursula y en el vuelo de Remedios Lectura de cartas por un dedo gitano Hay pueblos de casas blancas de tejas rojas de soles verdes y árboles de chicle donde la luz es ciega y el aire sufre de presión b a j a Hay pueblos como Comala donde un tal Pedro Páramo sembró su semen en vientres fantasmas Tartamuda y flaca la lluvia aprendió el lenguaje del agua y el campo taciturno trashumaba sus auroras Hay pueblos que no se olvidan Pueblos como San Cristóbal donde la gente es blanda las piedras lisas las almas vagabundas y el miedo usa pasamontañas Hay pueblos donde el pasado se niega a morir y helos ahí deteniendo la guerra y toreando el hambre son estrellas de manos niñas de cara sucia y de panza triste donde niños y mujeres pájaros y peces viven en espera de una bala Hay pueblos que no se olvidan Pueblos como Parral Chihuahua donde la muerte indina vestida de plata le sacó la lengua metafórica y físicamente a “Doroteo Arango” alias General Francisco Villa Hay pueblos que no se olvidan Pueblos como Aguas Blancas como Tijuana (Lomas Taurinas) como Hiroshima como Kuwait como Irak como el D F y como Ciudad Juárez donde la historia es un charco de sangre diluida Hay pueblos de revoluciones y guerras inconclusas donde la libertad es un tatuaje que cierra los ojos y se hace de la boca chiquita Pueblos donde los héroes como Zapata se han vuelto slogan publicitario donde la muerte es humo y la vida un cigarro apagado |
Federico Corral vallejo
Sin fecha de caducidad, 2004
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