Por su parte, en una amena charla frente a un auditorio repleto de
jóvenes preparatorianos y universitarios, el creador del suplemento
cultural y ahora revista “El Búho”, Avilés Fabila, dijo: “Elena Garro
escribió un libro extraordinario, es autora de una novela traducida a
varios idiomas, ‘Los recuerdos del porvenir’, en 1963; de una obra de
teatro majestuosa sobre Felipe Ángeles y otros textos magistralmente
escritos. A Elena Garro, incluso no se le ha reconocido, pero es
precursora del realismo mágico pues ‘Los recuerdos del porvenir’ se
publicó cuatro años antes que estallara el Boom Latinoamericano con
Gabriel García Márquez y su ‘Cien años de soledad’ como máximo
exponente”.
René Avilés Fabila narró extensamente cómo y cuándo conoció a Elena
Garro, allá en 1964, “ya era una mujer muy polémica y pronto vi que su
vida se volvió muy polémica, por lo de la muy discutible delación de la
Garro respecto al movimiento estudiantil del 68”. La conocí durante una
discusión sobre la vía que Cuba había tomado con su revolución, que la
escritora sostenía con el embajador de Cuba en México”. De la plática
ella se retiró airada y entonces un grupo de jóvenes entre los que se
encontraban él y el fallecido Parménides García Saldaña, la abordaron y
fue cuando la vio por primera vez. “Era una mujer extraordinaria”, dijo.
El escritor comentó que para ese entonces las diferencias entre Octavio
Paz y Elena Garro eran evidentes, él más reaccionario y reflexivo; él
cercano al poder y ella más interesada por la injusticia social, por los
problemas del caciquismo, “en ese sentido, hasta en su obra es más
sucesora de Rulfo, pues le preocupaban más las paradojas de la
Revolución y la pobreza de los campesinos que los problemas filosóficos
y estilísticos que apuraban a Paz”, apuntó.
El escritor señaló que “México le debe a Elena Garro el gran homenaje
que merece, pero la sombra y la dictadura que Octavio Paz ejerció sobre
el ámbito cultural –y sigue ejerciendo—en México se lo han escatimado.
Elena Garro siempre fue una mujer a la que se le fueron cerrando puertas
y vivía apenas de limosnas en unas condiciones lamentables. Yo la vi
algunas veces. La busqué en París en 1989 y estaba muy renuente de venir
a México”.
“La fui a visitar, me dijo que sí me había leído, y ahí comenzó una gran
amistad que me permitió participar activamente en el regreso de Elena a
su Patria. Lo que sí es un hecho es que Elena se resistía vivir en
México, porque le asustaba el poder que tenía el gobierno para hacerles
daño. La fuimos convenciendo y la trajimos vía Guadalajara, y era mejor
no llegar directamente a la Ciudad México; fuimos un grupo muy pequeño.
Tuvo muy buen recibimiento en Guadalajara y en México. Los tiempos
habían cambiado. Para entonces Paz se había convertido en el tirano de
la cultura mexicana. Por años solicitamos dinero a distintas
personalidades, la verdad es que muchos dieron, hasta un judío
cardiólogo, que no quiso que ella supiera”, reseñó Avilés.
Reveló ante los asistentes cómo sucedió el regreso de Elena Garro con su
hija Helena Paz Garro; como fue el periplo de la escritora, sus
obsesiones, su talento y la lucha encarnizada que sostenía con Paz, las
autoridades de cultura y los corifeos del poeta y premio Nobel 1990.
“Había una aversión de Paz hacia Elena y hasta por su hija; además el
gobierno mexicano siguió teniendo distanciamiento con Elena, porque
nunca se le hizo el reconocimiento que merece como escritora, ni se le
dieron las condiciones necesarias para que viviera de lo que sabía
hacer”, prosiguió el escritor.
Así, entre anécdotas, señalamientos de la perversión de la mafia
intelectual de México en torno a Octavio Paz para suscribir los ataques
contra Garro, juzgándola de loca, o traidora; y del silencio ominoso del
gobierno que ha invisibilizado la majestuosidad de la obra de la
escritora poblana; y señalando las aportaciones como narradora y
dramaturga que la autora poseía y dejó como legado no sólo para México,
sino para el mundo, Avilés Fabila exigió que “las autoridades culturales
de este país ya le rindan el merecido homenaje que esta gigante de las
letras, merece”.
Cabe mencionar que la asistencia de jóvenes a la ponencia de René Avilés
Fabila fue muy nutrida y éstos festejaron y aplaudieron las apostillas
irónicas que el escritor entreveró en su charla, a la que había
preparado como magistral, pero “prefiero improvisar, porque eso de
magistral suena muy aburrido”.
La Feria Universitaria del Libro inició así la conmemoración del
centenario del nacimiento de Elena Garro, y continuará con actividades
culturales y presentaciones editoriales hasta mañana domingo 4 de
septiembre, ahí, “donde a las letras no se las lleva el viento” |