Sobre todo juzgando a los mexicanos, se dice que somos particularmente
intolerantes con el éxito ajeno y dependiendo del ámbito que tomemos de
ejemplo todo parece confirmarlo. ¿Conoces a algún destacado
profesionista, al que le insisten en afiliarse a un club de servicio
–rotarios, leones, comité vecinal, asociación de padres, voluntarios de
una fundación etc.- y luego de empujarlo a la presidencia del mismo
terminan criticándolo?
Por supuesto existen organizaciones carentes de enjuiciamientos; aunque
este fenómeno casi siempre se da cuando hay ausencia de libertad de
expresión. De un jefe se dice poco si lo que campea en el ambiente es el
temor o los grupos interesados en la obtención de canonjías. Opinar
acerca de los errores del líder, no es malo si las objeciones son hechas
de manera constructiva, pues las diferencias de opinión cuando se
manejan adecuadamente se convierten en crecimiento grupal, lo mismo si
se trata de una colonia, una fundación de servicio o una nación. Por
supuesto si la oposición es continua y por la mayoría de los integrantes
del grupo lo que denota es por principio de cuentas la ausencia de
madurez de todos, las pocas habilidades de liderazgo del puntero y la
innegable presencia de un competidor que alienta la réplica pública, lo
cual difícilmente se hace con una intencionalidad sana.
Lo ocurrido en nuestro país con motivo de la contienda electoral, es un
buen campo para corroborar que el éxito está lleno de obstáculos y quizá
el mayor sea la envidia que da lugar a pena ajena, ataques virulentos y
en casos demasiado patológicos hasta el homicidio como ocurrió con Luis
Donaldo Colosio cuya memoria según el dicho de AMLO será honrada ahora
que el ex priísta deberá responder a las demandas populares. Juanito es
la prueba fehaciente de que la confrontación estará presente, los
críticos de Manuel Bartlett en el plano de su subconsciente están
felices de contar con un motivo de juicio y, depende del propio sujeto
de todos los juicios que habrán de expresarse los próximo seis años, el
resultado de un muy alto porcentaje de negativos, frente a un escaso de
positivos arrojados en las encuestas de opinión pública. ¿Le sacará
provecho el presidente electo a los señalamientos con valoración
negativa?
La tierra seguirá dando vueltas mientras los “perdedores” se convierten
en expertos analíticos de los mercados de opinión pública dispuestos a
indagar, si quien nos dirige, es bisexual, se morirá pronto como
resultado de su cáncer, vive una crisis matrimonial o simplemente
disfrutará de los millones que atesoró como resultado de sus acciones
corruptas. ¿Por qué el alto cúmulo de negativos y aun los presuntos
atentados no han logrado quitar de la presidencia a Nicolás Maduro? ¿De
que han servido los mundiales pareceres negativos hacia un empresario de
bienes raíces que en la presidencia de los Estados Unidos dedica buena
parte de su tiempo a jugar golf?
Tanto en el ámbito de la próxima recepción de la banda presidencial en
México, como en las elecciones intermedias de noviembre en nuestro
vecino del norte, los sondeos y las encuestas serán los temas para
distraernos de una realidad derivada del desempleo de la población
económicamente activa, la marginación de los “adultos en plenitud”, el
crecimiento del comercio internacional de armas, drogas –incluidas las
“legales”- y personas. ¿Será el simple rigor metodológico el factor de
credibilidad de los resultados de las próximas encuestas? ¿Se
dimensionarán las consideraciones o reparos de las amas de casa, los
estudiantes o los desempleados que deambulan en los parques cuya opinión
se pide expresar frente a un micrófono? ¿Cuál será el margen de
diferencia si las preguntas son hechas en verano o en invierno?
Los antaño detractores del TLC, hoy son furibundos defensores de este
convenio para comerciar bienes y servicios al por mayor entre los
consumidores de toda una región que incluye a México ¿De verdad podrán
homologarse los sueldos que pagan las armadoras de coches allá y acá?
¿Regresarán los jornaleros agrícolas con status de ilegalidad a sembrar
en nuestras tierras? ¿Se acabarán las inundaciones en ciudades cuyo
desarrollo urbanístico fue hecho sin pies ni cabeza? ¿Seguirá el
entusiasmo juvenil de hijos de especialistas en alguna rama jurídica o
social cuando la naturaleza les haya obligado a crecer?
Lo único cierto es que al igual que la rotación terráquea, la humanidad
seguirá en su curso de crecimiento y desarrollo expresando sus
valoraciones, que no homogéneas según si quien cuestiona es un medio de
comunicación –radio, televisión o Internet- un experto en sondeos y
encuestas, o un simple conocido con el cual se coincide en un espacio
critico específico.
Frente al galopante crecimiento de la distancia entre ricos y pobres,
ante el hambre inexplicable de sociedades que producen con suficiencia
pero tiran a la basura lo que les falta a los hambrientos, con el horror
de la sangre derramada cada día porque no hay colonias, pueblos o
ciudades seguras; el anhelo del éxito del líder debiera ser algo
explicable aun cuando no necesariamente factible. El tema de madurez
colectiva tendría que partir del autoanálisis, ¿Qué puedo hacer yo desde
mi microscópico rincón de sobrevivencia para que este mundo se cerque
más a la idea de armonía, disfrute de la vida y felicidad colectiva? ¿Si
todos coincidimos en este pensamiento podrá entonces el exitoso líder
poner en práctica sus objetivos y metas? ¿Dejaremos de criticar al líder
como reacción defensiva o justificativa de lo mismo que cada uno no ha
logrado? |