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Una colorada (vale más que cien descoloridas)

 

Droga-mata tierra
Lilia Cisneros Luján

 

En un París, que apenas salía del estupor del terror, los asistentes a la COP21, acordaron, disminuir las emisiones de gases que producen el cambio climático en un documento más bien laxo cuyo buen propósito se centra en una meta global de 2 grados máximo de aumento en la temperatura. ¿Cómo lograrlo? ¿Cuánto debe reducir cada país? La indefinición acerca de las cuotas de responsabilidad nacionales hace del acuerdo de París, un propósito más débil incluso que el protocolo de Kioto.

Cumpliendo con las fases diplomáticas protocolarias, se escogió el día mundial de la tierra -22 de abril para la firma formal –dentro del año de plazo establecido- de los acuerdos aprobados en diciembre pasado en el país galo y 175 países signaron la ratificación; pero hacer esto realidad va más allá pues lo que sigue es la presentación de protocolos de al menos 55 países que en su conjunto emitan el 55% de las emisiones venenosas. ¿Qué pasa con el 85% de países que no presentaron sus documentos de ratificación? Si bien Kioto nos enseñó que el proceso entre firma y ratificación es una verdadera guerra de intereses[1] y despiadadas negociaciones de las que USA terminó saliendo y Rusia logró que le duplicaran las absorciones justificables en sus bosques -lo cual al final de día compensó la insuficiencia de reducciones del bloque de países desarrollados- la realidad es que el planeta muere por las afecciones de climas extremosos.

Con todo y ello, en las políticas de esencia crematística de los medios, dos notas de corte político parecieron más importantes que la vida de la tierra, una la de la presiente brasileña, que en un exceso de ingenuidad imaginó que su poder le daba para salir sin raspones de un proceso de señalamiento de los corruptos incrustados en su mandato y también aplaudió el discurso del presidente mexicano que en la víspera de la fiesta para la madre tierra se convirtió en vocero del cambio de rumbo respecto al uso de drogas. ¿Virar de lo prohibicionista a lo sanitarista en aras de la salud de la humanidad es mea culpa de los autores de la guerra? ¿Qué pesó más, la perversidad de los envenenadores de generaciones completas o la disminución de las utilidades de este negocio frente al tráfico de personas y armas? Como sea, nuestro presidente se vio bien, aun cuando los enemigos de México, al tiempo de su discurso, difundían videos acerca de tortura de las diversas instancias encargadas del orden. ¿A quien le interesa que México fracase? ¿Cuales serán las instancias responsables de cumplir lo firmado en New York el pasado 22 de abril en materia de contaminación del globo terráqueo?

Dejando de lado a los enemigos externos, saltaron a la palestra los oportunistas internos para decir que “bueno ya es un paso pero falta” ¿Quien va a surtir la marihuana? ¿Cuáles serían los arreglos con la industria farmacéutica? ¿Nos contestará Mancera cuestiones acerca del narco menudeo en la ciudad en su campaña de preguntas y respuestas en grupo radio centro? ¿Cuánto cuesta esta campaña y quien la paga? ¿Nos darán rollos mediáticos en vez de frijol con gorgojo como ha dicho el clásico?

No he escuchado que el aspirante a presidente para el 2018, declare algo acerca del impacto en los niveles de contaminación, de las violaciones al uso de suelo en la ciudad. Tampoco ha salido alguien a explicar las acciones preventiva o de remediación, cuando los constructores autorizados perforan ojos de agua o ríos subterráneos[2] Además del bombo y platillo con que se dijo que habría recuperación y arreglos en el bordo de Xochiaca, no se ve que se inicien trabajos en esa ruta ni mucho menos nos explican de quien será el negocio de la venta de árboles -de a 20 mil pesos cada uno- para reforestar áreas donde se ha sustituido lo verde por concreto y asfalto.

El tema del agua es vital y ofende nuestra inteligencia cuando se afirma “el agua no se privatizará” pues sabemos que empresas privadas –embotelladoras, industrias diversas etc.- tienen prioridad en su adquisición y uso. Se nos aclara luego que no se privatizará la administración ¿será entonces que los funcionarios a los que se les paga con nuestros impuestos han pasado a ser gerentes de alguien? ¿Qué hace CONAGUA en términos de la NOM-011-CNA-2000? ¿En que le afecta a Usted y su propiedad que el nivel del suelo de la ciudad esté 10 metros más abajo del lago de Texcoco, aun cuando en 1910 nos encontrábamos a casi 2 metros por encima de este límite? ¿Qué mueve la mente perversa de quienes ante la futura desocupación en el oriente la de la ciudad de lo que hoy es el aeropuerto, rechacen la idea de hacer ahí una zona verde de recarga?

¡Ya basta! Es la exclamación casi unánime de los defeños, capitalinos, chilangos o como quiera que se nos vaya apodar a los que aquí vivimos desde que éramos un espacio de privilegio en términos de armonía con la tierra. Si a nosotros ha de corresponder colectar el agua de lluvia, generar energía con paneles solares, podar los árboles que alguien indebidamente plantó en la orilla de nuestra barda o al lado de coladeras; si nosotros seremos los responsables de la disposición final de basura para disminuir los lixiviados, entonces no paguemos impuestos con los que se comprarán drogas medicinales, ni seamos cómplices de una “constitución” que solo servirá para esclavizarnos más.

Notas:

[1] Entre 1997 (firma del Protocolo de Kioto) y 2001 (aprobación de los Acuerdos de Marrakech) hubo cuatro COPs y varias intersesionales. Los órganos subsidiarios se reunieron para afinar los mecanismos y medios de implementación del Protocolo en discusiones extensas y complejas como la incluida en la COP6 de noviembre del año 2000 cuya segunda parte se dio hasta  julio de 2001. 

[2] En Coyoacán esto ocurre con mas frecuencia de lo que se supone –hoy en la calle aztecas y desde hace 4 año a un lado de la iglesia de la Conchita- lo cual aunado a la ausencia de políticas con relación a los árboles, ha acelerado la desertificación de una ciudad que alguna vez tenía lagos y afluentes hídricos en abundancia.

 

Lilia Cisneros Luján

lcisnerosescritora@gmail.com

25 de abril de 2016

 

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