Cuauhtémoc

Solemnemente triste fue Cuauhtémoc. Un día
un grupo de hombres blancos se abalanzó hasta él
y mientras que el imperio de tal se sorprendía
el arcabuz llenaba de huecos al broquel.

Preso quedó, y el indio, que nunca sonreía,
una sonrisa tuvo que se deshizo en hiel,
-¿En dónde está el tesoro? -clamó la vocería;
y respondió un silencio más grande que el tropel...

Llegó el tormento... y alguien de la imperial nobleza
quejóse. El héroe díjole, irguiendo la cabeza:
-¡Mi lecho no es de rosas! -y se volvió a callar.

En tanto, al retostarle los pies, chirriaba el fuego
que se agitaba a modo de balbuciente ruego,
¡porque se hacía lenguas como queriendo hablar!

José Santos Chocano
Poesías inmortales para toda ocasión
René de la Puente
Editorial Diana, México, 2000

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