Un libro testimonial |
“Paula, un día más y un día menos” |
El contador Silvio Cepeha acaba de lanzar la tercera edición
de “Paula, un día más y un día menos”, el libro en el que cuenta la
trágica pérdida de su hija mayor y cómo la escritura se convirtió para
él en una forma de terapia . |
Silvio Cepeha se define como co-autor del libro “Paula, un día más y un día menos” porque este contador riocuartense sin ninguna experiencia previa en la escritura está convencido de que nunca pudo haberlo concluido sin la permanente asistencia de Dios. La publicación es el relato testimonial de un padre que sufrió el mayor dolor, la pérdida de un hijo, y el empinado proceso que conlleva todo duelo. En su caso, no hubo tratamientos psicoterapéuticos o grupos de autoayuda que lo aliviaran, su camino fue abrazarse a su fe como una tabla de salvación y poder contarlo en un libro que ni siquiera sabía si alguna vez iba a ver la luz. “La escritura fue mi psicoterapia”, se sonríe él cuando evoca esas primeras jornadas de catarsis frente a la computadora. Ese puñado de recuerdos fue cobrando forma y el propietario de una imprenta local le ayudó a imprimirlos. Primero, fue una tirada de 500 ejemplares que no tardó en agotarse; después hubo una segunda edición que corrió la misma suerte y, ahora, Cepeha está ilusionado en que la tercera tirada de mil ejemplares que acaba de salir de la imprenta llegue a todos aquellos lugares donde pueda cumplir con su objetivo, “llevar a Dios al corazón de la gente”, dice. |
En diciembre de 2006, su esposa y sus dos hijas estaban en el sur del país, en la localidad santacruceña de Río Turbio, donde ella intentaba hacer pie en su profesión de microbióloga. La noticia de la muerte de la niña lo tomó a mitad de camino, mientras viajaba en colectivo para reunirse con ellas en Caleta Olivia, donde habían quedado en encontrarse para que su esposa no tuviese que manejar tantos kilómetros para regresar a Río Cuarto. Uno de los choferes del colectivo resultó ser un sacerdote. Ese providencial encuentro, la lectura de un párrafo de la Biblia y la espontánea cadena de afecto que se generó en decenas de personas, horas después del accidente, fueron interpretados por este contador como claras señales de que alguien estaba asistiéndolo en el momento en que el dolor parecía desgarrarlo. El paso siguiente al largo proceso de duelo fue intentar ponerlo por escrito. De eso habló con PUNTAL: -¿Cómo definiría a “Paula, un día más y un día menos”? -Este es un libro testimonial a causa de la muerte de mi hija mayor, hace ya cuatro años. En ese momento me fue pasando una serie de cosas que yo cuento ahí, pequeñas señales que me propuse ir anotando para no olvidármelas. De repente, a 48 horas de ocurrido el hecho empezaron a encadenarse casualidades que los hombres de fe sabemos que no son tales y que te demuestran que hay algo sobrenatural que te está acompañando y que a lo mejor el dolor no te deja ver. Mucha gente que ha leído el libro ha quedado maravillada por lo que cuento. Ojo, soy consciente de que el cien por ciento no va a estar de acuerdo con todo lo que escribí. Creer eso sería una utopía. Es más, a Cristo lo han crucificado precisamente porque no estaban de acuerdo con lo que profesaba. De hecho, a pesar de que la Biblia es uno de los libros más leídos de la humanidad hay mucha gente que todavía no la ha leído ni la piensa leer. Pero sé que el Señor a través de este libro hace su obra. Siempre digo que soy co-autor porque el que lo termina de leer se da cuenta de que un simple mortal no podría haberlo escrito, teniendo en cuenta que nunca antes había escrito nada. En tiempos donde la mirada hacia lo espiritual parece en retirada
Cepeha reivindica el valor de la fe. Por lo general, la persona que elabora bien un duelo termina en una actividad altruista. Yo estoy en contacto con la gente de Estrellas Amarillas y hay posibilidades de publicar el libro con el logo de ellos para que llegue a toda la gente y tengo tramitados algunos subsidios en la Municipalidad para ver la posibilidad de que en los cementerios se entregue gratuitamente el libro y así uno va golpeando puertas, sin desfallecer frente a puertas que no se abren. -¿Qué mensaje intenta dar en su libro? -¿Cuándo pensaste que era escribiendo como podías canalizar lo
que te estaba pasando? La gran moraleja de todo esto es que Dios no busca a los perfectos porque si no no encontraría a ninguno en la Tierra; en cambio, perfecciona a los elegidos porque los asiste. Yo no me siento un elegido, me siento uno al que Jesús lo está eligiendo. Espero ser elegido a la hora de mi muerte, que haya tomado la estatura espiritual necesaria para reencontrarme con mi hija. -¿Por qué eligió ese nombre para su publicación? A veces tenemos vergüenza de andar rezando, ¿por qué?. Jesús oraba noches completas para poder hacer lo que hizo. Vamos a personas no cristianas: Mahatma Ghandi oraba 3, 4 o 5 veces al día. Mandela estuvo 27 años preso; en ese tiempo le mataron a un hijo y el tipo sale y perdona a todos, ¿por qué?, porque había una asistencia espiritual. Y cuando no la tenemos debemos pedirla, pero cómo cuesta. En este libro puede haber errores humanos pero estoy convencido de que fue Jesús con su espíritu el que me dio la fortaleza para escribirlo. -¿Recurrió en un principio a la ayuda psicológica? A veces dar con un psiquiatra creyente es muy difícil, acá en Río Cuarto es muy difícil. ¿Por qué? porque la muerte de un hijo es ilógica e irracional y la ciencia es lógica y racional. Entonces, uno busca algo parecido a la muerte para contrarrestarlo. ¿Qué hace la ciencia agnóstica?, te medica. Usa la química y te empastilla. Cuando te dopás, perdés muchísima lucidez para todo, incluso para orar. Entonces, te corta la posibilidad del contacto divino y te retrasa el proceso de sanación. En cambio, la solución de Dios es eterna, porque te hace perderle el miedo a la muerte, te hacer dejar de desconfiar en los demás y poder darles una mano. Te hace descubrir que el dinero no tiene valor. No sabés las peleas que he tenido con compañeros de trabajo que me querían hacer trabajar más para ganar más plata y he tenido que llegar a decirles, no para darles lástima sino para que me entiendan, “vos cuando abracés el cajón de un hijo te vas a dar cuenta de un montón de cosas”. Trabajar más implicaba perderme todos los almuerzos con mi familia. Vos sabés el valor en el mercado que tiene un almuerzo con mi familia ahora? No lo paga nada. Entonces, cuando he tenido posibilidad de presentar el libro en los colegios a chicos de 13 o 14 años les he dicho: “Chicos, si a mí en una mesa me ponen toda la plata del mundo y a mi hija sentadita al lado, ¿qué creen que voy a elegir?”. “¿Y si a esas dos mesas le agrego una tercera y pongo a Dios?”, y los chicos me responden: “Y, va a elegir a su hija”. “No, les digo, ahí voy a elegir a Dios porque yo con Dios voy a tener a mi hija y la poquita plata que pueda llegar a servir para comer o para darle una mano a alguien”. Para eso necesitás un crecimiento espiritual. Que yo he crecido espiritualmente no me cabe ninguna duda. Ahora, ¿estoy alto? ¡No! Y qué difícil es volver a ser la persona que era. ¡Qué difícil es trabajar la soberbia y el egocentrismo que son las dos cosas que más te alejan de Dios! Por otro lado, el balance tiene que ser el justo porque siempre está el riesgo a la tibieza. A veces por no pecar de soberbio te quedás tibio y en la Biblia dice que a los tibios, a los pechos fríos, se los vomita. -¿Cuál cree que es el equilibrio justo entonces en un proceso de
duelo? Lo ofrece hasta el vendedor de helado El contador ya trabó relación con la agrupación Estrellas Amarillas y con la Fundación Madres en el Dolor, con quienes está proyectando algunas estrategias de distribución conjunta. “Lo ideal sería que las empresas funerarias de la región o las intendencias o las cooperativas eléctricas, que por lo general tienen a cargo los servicios fúnebres, se comuniquen para ver si se pueden editar libros con el logo de cada municipio y empresa y poder entregarlo a cada familia que sufra alguna pérdida de un ser querido. Porque ahí podemos estar dejando una gotita de luz, una gotita de esperanza que luego se haga una laguna”, dijo. “Desde que empecé a ofrecer el libro por Internet ha llegado a lugares a los que no sé si conoceré en mi vida como, por ejemplo, Montevideo o Formosa. A la televisión ya he ido tres veces, cuando por la ciencia fui sólo una, cuando me recibí en la facultad de contador”. Logró autogestionar la publicación pero no pierde las esperanzas de
encontrar una editorial nacional. “Como todavía no encuentro una
editorial de tirada nacional, el dueño de una imprenta local me propuso
hacer una tirada en Río Cuarto y probamos: lanzamos 500 ejemplares
y se agotaron, probamos con otros 500 y se agotaron y ahora la nueva
tirada es de mil y espero que la gente tenga la valentía de buscar un
libro escrito por alguien que no es escritor pero acaso por eso mismo creo
que el libro tiene esa frescura de alguien que no tiene el talento de un
escritor profesional”, concluyó.
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Puntal.com.ar
Río Cuarto, Córdoba, Argentina.
Martes, 1 de Febrero, 2011
Gentileza de Silvio Darío Cepeha - Escritor
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