Chaco: furor por la plata que contamina
por Centro Mandela DD.HH.
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Hemos leído en los medios de comunicación sobre la contaminación que generan los silos en Puerto Vilelas, y que la Asociación de Cooperativas Argentina (A.C.A.) deberá cumplir con un plan de mitigación para atenuar los daños sanitarios, sociales y ambientales que provoca. Algunos titulares señalaron que la Intendencia de Vilelas impuso una clausura preventiva para que se resuelva la contaminación que se produce desde los silos de esa empresa. También trataron el uso de los agroquímicos, señalando que es un problema de los pueblos fumigados y de toda la sociedad, aunque no se avocan al funcionamiento contaminante de las arroceras San Carlos y Cancha Larga, de propiedad de empresas de la familia de Eduardo Meichtry, que entornan y dañan la salud de los pobladores de La Leonesa y de Las Palmas y la rica red hídrica del Departamento Bermejo. Las notas publicadas dan cuenta que la población damnificada es la que reclama y denuncia de manera pública y, en algunos casos, ante los organismos estatales que son responsables de controlar, que luego de largos procesos burocráticos pocas veces toman medidas, mientras que en la mayoría de los casos pasa el tiempo y no actúan. Mientras tanto, las contaminaciones sanitarias, sociales y ambientales se multiplican impunemente desde hace varias décadas. Burocracia y fondos públicos Los sectores sociales afectados se preguntan para qué el Estado destina tanto dinero público, que recauda cobrando impuestos, para mantener tantas estructuras burocráticas dotadas de grandes presupuestos para “controlar” las actividades humanas, productivas o improductivas, que afectan la salud y la vida de la población, el ambiente y la biodiversidad. Algunos de esos organismos son la Subsecretaría de Medio Ambiente, el Tribunal de Cuentas, Defensa del Consumidor, además del Ministerio de Salud, especialmente las direcciones de Epidemiología y de Estadísticas, que deberían efectuar seguimientos epidemiológicos de enfermedades vinculadas con las actividades contaminantes y registrarlas en los Anuarios sanitarios, para después planificar y desarrollar programas de control, prevención y ataque de las causas que generan patologías derivadas en los factores contaminantes. Se agrega que son pocos los reclamos por daños ambientales, sociales y sanitarios que se denuncian ante la Fiscalía de Investigación Administrativa, la Defensoría del Pueblo y el Poder Judicial, ¿Para qué existen los organismos de control en la provincia? ¿Para qué existen los organismos de control? Esta es la pregunta que repetidamente se formulan los ciudadanos, sobre todo si se tiene en cuenta que solo intervienen en pocos casos y después de que se producen los daños sanitarios, sociales y ambientales, a lo que se agrega que el Estado no se hace cargo de los daños y de los perjuicios ocasionados a la población, que en algunos casos son irreversibles. Los controles son inexistentes y obsoletos. Es evidente el rotundo fracaso del sistema de controles, que se nota aún más en aquellos casos en que los órganos estatales actúan porque nunca modifican ni remedian nada en materia de contaminación y sus consecuencias, a lo que se agrega que no informan a la población los resultados de las pocas intervenciones que llevan adelante. Contaminan los silos de ACA, de Cargill, de la ex Junta de Granos y el Puerto Solo dos provincias Argentinas, Córdoba y Mendoza, regulan la instalación de silos de acopio de cereales. En esas provincias no se permite la instalación de silos en proximidades de zonas o áreas pobladas para evitar que contaminen y provoquen daños. La contracara negativa de mejores situaciones sanitarias y ambientales son los silos de A.C.A., que desde hace más de 10 años opera en Puerto Vilelas. Desde el comienzo ocasionaron daños a la población que vive en los barrios cercanos, que desde hace poco tiempo comenzaron a ser conocidos por las denuncias públicas, administrativas y judiciales que efectuaron los vecinos. Intervino la Municipalidad de Vilelas y la Subsecretaría de Medio Ambiente, imponiendo “la clausura preventiva” de la planta de A.C.A., que duró un suspiro, sin reconocer que son responsables institucionales del fenómeno contaminante y del grado de afectación que por tantos años provocó y que todavía genera la empresa. Los supuestos cambios operativos introducidos por A.C.A. son absolutamente insuficientes y parciales para resolver el grave problema contaminante que provoca. Tampoco se debe olvidar la fuerte contaminación que provocaba el funcionamiento de la planta de silos de Cargill, ubicado en cercanías de A.C.A., sobre el riacho Barranqueras. A lo largo de los años en que esta multinacional, de origen norteamericano, operara la Planta nunca fue sometida a controles ambientales y operativos, ni se la aplicaron multas por las graves infracciones que cometiera. Todo se arreglaba en la Municipalidad de Puerto Vilelas, hasta que una iniciativa poco santa determinó que Cargill se retirara del lugar, factor que seguramente no fue la única causa que provocó la decisión de clausurar la Planta, que permanece cerrada. También contaminan impunemente los silos de la exJunta Nacional de Granos, administrado por la empresa estatal El Colono S.A. Igual fenómeno ocurre en el Puerto de Barranqueras, cuando está operable. También funciona administrado por el Estado. ¿Los organismos de control estarán esperando que se los denuncie para actuar? Esta es la pregunta que sigue a la más importante que interpelan para qué fueron creados, sobre todo ante el aumento de los niveles de contaminación, especialmente los derivados de la actividad agrícola y del manejo de los productos cosechados. Los vecinos preguntan Los vecinos preguntan, desde hace varios años, sobre el funcionamiento contaminante de A.C.A. Los pobladores se formulan varios interrogantes básicos. ¿Dónde estaban los organismos de control en los últimos diez años? ¿Por qué no actuaron antes de que se produjeran los graves daños acumulados en una década? ¿Por qué no actuaron después de que se produjeran los primeros efectos contaminantes del funcionamiento de la planta de A.C.A.? ¿Por qué los funcionarios públicos no actuaron en cumplimiento de sus deberes y funciones? ¿Cuál es la verdadera función de éstos? ¿Acaso no tendrían que actuar previniendo, verificando planos, documentaciones, lugar, tipo de actividad, y habilitar las instalaciones o las actividades no contaminantes en lugares no poblados? ¿Los inspectores municipales de Puerto Vilelas no controlan ni exigen que se cumplan las normas sanitarias y ambientales? Ninguna de las preguntas fueron respondidas. Entre bambalinas, varios funcionarios de los primeros niveles de los organismos de control transmiten -off de récord- que el poder político de turno, llámense gobernadores, ministros y secretarios de estados, bajan líneas y órdenes para que las empresas continúen funcionando a pesar de que contaminan. |
Ola contaminante
Sobre los indiscutibles efectos contaminantes de los agrotóxicos que se aplican descontroladamente en la agricultura son muchos los antecedentes y los casos revelados sobre los daños irreversibles que provocan en la salud de la población, sin que los organismos de control actúen en terreno. Mientras tanto, el Estado sigue dictando normas que no se aplican, aunque están orientadas a combatir este flagelo sanitario, social y ambiental. La segunda acción que repiten, además de dictar normas, es de naturaleza publicitaria. Divulgan una supuesta buena gestión en el en el control del manejo de los agrotóxicos y de los envases contaminantes. Sin embargo, las grandes empresas sojeras, girasoleras y maiceras continúan volcando agroquímicos sin ningún tipo de control, que el Estado permite con el pretexto de aumentar la superficie agrícola, la producción y la productividad en territorio chaqueño, que desde el gobierno se presenta como un boom en la actividad primaria, sin dimensionar las consecuencias y los daños que provocan. La primera víctima es el monte nativo local, sobre todo en el territorio conocido como el Chaco Seco. Mientras tanto, ningún organismo de control despliega acciones para impedir que se continúe contaminando y generando graves daños a la salud pública y al ambiente. |
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Centro de Estudios e Investigación Social
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Publicado, originalmente, en
http://www.centromandela.com/ el 2
de octubre de 2017
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