Oyo |
La vida no fué más que un sacatraca, pero qué importa ¡uno le puso viola! Si hoy cansado de cincharla se me empaca el corazón, te juro que ni bola. La suerte fué pa mí una grela cola, tupido jotrabó de engatusada. El alma en el orsay quedó tortola. ¡Me trajo un mundo y me dejó sin nada! En ajenas, sabés, yo no me atoro, soy este gil que ni siquiera es choro, con media raya y más, que ya se pianta. ¡Qué me iba a inventar con la ternura si escolasé el coraje y la pavura p’hacerme de esta vida una de tanta! |
Julián
Centeya
De“La Musa Mistonga”
Editorial Freeland, Buenos Aires, 1964
Gentileza: Rolando Revagliatti: www.revagliatti.com.ar
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