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Nociones de complejidad y literatura

por Yolanda Celi
yoli1116@gmail.com

 

Introducción.

 

El presente documento es una revisión de conceptos, posturas, autores y enfoques de la Complejidad, cuyo objetivo principal es construir la base teórica conceptual, para un posterior trabajo de investigación de tesis, el cual se inscriba en el marco del Pensamiento Complejo y la Transdisciplina.

 

Antes de adentrarse en el tema del pensamiento complejo y del conocimiento es importante abordar algunas consideraciones importantes.

 

El estudio sobre el pensamiento y el conocimiento ha estado ligado a las distintas concepciones del mundo. Aspectos como el “determinismo” que fundamentado en nociones idealistas, metafísicas, los describen como parte única y fundamental de la conciencia social, como un elemento muy íntimo de los individuos que es usado al “libre albedrío” no obstante ya estar determinado por aspectos abstractos como la divinidad y otros; o, por aspectos de índole económico-social que sentencian a determinadas personas o grupos de ellas  a cumplir roles, tener formas y contenidos concretos sin capacidad de mutar, de tener movimiento sino dentro de los parámetros ya pre establecidos y con estructuras jerárquicas de igual manera, concretas e intocables.

 

Desde luego que contrario a estas concepciones opera otra, el materialismo, que le da al pensamiento, a la complejidad y al conocimiento valoraciones diametralmente distintas. Categorías como el pensamiento, el conocimiento, la conciencia, la alienación, enajenación… –entre otros- son analizadas desde la perspectiva social, como productos sociales; es decir, a cada sociedad una forma de pensar, una forma de concienciar. Algo así como que cada una de estas categorías tienen una base material a partir de la cual se desarrollan y los individuos las utilizan de acuerdo al grado o nivel de incidencia (alienación) que haya tenido el entorno social en sus procesos de aprehensión.

 

Las concepciones materialistas en este sentido parten de una premisa social que colocaba a la base, a los modos de producción, relaciones de producción, estadios históricos, como el centro, el punto de gestación a partir del cual se generan todos los elementos que orbitan en el campo de la conciencia.

 

Claro, el pensamiento, el conocimiento y la conciencia (particularmente) están condicionados por el entorno social, pero es importante considerar que también hay aspectos de índole biológico y fisiológico que pueden ser determinantes en este campo.

 

Si todos estos elementos, ya sea de índole idealista o materialista tienen un lugar en el comportamiento de los individuos que dinamizan su rol social, lo relevante a considerar es que todos, de una u otra manera siempre apuntan a delinear la conciencia, la formación, la cultura, la episteme social, con la finalidad de sostener y reproducir determinado estadio socio-económico.

 

Delinear la educación, la cultura posibilita reproducir formas de vida, cosmovisiones, que sin lugar a dudas están al servicio de determinados grupos de poder que se reproducen de eso, del error, de la desarticulación del pensamiento, de la reproducción cultural que cacofónicamente tiene esa extraña capacidad de reinventa todos los días lo mismo; del arte, de la literatura que se encarga de avalar en el papel la descontextualización del saber, de fomentar la ceguera del conocimiento en ese repetido andar al error e ilusión.

 

¿Por qué la importancia de partir de estas premisas?, porque Edgar Morin era básicamente materialista, de hecho devino de militar en el Partido Comunista Francés y su formación, sin ser ortodoxa y dogmática en cuanto al marxismo, fue incidental en el manejo de sus futuras concepciones y ponencias. Porque Edgar Morin reinventa el materialismo, los saca del ostracismo, le da movimiento, porque nos permite entender que el idealismo y el materialismo como categorías filosóficas, políticas y económicas están ahí, juntas, perviven en la contradicción, van de la mano aún dentro del sostenimiento de sus contradicciones y que entender esto es crucial para revolucionar las mentes y fomentar la condición humana como panacea del futuro.

 

La Complejidad

 

El pensamiento científico contemporáneo de una u otra manera aún sigue aherrojado a concepciones filosóficas e ideológicas esquemáticas, cuyos fundamentos no dejan de ser dogmáticos, socialmente ajustados como verdaderos paradigmas sin capacidad de mutar y que solo dirimen su validez en una lucha a “vida o muerte”, y/o considerar que el pensamiento tiene parámetros bien definidos, bien demarcados, con un punto de partida y uno de llegada, o por el contrario, asumir una posición en la que se niega el conocimiento, se niega todo, como los racionalistas, que no tienen la capacidad de detenerse a pensar o siquiera considerar la posibilidad que el punto de llegada, en determinado aspecto, puede convertirse en el punto de partida para una nueva investigación, un nuevo formato o un nuevo paradigma.

 

 Precisamente ese es el contexto en el que Morin plantea su tesis de la “complejidad” como un enfoque diferente que se va constituyendo en una novedad científica  y –en medio del debate- en la “piedra de tope” de añejas concepciones ligadas a la cosmovisión racionalista de “occidente”. Es en medio de esa recurrente necesidad de cuestionarnos sobre nosotros mismos, de nuestro devenir: ¿Quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿a dónde vamos?, ¿qué hacemos?, ¿qué es la realidad?, ¿qué es el mundo? La complejidad de Morin se muestra planteando la tesis de un pensamiento complejo que relaciona, que articula, que tiene la capacidad de “captar la diversidad y la plurabilidad e la unidad”.

 

La visión reduccionista de “occidente”, a la que Morin le arroga una asimilación de las concepciones de Descartes y el cartesianismo, someteel método a una disyuntiva entre la materia y el espíritu, el alma y el cuerpo, la filosofía y la ciencia, cuando el problema ahí no es la dicotomía en sí, sino el enlace, sea de mutua implicación o inseparabilidad” CITATION Edg77 \l 1034  (Morin 1977)donde el paradigma prevalente es el de la unidad, de implicaciones mutuas.

 

El racionalismo se vuelve un peligro, se convierte en un error, por su propia naturaleza se vuelve marginal, discriminadora.  Nada ni nadie puede sostener la racionalidad como bandera en un mundo donde también  El racionalismo es: 1: una visión del mundo que afirma el acuerdo perfecto entre lo racional (coherencia) y la realidad del universo; excluye, pues, de lo racional lo arracional; 2: una ética que afirma que las relaciones humanas pueden y deben ser racionales en su principio, su conducta, su finalidad (por una razón abierta).

 

El reduccionismo ve las cosas de esta manera, como una complicación, que no necesariamente es una complejidad. El mundo es complicado, pero también complejo, los problemas que se presentan en él tiene un carácter multimensional, transnacional, planetario, global, en esa medida cada problema debe ser abordado de manera acorde a su naturaleza, holísticamente, tomarlo por separado es desnaturalizarlo, reducirlo a un problema básicamente de complicación.

 

La complejidad, como paradigma, no puede ser visto o interpretado como algo consciente, sino como un proceso lento, de inserción paulatina donde debe operar la reforma al pensamiento y a la educación.

 

Morin aporta con las herramientas oportunas para ver y analizar la realidad desde una perspectiva holística, trasndisciplinaria, incorporando problemas y elementos incidentales ocultos, soslayados por la racionalidad moderna. Establece los niveles de complejidad más definidos que rebasan el reduccionismo, pragmatismo y eclecticismo mecanicista de la ciencia moderna.

 

Comprender la realidad como un desafío que aborde lo complejo no como el escenario difícil, enredado, convulsionado. Morin ve la complejidad desde lo dialógico, de ese conocimiento que puede ser abordado desde el diálogo, de la tratativa.

 

Morin entiende la necesidad de rebasar ese pensamiento reductor, simple, que se apoya en la disyunción, reducción, en la abstracción, la causalidad estableciendo como antítesis la heterogeneidad, la interacción, el azar, todo objeto del conocimiento, cualquiera que él sea, no se puede estudiar en sí mismo, sino en relación con su entorno; precisamente por esto, toda realidad es sistema, por estar en relación con su entorno” CITATION Rig08 \l 12298 (Rigoberto Pupo, Rita Bush 2008)

 

2.- Lo dialógico.

 

En cuanto a la concepción dialógica, Morin guarda cierto sesgo dialéctico cuando sostiene la “dualidad” en el seno de la unidad. Basta recordar que Mao Tse-tung, marxista, dialéctico, sostenía que la ley fundamental de la dialéctica es la ley de la contradicción o también llamada ley de unidad y lucha de contrarios[1]. Claro, al final de esta lucha hay la síntesis, la contradicción se dirime, entendiendo que una parte de la contradicción derrota a la otra en la práctica y la contradicción en sí es superada y automáticamente se pasa a abordar la siguiente, por lo menos la que muestra como la principal. Y quizá aquí la debilidad de concepción en el manejo de esta ley se observe en el hecho de que la “derrota” de uno de los dos componentes de la contradicción es absoluta, definitiva, sin entender que eso no es posible puesto que no hay victoria ni derrota definitiva y que la pervivencia de la contradicción se mantendrá, subsistirá en la unidad, es así como lo entiende Morin, ese permanente movimiento contradictorio que sin dirimirse es el que le da vida a la globalidad, al todo.

 

Morin no, toma estas valoraciones dialécticas, pero no las aplica o esgrime de manera dogmática.  Como principio general muestra sus raíces materialistas, pero le imprime otro movimiento, nocruento o dramático en la posibilidad de dirimirlos, lo deja ahí, en el campo de la dualidad, que existen, paralelamente, como “dos lógicas, dos principios sin que la dualidad se pierda en la unidad”.

 

Para Morin la dialogía viene a constituirse en una hija ilegítima de la concepción hegeliana de la dialéctica, al definir cierta complementariedad entre dos realidad que pueden ser antagónicas, pero que también pueden ser sujeto de conciliación en el diálogo, de la comunicación. De hecho, Morin al respecto expresa: La idea misma de complejidad, lleva en si la imposibilidad de unificar, la imposibilidad del logro, una parte de incertidumbre, una parte de indecibilidad y el reconocimiento del encuentro cara a cara , final, con lo indecible. CITATION Edg94 \l 1034  (Morin, Introducciòn al Pensamiento Complejo 1994)

 

La dualidad, para Morin se muestra complementaria, necesaria, pero “llevadera” desde la creación de comunidades comunicativas que nos permita la aprehensión del conocimiento desde el discurso del “otro”, que se teje desde lo subjetivo para elaborarlo y darle valoraciones científicas.

 

Lo dialógico reconoce, particularmente, una de las leyes de la dialéctica, la “negación de la negación”, asume la existencia de ese momento, negación, pero la supera el momento que no ve como viable la idea de Hegel de que la “tesis y la antítesis” siempre devienen en la síntesis como la superación de la contradicción, para Morin, la contradicción se puede, eventualmente resolver, no obstante considera que hay contradicciones fundamentales que son insuperables, en esa medida hay que “cargar la contradicción” y de esa “carga” deviene el pensamiento complejo. De esto Morin desprende su analogía al pensamiento de Heráclito cuando toma de él la frase que dice: “vivir de muerte y morir de vida” donde en realidad “la vida está preñada en una interacción dialógica permanente, en un antagonismo irreductible y, al mismo tiempo, en una complementariedad con la muerte, la destrucción, la corruptibilidad” CITATION Enr14 \l 1034   (Gonzáles 2014)

 

Lo dialógico podría simplificarse a las formas cómo se llevan las contradicciones, las posiciones o argumentaciones diferentes, disímiles y la vía será a través de la controversia, que esa controversia no termina en una síntesis o “superación”, sino en la subsistencia de la “coexistencia” sin perder su carácter antagónico.

 

3.- El “Holismo” de Morin. El principio Hologramático.

 

Una concepción “tradicional” o general del holismo coloca a esta concepción en el contexto del ´todo´, donde la generalidad de las partes que hacen el ´todo´ representa o tiene más validez que la suma de esas partes (Aristóteles), mientras que a la vez se le da importancia a cada una de esas partes.

 

Morin, a pesar de pretender una “superación” del holismo lo manifiesta desde su episteme. Ve al holismo desde una perspectiva más amplia, hasta más dialéctica. No ve la parte como parte del ´todo´, sino también al ´todo´ en la parte. “La narración en la literatura, no obstante, la literatura en la narración”. Están ahí, es una unidad, y en otros términos o ejemplos, inclusive, esta unidad se vuelve compleja.

La dimensionalidad en el pensamiento complejo tiene ese sesgo holístico, se accede a él abordando los aspectos no desde la cuantificación sino desde el planteamiento científico fenomenológico, sin reducir a los sujetos a variables, sin acotar los fenómenos, por el contrario tomando en cuenta todos los elementos que lo rodean y en lo que él tiene capacidad de incidencia, de alteración, de mostrarlos complejos.

Morin es muy claro cuando hace defensa de la realidad compleja cuando esgrime que toda entidad es “abierta” y “cerrada”. “Abierta” al estar “relacional y energéticamente integrada en un medio constituido por una intrincada red de otras entidades de su mismo nivel y de otros niveles, con el que establece un intercambio energético-entrópico e informacional permanente CITATION Rod10 \l 1034 (Fernández 2010)Cerrada, en la medida de existir límites en sus espacios de movilidad y de existencia.

 

La visión holística de Morin, anidada en ciertas valencias antropológicas, apunta a negar el reduccionismo manifiesto en la episteme de Descartes, por considerar que la realidad es vista de manera unidireccional, unidimensional, por un solo elemento, sea este político, o espiritual, biológico, sin considerar que criterios, como el de la humanidad, o ser humano terminan por convertirse en cierta suerte de unicidad de todo lo que el reduccionismo se apura a analizarlo de manera sesgada o parcializada. Es “unicidad” en lo humano, a mi criterio, simplificaría la idea del holismo de Morin.

 

4. La condición humana.

 

Sin que resulte chocante, cuando uno se refiere a la “Condición Humana” extrañamente se nos viene la idea de André Malraux.

 

Quizá, cuando Malraux aborda su novela, “La Condición Humana”, pretende, más allá del relato bélico y del atrincheramiento ideológico, evidenciar como el hombre sujeto del tiempo y de un escenario concreto, que en fin de cuentas es el producto de una serie de circunstancias globales, no puede abstraerse de su entorno, no deja de sentirse abrumado, “tocado” por la realidad y decide operar sobre ella, transformando su entorno, a la vez, dejándose transformar por él, aspectos de la vida que en este caso, lo ideológico, termina por fortalecer al individuo como persona, como ser humano.

 

Aferrase a la vida y la angustia que esto genera determina el tránsito que toman los hombres. Este tránsito viene a constituirse en la condición humana.

 

La condición humana se vuelve multimensional, su comprensión no puede ser abordada por fuera del todo y de la particularidad, la dualidad se muestra en todos los individuos y generalmente hay ciertos detonantes que hacen de nuestras expresiones humanas la diferencia que nos cualifica en medio de la generalidad pero que también nos hace ser parte de esa generalidad.

Desde la literatura, otros escritores también han abordado la Condición Humana, como fundamento literario que busca rebasar sus propósitos para relejar modelos o formas de vida.

“La Montaña Mágica, de Thomas Mann es otro referente. Mann se torna sugerente en el camino que debe abordarse para generar la condición humana. Lo hace en la dicotomía que presenta en los dos principales personajes de su novela: Naphta y Settembrini.

 

Es un adalid de la búsqueda de la fraternidad universal y el progreso a través de la razón, la ciencia y el derecho universal. Herramientas que según su punto de vista evitarán el uso de la fuerza, la imposición de las tiranías, la recurrencia de las guerras y posibilitarán el descubrimiento de las curas a las enfermedades que afectan al hombre. CITATION Lui04 \l 12298 (Lobato 2004)

 

Por otro lado define al error en el personaje de Naphta, sumido en la obediencia ciega a la autoridad, en la apología a la inquisición (ibíd.)

En la Montaña Mágica, la Condición Humana está representada “en el cambio de percepción sobre la vida, la muerte, el tiempo”(Ibíd.)

“El Lobo Estepario” de Herman Hess también resulta ser un muestrario de la condición humana. De pronto aquí prevalece más esa suerte de manera más próxima a lo que enuncia Morin sobre el pensamiento complejo, la condición compleja, la dualidad existente en el individuo. Hess vivifica en el protagonista de su novela el aspecto bipolar de la conducta humana. Es lo importante rescatar. Lobato, en su análisis sobre la condición humana lo hace, pero desde otra perspectiva.

 

La bipolaridad como la unidad de antagonismos que viven, tienen conflictos, pero devienen juntos, permanentemente, se necesitan, en eso consiste la unidad, en eso consiste la forja de la personalidad de los seres humanos. El Lobo Estepario era eso: “como un ser compuesto por dos seres hostiles y contrarios: el lobo y hombre”. (ibíd.)

 

Para Edgar Morin la condición humana ha sido un proceso histórico, antropológico, sujeto de principios biofísicos y otro psico-social que actúan simultánea y concéntricamente. Es decir, la condición humana viene a ser la lucha y subsistencia de esa unidad originaria

Esto implicaría reconocer además de la racionalidad y la lógica en los diferentes campos del saber y en el desarrollo de los conocimientos científicos, la afectividad, el delirio y lo imaginario como propios de la complejidad humana y como elemento exclusivo e insustituible a dicha condición  CITATION Mar14 \l 12298 (Baeza 2014)

 

Lo decíamos en párrafos anteriores, el hombre en sí puede ser más biológico, y lo que los desprende del resto de animales es la cultura, sin ella no pasaría de ser sino un “primate de más bajo rango” y es su nivel de asimilación cultural lo que le otorga una condición diferentes, avanzada.

 

Los procesos formativos del hombre acaecen de la unilateralidad, moldea su condición, la vuelve esquemática, estéril, sin movimiento, descontextualizada. Operar sobre la condición humana implica renovar, establecer cambios, fomentar la educación interdisciplinaria, posibilitar la filosofía, el arte, la cultura, que se ajuste a nuestra realidad que es “múltiple” porque la “oposición de los contrarios” nos conlleva a la reproducción del dogma, de la mixtura hegeliana que reproduce la contradicción nuevamente sin entender la posibilidad de la coexistencia de esas dos “caras de la moneda” como parte de la unidad, entenderlo de esa manera.

 

La educación en el futuro, dice Morin, deberá ser una enseñanza basada en la condición humana. “Estamos en la era planetaria; una aventura común se apodera de los humanos donde quiera que estén. Estos deben reconocerse en su humanidad común y, al mismo tiempo, reconocer la diversidad cultural inherente a todo cuanto es humano”

 

La humanidad ha dejado de ser una noción si raíces, lineal, abstracta, ideal, se ha convertido y se ha convertido en una comunidad de destino, en una noción ética, que debe ser realizada por todos, y por cada uno. Ese es la esencia de Morin sobre la condición humana y sus propósitos.

 

5.  La cultura.

 

"Todo lo que está en nosotros es profundamente natural y a la vez profundamente cultural"

Edgar Morin

Definir a la cultura no deja de ser un propósito interesante, apasionado y polémico. Al igual que las otras categorías sociales, su acepción depende en absoluto de la cosmovisión del individuo. Hegel ya se muestra objetivo en conceptualizarla cuando manifiesta que la cultura no emerge de manera pasiva, paulatina, un “simple moverse en el medio” (…) “es trabajo, actividad frente a algo existente, transformación del mismo. El espíritu vuelve a sí y se convierte en objeto, y la dirección de su pensar le dé directamente seguridad a la forma y a la determinación del pensamiento”  CITATION Geo831 \l 12298 (Hegel, Introducción a la historia de la filosofía 1983)

 

Hegel recrea su materialismo, define que es la actividad del hombre la que permite el avance de la sociedad y del hombre, que esa dinámica es la que lo coloca en una posición de superar etapas anteriores para superarla en eslabones superiores: “A cada época le precede otra y es una elaboración de la misma y, precisamente es una cultura más elevada” (Ídem)

 

Para Hegel, la cultura del pueblo supone la comprensión del pensamiento, su pensamiento, de su estado, de la ciencia, de las leyes, de su derecho, de su moralidad, “pues esta unidad es la más íntima unidad a que el espíritu puede llegar consigo mismo” CITATION Geo74 \l 12298 (G. Hegel 1974)

Una sociedad es más avanzada que otra en virtud de su cultura. Claro, si la cultura refleja la forma de vida de los individuos es obvio que sus manifestaciones estarán acordes al nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. Esto no lo dice Hegel, pero de su concepto Marx desprende esta conclusión.

Para Marx, al igual que Hegel, la cultura no pasa de ser sino un reflejo de las relaciones sociales de producción, dicho de otra manera, la organización, las expresiones, las manifestaciones que asumen los individuos de frente a la actividad económica.

 

“el modo de producción de la vida real condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general” CITATION KMa71 \l 12298 (K. Marx, F. Engels 1971)

 

Marx va mucho más allá cuando se refiere a la cultura, la ubica dentro de parámetros de dominación, de estabulación, la simplifica a un instrumento de dominación que transforma a los hombres en máquinas. Claro, entendido este proceso en estadios productivos como el capitalismo.

 

El materialismo histórico recrea el devenir de la cultura ceñido a las distintas formas de producir y a la estructura de Poder prevalente. Un esclavo piensa así, como esclavo, entonces sobre su convicción de esclavo se levanta todo un andamiaje cultural que reproduce la normosis[2] de su condición. No diferente es con el siervo de la gleba, el campesino pobre o el proletario, el obrero. O, visto desde el “otro ángulo” el esclavista, el señor feudal, el burgués, generarán para sí una cultura diferente, que denote, sostenga y reproduzca su condición de poder. Desde luego, esto no soslaya el hecho de que la cultura en procesos de transición o transformación social también mude y genere sus propias manifestaciones.

Nietzsche tiene una visión diferente de la cultura, no obstante coincidir en ciertos elementos sociales como los incidentales en su manifestación.

 

Para Nietzsche el proceso de desnaturalización del hombre lo lleva a transitar una etapa de “adiestramiento” para adaptarse al medio. Las leyes transforman la razón del hombre, castran su condición animal y los vuelve un ser organizado socialmente. Este proceso de gregarización[3] sumado a la subordinación a las leyes se muestra o reflejan en ciertos comportamientos característicos de estos grupos. Es ahí donde se forma la cultura, donde s manifiesta de distintas maneras.

 

Nietzsche no obstante fue muy crítico a la “cultura de occidente”, quizá de la misma manera como Morin lo hace posteriormente, la acusa de estar “viciada” por pretender instaurar la “racionalidad a toda costa”.

El error de la filosofía griega habría sido la invención del "estatismo del ser" (Parménides) y del "bien en si" (Platón). La manera griega de ver el mundo, es interpretada por Nietzsche como un síntoma de decadencia. Es decadente todo aquello que se opone a todos los valores del existir instintivo y biológico del hombre. Hay que criticar a Platón para eliminar los errores de base; se trata de una crítica total a los tres mundos que son inventados por el hombre occidental y que son síntomas de su decadencia: El mundo racional, el mundo moral y el mundo religioso. CITATION Cuasd \l 12298 (materiales s/d)

 

La crítica a la cultura occidental por su racionalismo se suma la crítica que hace puntualmente a la cultura alemana por considerarla decadente producto de su nacionalismo, que provocaban proceso de alienación, una “suerte de embrutecimiento” a los alemanes:

 

Tienen sobre su conciencia todos los grandes crímenes contra la cultura que se han cometido en estos cuatro últimos siglos! […] Tienen sobre la conciencia esta enfermedad, esta sinrazón, la más contraria a la cultura que ha existido, 'el nacionalismo', esa neurosis nacional que padece Europa, esa multiplicación hasta el infinito de los pequeños Estados de Europa, de la pequeña política de Europa.  CITATION Rem03 \l 12298 (Álvares 2003)

 

¿Por qué la importancia de recrear los conceptos de cultura esgrimidos por Hegel, Marx, Engels, Nietzsche?, porque es evidente que la base filosófica, analítica y conceptual de Morin deviene de esos filósofos.

 

No es ajena para Morin la incidencia que tiene el “entorno social” en el individuo en la manifestación de su cgnosis, en la generación de su episteme y de sus valoraciones culturales, como tampoco es ajena a la concepción Oriana del pensamiento complejo, la necesidad de no permitir o descarnar del individuo los procesos corporativos del conocimiento, el avasallamiento del pensar, de esa lucha permanente por no permitir que el racionalismo descartianose posicione, en este caso, en la cultura, para domesticarla y darle un sentido lineal, sesgado, no global, no planetario. Coincide con Nietzsche en esa apreciación.

 

Para Edgar Morin la cultura termina teniendo la misma valoración histórica que Nietzsche, la cultura revaloriza la condición animal del hombre como un ser o especie superior.  “El hombre es un ser plenamente biológico, pero si no dispone plenamente de la cultura sería un primate del más bajo rango” CITATION Hay05 \l 1034 (Avilés 2005) lo reafirma más vehementemente cuando sostiene que "...es terminar con la ilusión de que somos naturales hasta el vientre y espirituales en la cabeza... ...somos 100% naturales y 100% culturales...”

 

6. La revolución mental.

 

Un muy interesante trabajo publicado en los años sesentas del siglo pasado por un grupo de investigadores soviéticos emitía un concepto del cerebro: “el propio cerebro es un órgano que lleva a cabo las complejísimas interrelaciones del organismo con el medio exterior” CITATION ESh631 \l 1034 (Shorojova 1963). Es decir, el cerebro más allá de cualquier conceptualización bilógica tiene otra, social, y que deviene de su orden o funcionalidad biológico. El cerero lo que hace es adaptar al organismo a los distintos escenarios sociales y naturales que tienen los seres vivos, particularmente los humanos. Por citar un ejemplo, l común de los seres humanos realizamos nuestras actividades de día, con luz, quizá los procesos de adaptación a la oscuridad se quedaron rezagados en el proceso de formación del hombre hace miles de años. Cuando una persona o individuo penetra en la oscuridad donde todo es incierto, donde no se ve absolutamente nada, el cerebro empieza a operar de manera vertiginosa, “pide tiempo” para poder adaptar al organismo a ese “nuevo escenario”. La manera de hacerlo es emitiendo mensajes fisiológicos, nerviosismo, temblores, sudoraciones, dificultades de desplazamiento, de motricidad. Los mensajes psicológicos son más evidentes: duda, inseguridad, temor. La relación cerebro-medio o mundo exterior es indudable. Es un proceso, mientras el tránsito de adaptación se presenta Esta relación se da en todos los ámbitos, las respuestas orgánico-cerebrales, desde luego, van de la mano de los distintos niveles de formación y alienación.

 

No diferente sucede en otras actividades, particularmente con las personas de letras, literatos, tienden a escribir sujetos de sus experiencias, de sus vivencias, preponderantemente ligados a su entorno económico, social, a su disposición cultural, estabulados por los procesos formativos a los que fueron sometidos. Es la forma cómo los intelectuales se vuelven “espejos de la vida”. Dichos procesos son apurados en sus trabajos de manera fehaciente, sólida, son como decir de las concepciones materialistas, “la razón social determina la conciencia social del individuo”, entonces sus manifestaciones difícilmente se salen o emigran de esos paradigmas. Su cerebro funciona intelectualmente dependiendo de los escenarios, de la información suministrada, y hay que aclarar que esto no tiene nada que ver con las nuevas concepciones que sugieren al cerebro como un ordenador. Es eso, la alienación pretende o busca eso, generar paradigmas fijos, inmóviles, perdurables. 

 

Pero veamos, vamos un poco más allá de este concepto, analicemos otro expuesto por el filósofo peruano Lora Cam sobre la educación, quién manifiesta que “la educación es el proceso de formación integral dela personalidad humana: moral, artística, intelectual, física, etc., con la finalidad de adaptar a los educandos a una determinada sociedad”. CITATION Jos881 \l 1034  (Lora 1988) Entonces ¿qué vemos aquí?, dos concepciones que tienen mucho fundamento dialéctico-materialista, de hecho, marxista, y que sin pretender rebasar los límites del tema tienen mucha coherencia. Es decir, fisiológicamente el cerebro, nuestra capacidad de pensar, de concienciar, de dirimir, de razonar, está sujeta de los grados de alienación donde el aspecto fundamental es la educación.

 

De hecho, los seres humanos cuando “aprendemos” en verdad estamos siendo instruidos a cumplir roles, a ocupar espacios y papeles concretos en determinada sociedad, pues ésta nos forma precisamente con esos propósitos.  Entonces vemos que esos procesos adaptivos no solo son cognitivos, sino también emocionales y corporales, y cuando hacemos referencia a emocional estamos hablando de los procesos psicológicos. Vygotsky fue claro en esto, de cómo el medio es incidental y hasta determinante en los procesos cognitivos.

 

Ante lo expuesto ¿qué alternativa nos queda para revolucionar el pensamiento?, ¿qué alternativa nos queda para revolucionar la conciencia, la mente?: pues desaprender para aprender.

 

Desaprender para aprender como un proceso simultáneo. Desaprender quiere decir soslayar los esquemas, el reduccionismo, los conceptos anquilosados, inmóviles o caso contrario lineales, que son orientados en un solo sentido. Desaprender quiere decir dejar de lado la ceguera periférica que no nos permite ver las cosas en su contexto, sino, por el contrario, de manera rectilínea, unidireccional, monodisciplinaria o en última instancia sometida a la síntesis como una necesidad de rigor, sin entender que llega un momento en el que las contradicciones no encuentran camino de salida porque se resquebraja la unidad, la necesidad de que pervivan dualmente, paralelamente, que la vida, la naturaleza, la ecología, la ciencia, la literatura, la episteme son en verdad una combinación binaria de dos posiciones opuestas que deben, necesariamente, sostenerse y conjuntamente ser direccionadas de maneras afable a los intereses de la humanidad. Al final del tramo, es lo que sugiere Edgar Morin.

 

Desaprender es superar el paradigma formativo, catedrático, académico, estabulador, entender que como contraparte aprender no es un producto, la meta, el objetivo, el punto de llegada, sino el punto de impulso, un nuevo punto de inicio, “en espiral”, como lo sostenía Morin.

Desaprender es eso, soslayar la abstracción que se simplifica en el formulamiento de leyes generales desconociendo su génesis, sus orígenes, o la causalidad que ve la realidad como una serie de causa-efecto, como si la realidad nos planteara una ruta unidireccional. O la disyunción, que observa los fenómenos sociales y naturales aislados de su entorno.

 

La “revolución mental” en ese proceso de desaprender para aprender tiene un punto de partida, generar un pensamiento inquieto, cuestionante, multidimensional, fragmentario, sin que esto quiera decir que soslaye el aspecto general, planetario, global y sus imbricadas articulaciones de “ida y vuelta”

 

La “revolución mental” está ligada a la revolución cultural, educativa. Morin señala la importancia de iniciar en la primaria, de imprimir en los párvulos la necesidad del cuestionamiento objetivo, “que somos un ser físico, biológico, sicológico, social. Entonces podemos proyectar de relacionar y de enlazar las diferentes disciplines. Cuando uno descubre la biología, ve que esta lleva a la química, que a su vez conduce a la física, y ésta a la microfísica”  CITATION Avi01 \l 1034 (Avizora 2001)

 

Desaprender para aprender se entendería solo posible en la medida que se puedan imprimir cambios fundamentales, dramáticos en la estructura productivo-social. Pero está claro que dichos cambios no han logrado (de manera absoluta) establecer los suficientes cambios, sobre todo en el campo de la conciencia como para poder establecer paradigmas propositivos de mayor espectro, de mayor apertura, pues “desmontada” la vieja cultura, una nueva cultura se levanta, y no hay que dudarlo, muy pronto envejecerá y los propósitos por mejorar se redoblarán de manera también dramática.

 

Pero mientras esos cambios se presentan es importante agudizar las tareas para revolucionar la mente y con ella la posibilidad de la educación. A propósito Morin nos expone algunas propuestas interesantes:

 

Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, sobre la base de los vacíos y limitaciones de la educación actual:

 

1. La ceguera del conocimiento: todo conocimiento conlleva riesgo de error e ilusión. No se enseña el riesgo del error y la ilusión. Esta es una lucha que no debe ser abortada y la manera de hacerlo es: "contra las ideas, pero no podemos hacerla más que con ideas" CITATION Edg99 \l 1034 (Morin, Los siete saberes necesarios para la educación del futuro 1999)

 

Hay cierta coincidencia en este postulado de Morin con las concepciones marxistas sobre la educación, si ésta la concibe como el proceso de “domesticación” intelectual, cognitiva, como el proceso de “adaptación” a una sociedad determinada, Morin no va muy lejos, la interpreta como el proceso en el que se “comunican los conocimientos” a los que asistimos de manera ciega, aceptando sus limitaciones, unilateralidad, abstracciones. Esta educación no nos permite establecer las diferencias y las distancias entre el cognoscente y el objeto conocido.

 

El problema del conocer está sujeto de la capacidad de ”interpretar” y aquí Morin vuelve sobre lo que se exponía en párrafos anteriores, se corre el riesgo de que la interpretación caiga en el limbo de la subjetividad del cognoscente precisamente por su cosmovisión, a lo que nosotros le hemos llamado grado de alienación. En esa medida, la educación debería apuntar a identificar los errores, su génesis, ilusiones, cegueras, con un agravante a observar, que “nuestro sistema de ideas” (cosmovisión, grado de alienación, filosofía, ideología…) no solo generan errores, sino “que los protegen”.

 

“un alumno que se equivoca, es un alumno que está prendiendo” y solo si supera su error, logrará la racionalidad que noes otra cosa que la un unión entre la coherencia y la experiencia. La educación como una experiencia compleja, donde convive el orden con el desorden, el error y el acierto.

 

2. Los principios del conocimiento pertinente: separación de las disciplinas, del objeto y el sujeto, lo natural y social, separación del contexto. El contexto como lo general; global, como la articulación de todas las partes, lo multidimensional, entendido como que el ser humano es biológico, social, afectivo, psíquico, racional. Que en la sociedad operan factores como la idiosincrasia, política, cosmovisión, economía, cultura, entre otros.

 

La contextualización del conocimiento implica analizar las cosas globalmente, dentro del movimiento social general, planetario.

 

3. Enseñar la condición humana. El significado de ser humano es amplio, no obstante lo humano viene a ser un todo, cuyos componentes íntimos pueden mostrarse contradictorio, heterogéneos, diversos, y esa es precisamente la idea de la complejidad, esa heterogeneidad que hace der lo humano la unidad necesaria.

 

La diversidad humana no solo hay que ubicarla en lo cultural, en lo psicológico, en lo sociológico, sino también en lo biológico, es más antropológica, ahí está la unidad en la diversidad y la diversidad en la unidad.

 

4. Sobre la identidad terrenal. Apunta al desarrollo concéntrico de lo político, ideológico, filosófico. Homogenizar las ponencias, objetivos, destino afines sobre la base de aunar esfuerzos por confrontar de manera única los problemas vitales. Identidad terrenal, paz, soslayando la “soberanía absoluta” por el esfuerzo y metas compartidas.

 

5. Confrontar la incertidumbre. Nada más complejo que confrontar la incertidumbre de un planeta tan inestable, volátil.  Todos los días al borde de la hecatombe nuclear, de conflictos y guerras expansionistas, de rapiña, de fundamentalismos. Nada más complejo que confrontar la incertidumbre de vivir una catástrofe climática, sísmica. Convulsión social, decadencia cultural, desencuentros sociales, en fin, vivir al filo de la desgracia que se reedita diariamente.

 

Las ciencias enseñan muchas certezas, pero no los innumerables campos de incertidumbres. El fenómeno de la incertidumbre generalmente es “cerebral” nos viene por “reflejo” pues no necesariamente este comportamiento “cerebral” se ajusta a la realidad concreta, a los hechos. Es ahí cuando debemos cambiar de “frente”, abandonar el programa y abordar la estrategia, que la esperanza devenga de la incertidumbre, que esta mute a nuevas formas de acción cerebral.

 

6. La comprensión.Hay un concepto que es muy poco utilizado, el de la aprehensión, que no es otra cosa sino la asimilación de las ideas, de los conocimientos.  Este concepto nos ubica en una condición de asimilación, de incorporar para uno, para el ser los conocimientos. Aprender nos coloca en cambio en el campo del conocimiento subjetivo, superficial, se aprenden las formas, los movimientos, más no la esencia de ellas, su interrelación, sus articulaciones globales. La comprensión no, es otra, tiene parámetros planetarios, generales, pero también particulares, individuales. La comprensión implica tolerancia, entender que puntos de vista, cosmovisiones, formas de vida hay diversas y que es importante establecer un diálogo que permita la coexistencia pacífica dentro de los antagonismos. Propender formas para integrarnos al otro. Tolerancia.

 

7. La ética del género humano. Contrario a la formación marxista de Morin, cuya base establece que a cada sociedad, a cada modo de producción una cultura, una moral, una ética, es decir, se particularizan estas valoraciones, Morin pretende o aboga por universalizarlas. Una “ética del género humano” donde se observen los tres aspectos fundamentales dela humanidad: “individuo, sociedad, especie” sobre la base de una correcta educación. Una ética basada en valores universales. La humanidad debe convertirse en verdadera humanidad y encontrar su realización en ella.

 

Es necesario mirar a la humanidad no como una abstracción, sino como un fenómeno concreto, vital, donde la democracia debe dejar de ser un instrumento para convertirse en una meta general, unitaria, que complementa, que cobija afinidades y antagonismos.

 

7.- La hermenéutica literaria del Ecuador y Morin

 

La patología de la literatura ecuatoriana.

 

La narrativa ecuatoriana ha tenido cierto ritmo sujeto del movimiento social, político, cultural que se ha venido desarrollando en el país. La dinamia social ha determinado que el campo de las letras sea permeable a las corrientes literarias de la periferia regional y subregional que se han mostrado de manera más atareada eincidental en el campo de las letras, sin desestimar con esto cómo ha logrado pervivir en el tiempo cierto rigor clásico de la literatura universal que  en alguna medida a “puesto de rodillas” la pluma de los escritores nacionales sin permitirles despegar con propuestas dotadas de identidad que no desentonen con el “otro” movimiento literario mundial. Es decir, la literatura latinoamericana y la literatura clásica han tenido la capacidad de incidir y por qué no decir alienar a los literatos ecuatorianos. Y quizá este aspecto de la literatura nacional no sea negativo, salvo por el hecho de que la literatura ecuatoriana no ha tenido la capacidad de incidir en el escenario internacional, quedando sesgada a la unilateralidad, soslayada a un problema reductor manifiesto en la carencia de identidad propia.

 

El Ecuador, como todo país “tercermundista” ha tenido que confrontar, en primera instancia, la posibilidad de subsistir como estado-nación, no desde la perspectiva de los popular, de las masas, sino desde los antagonismos (reconciliables) de las clases dominantes, que han sabido desnaturalizar la posibilidad de que las masas puedan desarrollar el campo de la conciencia, y con él el arte, la cultura, la literatura, la filosofía, de manera ágil, comprometida y sobre todo con la capacidad de coberturar todo el espectro social, político, económico y cultural.

 

Claro, el Ecuador no obstante estar ubicado en el “tercer mundo” al igual que Colombia o Perú, difícilmente ha podido generar un Mariátegui, un Vallejo, o un Arguedas, como sí sucedió en el Perú, donde a pesar de que en términos estructurales y superestructurales tenemos mucha identidad, las masas –en el Perú- han tenido roles más dinámicos desde las barricadas reivindicativas y revolucionarias o sencillamente desde esa necesidad de interactuar con su medio, con su entrono de manera más decidida.. He ahí un gestor de literatura que represente todo ese movimiento histórico, que como nos dejara ver José María Arguedas en su trabajo “El Sexto”, sus protagonistas son agoreros o voces que tienen la capacidad de simplificar la sociedad peruana en personajes concretos y que pueden decir mucho más de lo que manifiestan en sus roles al interior de la prisión. Es decir Arguedas ve la sociedad peruana igual que Vallejo, aún que Mariátegui, de manera integral, como un complexus, al que se refiere Morin, lo que esta interrelacionado, lo que tiene vida sistémica, que no son escardados de la globalidad a la que pertenecen. En El Sexto, de Arguedas (1961)individuos como “Puñalada”, o “Rosita” son verdaderos “muestrarios” de la sociedad peruana y latinoamericana, personajes que no obstante reflejar un mismo patrón que pude reproducirse en Bolivia, Ecuador, Colombia, El Salvador, Venezuela…, tienen vida propia y a la vez vida universal.

 

No diferente lo que supieron exponer los colombianos Jorge Isaac, con María (1867), José Eustasio Rivera, con La Vorágine (1924), Candelario Obeso o Gabriel García Márquez.

 

Si para Morin, la poesía no solo  es un concepto de literatura, sino también  un concepto antropológico, la narrativa vendría a constituirse en sí, en un hecho antropológico en concreto, muy particular, sobre el que se ha vertido la incidencia del entorno y cómo éste también operó en el escenario del que deviene, guardando los antagonismos que van más allá de los epílogos literarios que tienen cierta tendencia a perder la objetividad, sobre todo, en un país como el Ecuador, donde una historia cualquiera puede pasar por “desapercibida” si no tiene un final macondiano.

 

La narrativa ecuatoriana ha tenido precisamente ese vacío, la falta de identidad en concreto, perdió la perspectiva de generar un “pensamiento que cuestione” y hasta inquisidor sin que esto quiera caer en el racionalismo lineal, sino desde la perspectiva de la búsqueda del ¿qué somos?, ¿qué queremos?, ¿a dónde vamos? ¿Con quién? ¿Qué y quienes operan sobre nosotros?, ¿en qué medida operamos sobre el contexto? Es decir cuestionarios que alerte o enuncie la existencia de antagonismos, de posiciones discordantes, que de alguna manera muestre la distopía a la que ha sido arrastrada la sociedad.

 

La literatura ecuatoriana ha sido así. A la narrativa se le ha arrancado la necesidad de recrear el mito para caer en la “alienación literaria” Sucede, un ejemplo es Bruna Soroche y los Tíos, una obra que tiene todo el argumento para recrear los mitos generados en torno al proceso de lucha y transición social del conservadorismo al liberalismo. Si bien es cierto, sin que sea su propósito, Yánez entiende la problemática de la complejidad, de los antagonismos y las vidas paralelas, lo recrea durante todo su relato, el bien y el mal, conservadores y liberales, indios y blancos, los hace vivir dentro del contexto de la unidad, cada quién con sus dioses y sus demonios, cada quién con sus propósitos, son la unidad, hacen el país en construcción, se entiende la idea, empero se estanca el relato en la fuerte incidencia que tiene Gabriel García Márquez en Alicia Yánez Cossío para que ésta devenga en una adaptación de Cien Años de Soledad muy bien mimetizada y se pierda la particularidad, la identidad que es donde se extravía Cossío.

 

Diferente es con Eliecer Cárdenas y su obra “Polvo y Ceniza” (1979) donde los personajes centrales son antagónicos, de hecho combaten entre sí, pero no se logra el clímax literario (dialéctico) de la síntesis, deja sembrado en la idea literaria la diversidad, lo que Morin llama “la unidad en la diversidad, su diversidad en la unidad”.Desde luego, en “Polvo y ceniza” Eliecer Cárdenas tiene su debilidad y ésta se evidencia en la pocas o ninguna contextualización de su trabajo, más si se considera que el llamado “bandolerismo” al que hace alusión su obra en relación a cómo se refería la prensa de Naún Briones (bandolero) tenía sus símiles en otros países, por ejemplo, en Colombia, con los godos y los pájaros, estos últimos a los que llamaron bandoleros y de donde se desprenden los grupos guerrilleros de ese país, particularmente las FARC, de ahí el adjetivo de “bandoleros” que devienen del “Chispas”, “Sietecueros” o el mismo “Tirofijo” sobre quienes se ha sacrificado -de buena manera- “mucha tinta” con trabajos visionarios, amplios, contextualizados. O qué decir de los Cangaceiros, de Lampiao, o Tiradentes, sobre quién se ha levantado todo un andamiaje cultural, cineasta, pero sobre todo literario como el expuesto por José Lins Do Rego: “Cangaceiros” (1957)

 

Habrá quién cite a Icaza como un escritor, un literato histórico, que Huasipungo tiene los fundamentos que convoca Morin, sin embargo Icaza, al igual que Jorge Enrique Adoum[4] terminaron siendo los portaestandartes de los “clanes intelectuales y universitarios” esas “categorías dominantes en el mundo académico” de quienes se aferraron los “intelectuales” de la izquierda en el país desde 1960 hasta nuestros días. Vale decir que estos renombrados escritores de la literatura ecuatoriana, sin menguar sus capacidades ya portes históricos, han perdido la perspectiva de su rol sin comprender que“No soy de quienes tienen una carrera, sino de quienes tienen una vida” como sostiene Morin.

 

La literatura ecuatoriana en la actualidad es vista como el movimiento que busca plantearse “nuevos desafíos”, “Está en sintonía con la escritura contemporánea y sus preocupaciones temáticas responden, en términos generales, a la manera cómo el Ecuador se inserta en el mundo”  CITATION Rau11 \l 12298 (Vallejo 2011), o la “reinterpretación de lo local en lo global”(ibíd.), sin comprender que dicho esfuerzo, dicho movimiento para que sea considerado al interior del país y trascienda las fronteras debe ser observado en doble vía, la capacidad de insertarse en el mundo, pero entendiendo que el mundo también se ha insertado entre nosotros. Ciertas manifestaciones culturales, entre ellas, cineasta y literaria está ahí, en el orbe, y los artistas y literatos ecuatorianos buscan la manera de incrustarse en ese mundo, pero pierden la perspectiva de la realidad “compleja” cuando no soslayan el hecho deque el mundo cineasta y literato está aquí, entre nosotros, y opera, se mueve, incide, aliena, de tal manera que no es que opaca la “producción nacional”, sino que la absorbe, la neutraliza, la subordina.

 

Raúl Vallejo, prominente escritor y politólogo nacional se extravía una vez más cuando manifiesta que “aún no somos una literatura posicionada ni en el mercado del libro ni en el ojo de la crítica, que no sean locales” precisamente porque ese no es, o por lo menos, no debería ser el objetivo de la literatura, el mercado, estar sujeto de la crítica para que sea la que avale la propuesta.

 

Para Fouquié, citando a Morin habla de la dificultad, tan frecuente en las ciencias humanas, que consiste en hablar de un objeto como si éste existiese fuera de nosotros, sujetos” “a la hora de escribir de aquello que nos concierne, y precisamente porque nos concierne, no podríamos nunca dejar de ser perceptores, o, como dice Morin, sujetos (2009).

 

En el mismo texto Rafael Fouquié en alusión a Morin manifiesta:

 

Ningún saber en particular garantiza al hombre el alcance de la plenitud. No existen saberes únicos o ejemplares. Hay saberes. Punto. Saberes que sirven, que son útiles. Saberes que proponen la virtud y la felicidad; y que, en ese sentido, son válidos y necesarios. Y hay, también, saberes inútiles, o, peor aún, destructivos. Hay saberes atemporales, colocados más allá o más acá de cualquier definición cultura. (ibíd.).

 

Hay aun mucho por andar en la literatura ecuatoriana, hay mucho por dejar atrás para cualificarla, descarnarle, extirparle esa lasciva tendencia al clásico, y basada en la retórica y en la estilística como lo sostenía Cecilia Gálvez de Valdez  CITATION Pat12 \l 1034 (Eguiguren 2012)

 

Referencias

 

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Da Conceição de Almeida, M. (2008). Para Comprender la Complejidad. Hermosillo, Sonora. Multiversidad Mundo Real Edgar Morin.

 

Delgado, C. (2008). Complejidad, globalidad y crisis de la humanidad. Conferencia ofrecida en la apertura del Coloquio Internacional de Pensamiento Complejo, agosto de 2008, Universidad Autónoma de Chiapas. México.

 

Luhmann, N. (1998). Complejidad y modernidad De la unidad a la diferencia.Madrid: Editorial Trolla, S.A.

 

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Spinoza, B (1663):Principios de la filosofía de Descartes. Pensamientos metafísicos. Ecuperado el 6 de febrero de 2015 de http://es.wikipedia.org/wiki/Baruch_Spinoza 

 

Notas:

[1]Morin asocia su “dialéctica” de manera más próxima a una de sus leyes, la negación de la negación, no obstante, a mi criterio, se aproxima más a la ley de la contradicción o unidad y lucha de contrarios, con la variante de que la lucha no se desata, sino que en cambio la contradicción existe en la dualidad, ahí se forja la unidad y perviven.

 

[2] Normosis, entendida como el comportamiento errado pero aceptado para sí como “normal”.

 

[3] Comportamiento de algunos animales a vivir en un estado de asociación.

 

[4] Autor, entre otros, de una importante novela llevada al cine: Entre Marx y una mujer desnuda”.

 

Yolanda Celi
yoli1116@gmail.com

 

 

 

 

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