Casal |
Llegó en una mañana de febrero para estrenar la casa y al instante cubrió la sombra el pico de diamante con silbo deslucido y lastimero. Trajimos, para hacerlo compañero, el suave picotear de aquella amante y el pájaro compuso su semblante al verse entre sus plumas prisionero. Llegó más tarde el nido regalado donde ella le agregó coquetería y cuanta hilacha suelta hubo encontrado. Y así el nuevo casal que vino un día de obsequio en un cumpleaños ha formado un centro de silbidos y alegría. |
Jerónimo Castillo
De
“Vecindad cerril”
Capítulo de la tierra
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