John McCain:
«Para comerte mejor» |
Uno de sus siete hijos —la rubia y rolliza Meghan— apura la edición de la historia de uno de los candidatos del Imperio Mundial. El republicano John «Maverick» McCain, su papá, será el personaje de un cuento infantil [sic]. Es obsesivo, y ve terroristas por doquier. Tiene mal genio e incontinencia verbal, y es amante del rap y del hip hop. Le gustan las mujeres como al que más y reniega de su edad. Durante
una entrevista en la cadena CBS reveló, por única vez: «Soy un criminal
de guerra: bombardeé mujeres y niños inocentes en Vietnam». Fue en el
’97, pero contarlo suena como primicia por el silencio que envuelve a
aquella declaración. Silencio que le permite autoproclamarse héroe de guerra y salvador de la humanidad.
Como una Caperucita Roja desamparada, ¿tendrá el mundo otro Lobo
Feroz?
Tiene
siete hijos, uno de los cuales es Bridget, una niña negra que adoptó en
el orfanato de la Madre Teresa de Calcuta, en Bangladesh; aunque según el
rumor, la pequeña era fruto de su amor con una prostituta de color. Sanguíneo,
se enfervoriza con que la ocupación de Irak debe durar cien
años... o mil; y a la vez promete dar a la nueva generación un mundo
en paz [sic]. Se jacta de haber
sido torturado durante sus cinco
años de prisión en Hanoi; pero su entonces carcelero, Tran Trong Duyet
asegura que jamás se lo martirizó: hoy es su amigo y lo recuerda con
amor. A fines del pasado junio, Charlie Black —asesor de McCain—
declaró que otro atentado como el de las Torres
Gemelas supondría un espaldarazo para ganar la presidencia del Imperio
Mundial. ¿De nuevo otro plan para el Horror? El candidato lo desmintió,
pero... ¿qui sait?
Lo
que está en juego en las
elecciones USA del 4 de noviembre próximo es nada menos que el destino
del mundo. El derecho de vivir en una Tierra que empiece a dibujar la
imagen de la paz. Mientras tanto, y antes de dejar el Poder, George W.
Bush decidió otro presupuesto de 162 mil millones de dólares para
guerrear en Irak, Afganistán y... ¡donde sea!
El
destino del hombre está en subasta. Miradle ahí, colgado de los cielos,
aguardando una oferta. ¿Cuánto, cuánto, cuánto, mercaderes? ¿Cuánto
por el destino del hombre?, se preguntaba León Felipe. A ver... ¿Cuánto,
cuánto vale la vida de un latino, de un libanés, de un iraquí? Que
ponga el precio Don John «Bombardear» McCain.
McCain:
apellido como la marca de las papas
fritas pre- congeladas, se divierten los medios en la France; e igual ríen en la Unión Europea, a pesar de que sus
gentes están también anoréxicas en esta crisis mundial.
Aunque
es un meticuloso típico de virgo —nació el 29 de agosto del ’36—,
también es orgulloso e impulsivo, según la grafología, y puede ser
capaz de acciones súbitas en direcciones inesperadas. Su firma lo delata y
su «jota» inmensa le descubre un ego colosal.
Está
a punto de cumplir sus 72, fiel a su esencia: la contradicción. Con un convencimiento estremecedor, dice lo opuesto sobre lo mismo, según
sea el público que lo escuche. Y no está solo en la tarea de mentir,
pues muy bien lo secunda su esposa, la millonaria y blonda Cindy
Hensley. En una suerte de concurso
por Internet de recetas de
bizcochos entre las aspirantes a Primera Dama, plagió la fórmula de una mousse. Un engaño para algo tan simple, tan doméstico.
¿Qué puede hacer ella, pues, con
lo demás... y de los demás?
Su
esposo dice a los inmigrantes hispanos que promoverá la reforma
migratoria, para que puedan comer, dormir, amar, construir… vivir. Pero les habla des-pa-ci-to
y a puertas cerradas... Se trata de no irritar a los «Camisas Pardas»:
los conservadores de su partido
Republicano, el GOP (Great
Old Party). Alucinado con tildar de extremistas a todo y a todos —
excusa para matar—, «Maverick» acusa a Internet de ser un motor
primordial del terrorismo, y lo
equipara a lo que llama extremismo
islamista violento. Pero, ¿de qué se había servido para su campaña
política del 2000, cuando Bush lo dejó fuera de combate, con una trampa
vil? Pues, sobre todo... se sirvió de Internet: la misma a la que si
llegara al Poder pretendería censurar.
Y
también su proyecto brutal para Irak danza a voluntad del viento, según
quien sea su interlocutor. Dice a unos que puede
durar mil años; y a otros jura que sólo [sic]
hasta 2013. Contradicciones, y hay más. ¿Cuál es su
verdad? Poblado de metáforas guerreras, sonríe ante los
preservativos que —con el lema «Viejo pero no caduco»— se venden con
su imagen y a diez dólares el par. ¡Música,
Maestro! —Abuelito, abuelito, ¡qué orejas más grandes tienes!/ —Si... ¡Para
oírte mejor! La
canción «Johnny B. Goode»,
del legendario Chuck Berry —quien votará por Obama—acompañó la
primera etapa de la campaña de John; luego la cambió por «Take
a Chance On Me», de Abba; y después su hija Meghan lo decidió por
Usher, otro ídolo internacional. Como el Lobo Feroz, tiene hambre de
vidas, que a él le hace cantar «Bombardear, bombardear, bombardear…
bombardear Irán», al compás de una canción de los Beach Boys. Y también
con música, promete castigar duramente a las mujeres que aborten. Pero,
eso sí, respetará el derecho de cada ciudadano a tener un arma, o más.
Siempre violento este anciano, clama por imponer la pena de muerte,
mientras mira las piernas de todas las jovencitas... ¡caramba!
Quisiera
separarse de la imagen de George W., pero el cordón umbilical parece de
acero entre los dos. Los espías de la CIA en Florida acaban de acusar a
Obama de «comunista y terrorista» [sic],
y ambos aplauden con idéntica exaltación. Y con el mismo brío alabó a
Sarkozy en el marzo que pasó. Antes, en 2003 —frente a la oposición
francesa de Chirac a la guerra en Irak—, decía que Francia era como una
actriz envejecida, que ya no estaba ni para hacerse invitar a cenar. Hoy,
el Amigo Americano, Monsieur Nicolas, es uno de los más leales alumnos
de los USA. ¿Reír o llorar? Es un asombro el mundo...
«Nobody
wants to be alone» («Nadie desea
estar
solo»), de Usher, modula McCain, seguro de su triunfo a pesar de que
todas las encuestas lo apuntan como perdedor, por una diferencia casi
imposible de superar. Sin embargo, en el Gigante
del Norte todo fraude ha sido hecho; y las máquinas Diebold
de voto electrónico ignoran los valores éticos; y en todo caso,
cualquier atentado terrorista se
puede inventar... ya lo dijo Charlie Black, su otra voz. Mientras tanto, La
Bolsa de Nueva York tirita, sube el precio de la gasolina, el dólar
se devalúa y amenaza la recesión. Por su protagonismo, la pobreza es la
estrella; con luces ennegrecidas en un cielo que tiene a Dios en una caja
fuerte, de la cual los pobres no tendrán la llave jamás.
Pero
los discursos de «Maverick» invocan al patriotismo y al sacrificio. ¿Más?
Acosados por el miedo y el desamparo, millones de norteamericanos no ven
siquiera que su país es el primer consumidor de drogas del mundo, y, según
Noam Chomsky, «el primer terrorista
y el primer traficante de armas del mundo». Pero míster Maverick no
se distrae con esas cosas. Para entretenerlo está Cindy, ex reina de
belleza y heredera de 400 millones de dólares; ella financia la campaña
del, por ahora, senador por Arizona. Acostumbrada desde los
dulces 16 a pilotear su
gigantesco descapotable, cuya placa [«MS-BUD»] rendía homenaje a la
cerveza que convirtió a su padre, empresario de ese rubro, en un
potentado, buscó a su hombre y lo consiguió. Dieciocho años menor que
él, descubrieron que eran almas gemelas desde el principio: Cindy tenía
dinero y John era rico en ambición. «Va-t-en-guerre»
(belicista), como también se lo llama en Francia, fue cervecero durante
un tiempo, pero no demasiado:
lo esperaban destinos superiores.
—Abuelito, abuelito, ¡qué boca más
grande tienes! Para
comerte mejor A
los 96 años, Roberta Wright trabaja con constancia de enredadera para que
el septuagenario candidato llegue a la Casa Blanca. Es su mamá, mujer
fuerte y de carácter. Lo dio a luz, producto de su matrimonio con John S.
«Junior» McCain, en Coco Solo (Panamá); y por ser sus padres ciudadanos
nacidos en los USA, «Maverick» puede aspirar a la presidencia. Él tiene
un militarismo «cinco estrellas»: su padre lideró las fuerzas
estadounidenses en Vietnam; y su abuelo, John S. McCain Sr., había
comandado aviones navales en la Batalla de Okinawa en 1945. Por cierto que
nuestro personaje se graduó en
la Academia Naval. De allí, tantas idas, vueltas, aviones, torturas,
masacres a inocentes... y amantes.
Como
Vicky Iseman, otra rubia —30 años ella, lobista del sector de comunicaciones—que apareció con él en la
portada del «New York Times». Escándalo nacional. Fue en el 2000, y por
cierto que él lo desmintió con el argumento archirrepetido: «Sólo
somos amigos». De todos modos, lo más grave era la sospecha de que John
hubiera intervenido en favor de algunos clientes de Iseman. Resultado: sus
asesores bloquearon todo acceso de Vicky al Senador. Y colorín,
colorado... ¿Colorín, colorado?
McCain
fue hecho prisioneros en Vietnam a los 31 años. Durante un ataque contra Hanoi, debió tirarse en paracaídas.;
cayó en un lago, con los brazos y una pierna rotos; estaba inconsciente.
Tuvo suerte: un buen hombre que allí nadaba lo llevo a curación antes de
que la multitud llegara a dar cuenta de él por los bombardeos con que había
asesinado a tantos inocentes. Después, fue llevado a prisión.
Desde
luego, no se puede afirmar si lo torturaron o no, pero todo hace pensar
que sí. Sobre todo, el hecho de que él mismo reconociera que—para
evitar que lo martirizasen más— confesó a sus captores ciertos
secretos estadounidenses; y después intentó suicidarse.
Ahora
propone una enmienda contra la práctica de la tortura por el ejército
estadounidense, sobre todo contra el «suplicio de la bañera». Pero no
son pocos los politólogos que coinciden en que su oposición no se debe a
razones éticas, sino al deseo de no desmerecer la imagen de los USA. «Take
a Chance On Me», canta el senador, aunque asegura que nadie tiene más
suerte que él. Dar
puede ser invadir A
los 43 años había engañado a su primera esposa Carol Sheep —
joven modelo con quien se había casado a los 29— con Cindy, a quien
desposó un año después. Antes, había tenido una hija biológica con la
modelo y había adoptado a sus dos casi bebés. La primera esposa recuerda
que el matrimonio terminó porque McCain no quería tener 40 años,
sino 25… siempre.
Ahora
Cindy viaja periódicamente a Vietnam, para interesarse en niños con
problemas de salud; curiosa la naturaleza humana: primero se invade un país
y se mata a millones de personas, y luego se elige —como lo hace Cindy—
el mismo país al que se mutiló, para justificar una asistencia
social. Es un falso acto de amor o generosidad; una perversión que
crea agradecimiento de la víctima hacia su victimario. Es otra forma de
ocupación. Dar puede ser invadir.
Si
él ganara la presidencia —más allá de lo que en este sentido dicen
las encuestas—, su política en América Latina sería igual a la de
Bush. ¿Y esto qué quiere decir? Desde el 1º de julio de 2008, la IV
Flota de la Marina de los USA, con base en Mayport [Florida], incrementó
el despliegue militar en toda la región, y controla
los pasos de más de treinta países. Y si bien algunos denunciaron esta
conducta invasora, el operativo se realiza y McCain lo continuará.
El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, es francamente amigo del
Norte, así como Alan García en Perú, y también —aunque un poco
menos— Michelle Bachelet en Chile. Una suerte de «Eje del Mal» entre
los países latinos lo constituyen, para los conservadores, Hugo Chávez
en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador; ellos son
los presidentes que resisten y se resisten. Resultado: Morales —antes de
su extraordinario triunfo en el Referéndum revocatorio— sufrió
continuamente levantamientos provocados, y sobre Hugo Chávez pesan cada vez más amenazas y
planes de magnicidio, por parte de la CIA.
Como
Ronald Reagan, John McCain es zurdo... para escribir. Y ha dicho que, si
llegara a la Casa Blanca, seguiría exactamente el mismo camino de lo que
llama la Revolución Reagan. Las
políticas de la «Reaganomics», en la década del ’80: el capitalismo
del desastre (Naomi Klein), violaciones de los derechos humanos y a la
libre determinación de las naciones. La idolatría del mercado de un
gobierno para los menos en
detrimento de los más. Pero nuestro Lobo Feroz, quiere agregar a ese cóctel la obsesión por
mil años en Irak.
En
Irak se instalará Disney World. Primero se lo sacrifica, asalta, ocupa,
asesina, incendia, saquea. Después se lo invade culturalmente, para
quitarle la identidad e imponerle la del invasor. ¿Qué tiene que ver ese
mundo Hollywoodiano con Bagdad, lo deliberadamente ilusorio con la verdad? John McCain sabe bien que se trata de la prolongación de la guerra. Pero ignora que la magia no se inventa, pues la magia es la raíz. Y ya sueña con entrar a ese parque artificial, bien estrechada su zurda a la mano de Mickey Mouse. |
Cristina
Castello
Periodista y poeta
Publicado
el 28 de junio de 2008
http://www.cristinacastello.com
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