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Universidad de La Habana
Centro de Estudios de Salud y Bienestar Humano
Maestría de Bioética – 2008, 2009

Influencia de los medios de comunicación
en el estilo de vida saludable de los adolescentes

Autores: Ana Méndez, Magdalis Tellez y Mario Casas López - co autora  María Laura Riba

Índice

I - Un paseo por los medios de comunicación y su influencia a través del tiempo………………… Págs. 1 al 10

II - Medios de Comunicación y Adolescencia............................................................... Págs. 11 a 16

III - ¿Cuál es el límite?............................................................................................ Págs. 17 a 18

Notas Bibliográficas……………………….......................................................................……. Págs. 19 a 20

I

Un paseo por los medios de comunicación y su influencia a través del tiempo

“Y a continuación –seguí- compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza. Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello de modo que tengan que sentarse quietos y tengan que mirar únicamente hacia delante pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos, y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto; y a lo largo del camino supone que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de los cuales exhiben ellos sus maravillas.

“- Ya lo veo – dijo

“- Pues bien, contempla ahora a unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared (…). Entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.

“- ¡Qué extraña escena describes – dijo – y qué extraños prisioneros!

“- Iguales que nosotros –dije- porque, en  primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?

“-¿Cómo –dijo- si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?

“- ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?

“- ¿Qué otra cosa van a ver?

“- Y, si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?

“- Forzosamente.

“- Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?

“- No, ¡por Zeus! –dijo.

“- Entonces no hay duda –dije yo- de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.”[1]

Por este pequeño fragmento de los diálogos de Platón bien podríamos realizar una respetuosa comparación y preguntarnos como público -muchas veces “forzosos” de los medios de comunicación- ¿acaso no nos hemos sorprendido, alguna vez –o varias, si es que pudimos advertirlo- considerando real “ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados?”

Decir que los medios de comunicación influyen en una sociedad, no sería novedoso. Si lo fuera, no habría explicación alguna para la importancia que ellos han venido adquiriendo a lo largo del tiempo ni los diferentes poderes quisieran tener un manejo importante de ellos. Actualmente es habitual que grupos políticos y/o económicos anhelen poseer –y de hecho los tienen- multimedios; es decir, tener, por lo menos, un canal de televisión y un diario gráfico con su soporte digital pertinente, y si no pudiera ser también una radioemisora, al menos, un programa radial en la franja horaria más escuchada.

Lo de los medios y su señorío no es reciente. Es dable recordar el famoso programa radial que el director y actor norteamericano, Orson Welles (1915 – 1985) condujo en 1938: “La Guerra de los Mundos”, del escritor británico H.G. Wells. A través de su versión radial, advertía a la población que la Tierra estaba siendo invadida por extraterrestres, y tal fue su influencia en el público, que no fueron pocas las personas que, absolutamente convencidas de esta situación, entraron en pánico, y muchas terminaron en el suicidio. Lo que para varios fue una tragedia, para Orson Welles significó firmar contrato con la productora RKO, la cual financió una de las películas más importantes de la historia del cine: “Citizen Kane” (‘Ciudadano Kane’). Welles tenía sólo 25 años. Y el tema de esta película no es casual: está inspirada en la vida de William Randolph Hearst (1863-1951). ¿Y quién era este hombre como para merecer ser objeto de una película? Pues, casualmente, era un magnate de la prensa, editor y político norteamericano. Pero Hearst sí sabía de qué modo influir en la gente y de qué hábil manera sacar grandes dividendos por esto. Es considerado el precursor de la denominada “prensa amarilla” al utilizar métodos sensacionalistas para acaparar la atención pública. En 1927 llegó a controlar 25 periódicos en las principales ciudades de Estados Unidos.

Son muchos los medios efectistas que en el mundo reciben millones por despertar o azuzar cierto interés perverso entre el público o determinada tendencia xenófoba. Un ejemplo de discriminación llama la atención en una noticia dada por un canal televisivo argentino, el cual se destaca por su “amarillismo”. La información la ofrece de esta manera: coloca el fondo de pantalla de color rojo furioso, sobre éste, en letras enormes y blancas se lee: “Reiteramos: ACCIDENTE FATAL EN FLORES: MUEREN DOS PERSONAS Y UN BOLIVIANO”[2]. Al leer esto, uno no puede –no debería- dejar de preguntarse: ¿es que acaso los bolivianos no son personas?

Y ahora, jugando con el ir y venir del péndulo del tiempo, nos ubicaremos en el siglo XIX, en Cuba, para poder dar otro ejemplo del  poder que los medios siempre han tenido. A finales de este siglo, más exactamente en 1897, arriba a Cuba el francés Gabriel Veyre, representante de la firma Lumiere, por tanto, llega por primera vez lo que más tarde conoceríamos como “el cine”. Pero para observar de qué manera los medios de comunicación pueden influir en la opinión pública, de la mano del cine y del periodismo nos podemos remontar a finales de este siglo XIX para contar que “dos corresponsales norteamericanos de la firma VITAGRAPH, BLACKTON y SMITH, filman escenas de la toma de San Juan, en Santiago de Cuba, durante la guerra hispano-cubano-norteamericana, que titulan ’Luchando con nuestros muchachos en Cuba’. Otro corto filmado también por estos camarógrafos, fue realizado en Nueva York en una mesa de trabajo con fotos tomadas de los diarios neoyorquinos. Lo titulan ‘Combate Naval de Santiago de Cuba’. Hacen creer que son tomas reales”[3]. Estas filmaciones fueron percibidas por las personas –que acababan de descubrir el cine- como escenas obtenidas en el mismo campo de batalla debido al tratamiento realista del montaje. Una vez más –y no sería la única a lo largo de los años- la población aceptó como verdadero algo vendido como tal, y que sin embargo era falso.

Nuevamente de paseo por el tiempo, esta vez podemos remontarnos a las décadas del ’50 y del ’60, y ubicarnos en España: el franquismo había ganado la cruenta Guerra Civil, por ende imponía sus reglas. Entre otras cosas, Franco utilizó los medios de comunicación hasta el hartazgo para su campaña. Y aquí van algunos ejemplos de la manera en que eran consideradas las mujeres en aquellos años. Ejemplos que si bien hoy pudieran mover a risa, todavía producen irritación.

Franco había creado una Sección Femenina, y desde una distribución gráfica, la revista “Teresa”, se indicaban los siguientes “consejos”, los cuales -ya fuera por miedo o convicción- eran ampliamente aceptados y acatados entre las féminas españolas: “No hay que tomar el deporte como pretexto para llevar trajes de deporte escandalosos. Podemos lucir nuestra habilidad deportiva, pero no que estas habilidades sirvan para que hagamos exhibiciones indecentes. Tampoco tenemos que tomar el deporte como pretexto para independizarnos de la familia, ni para ninguna libertad, contraria a las buenas costumbres.”[4]Gimnasia casera: Una mujer que tenga que atender a las faenas domésticas con toda regularidad, tiene ocasión de hacer tanta gimnasia como no lo hará nunca, verdaderamente, si trabajase fuera de su casa. Solamente la limpieza y el abrillantado del pavimento constituye un ejemplo eficacísimo, y si se piensa en los movimientos que son necesarios para quitar el polvo de los sitios altos, limpiar los cristales, sacudir los trajes, se darán cuenta que se realizan tantos movimientos de cultura física que, aun cuando no tienen finalidad la estética del cuerpo, son igualmente eficacísimos, precisamente para este fin.”[5]“Cuando estéis casadas, pondréis en la tarjeta vuestro nombre propio, vuestro primer apellido, y después la partícula “de” seguida del apellido de vuestro marido. Así: Carmen García de Marín. En España se dice señora de Durán o de Peláez. Esta fórmula es muy agradable, puesto que no perdemos la personalidad, sino que somos Carmen García, que pertenece al señor Marín, o sea, Carmen García de Marín.”[6]“Las mujeres nunca descubren nada: les falta, desde luego, el talento creador, reservado por Dios para inteligencias varoniles, nosotras no podemos hacer nada más que interpretar, mejor o peor, lo que los hombres nos dan hecho.”[7]

Más actual, podríamos preguntarnos acerca de la manera en que los diferentes medios han tratado distintos hechos bélicos, desde la guerra de Vietman hasta la no muy lejana guerra de Irak. ¿Acaso quedó bien definido, para la población en general, al considerar los medios de comunicación de cualquier tendencia y de cualquier parte del mundo, quiénes eran “terroristas” y quiénes “invasores”? La Historia ya no estaba dividida en blanco y negro como en los westerns. A la luz de los acontecimientos, ¿quién atentó contra el World Trade Center? ¿Osama Bin Laden o Saddam Hussein? Es que el primero fue sindicado como el autor de los atentados, sin embargo es al segundo a quien ejecutaron. ¿Y Ozama? Es bueno hacer memoria para reflexionar acerca del rol que los diferentes medios de comunicación tuvieron en estos temas.

En los tiempos que corren, informaciones cruzadas vuelan por Internet: lo que se oculta por un lado se descubre por  otro. Existe un spot publicitario del canal norteamericano MTV del que, se dice, fue prohibida su emisión en la televisión, por lo que el propio MTV comenzó a hacerlo circular por Internet: el gran medio de este siglo. El spot publicitario tiene, como fondo, las Torres Gemelas incendiándose en pleno corazón de Manhattan. Y sobre esta imagen van apareciendo diferentes personas, cada una de ellas con una frase que la acompaña. De este modo y para ejemplificar, en una de estas imágenes, además de las torres ya descriptas, se lee: “texto al lado de las torres: 2863 personas murieron. Texto al lado de un hombre: “40 millones de infectados de HIV en el mundo. El mundo unido en contra del terrorismo, debería unirse también contra el Sida”[8]. Y al mismo tiempo, la MTV sabe que sus correos electrónicos surten efecto porque, como escribió Klein: “Desde sus inicios la MTV no sólo ha sido una máquina de vender los productos que publicita las 24 horas del día (ya sean cremas faciales o los discos que promociona por medio de vídeos musicales (, sino un anuncio ininterrumpido de la propia MTV: se trata de la primera emisora televisiva que es a la vez una marca”[9]. Y demás está decir que su público. Mayoritariamente, es adolescente.

Son prácticamente infinitos los modos que tienen los medios de comunicación para influir en las diferentes sociedades. Y en toda esta vorágine de informaciones cruzadas, de hasta “chismeríos cibernéticos”, de sensacionalismo y de, también, información válida, ¿qué papel juegan las marcas? Sí, las “marcas”; las “marcas” que imponen la moda. Aún en Cuba. Para ello podemos remitirnos a la politóloga y periodista norteamericana Naomi Klein cuando señala: “Las marcas se tornan peligrosas  (…) cuando la balanza se inclina a favor de los patrocinantes, despojando a la cultura anfitriona de su valor intrínseco, tratándola como poco más que un instrumento de promoción. Sin embargo es posible desarrollar una relación más equilibrada, donde el patrocinador y el patrocinado conserven su poder y donde se tracen y conserven unos límites claros. Como periodista en activo, sé que los medios de comunicación de las empresas publican artículos críticos e independientes, e incluso contrarios a éstas, pero aparecen entre un anuncio de tabaco y otro de coches. ¿Esos artículos quedan manchados por su impuro contexto? Sin duda. Pero si el objetivo no es la pureza, sino el equilibrio, es posible que los medios escritos, donde comenzaron las campañas publicitarias masivas, nos den algunas lecciones importantes sobre cómo enfrentar el programa expansionistas de las marcas.

“Es de todos sabidos que muchos anunciantes odian los contenidos polémicos, que cuando se les critica, aunque sea suavemente, dejan de poner anuncios, y que viven a la búsqueda de los denominados agregados de valores, esto es, las menciones de sus artículos en guías de compras y en folletos de modas. Por ejemplo, S.C. Jhonson & Co., estipula que sus anuncios en revistas femeninas “NO DEBEN COLOCARSE JUNTO A ARTÍCULOS DE TEMAS POLÉMICOS O DE MATERIALES CONTRARIOS A LA NATURALEZA DEL PRODUCTO PUBLICITADO” (…). (9) Otro de los interesantes ejemplos que menciona Klein acerca de la influencia que los medios de comunicación y las marcas poseen sobre en el público, expresa: “Otro escándalo causado por el patrocinio estalló durante las Olimpíadas de Invierno de 1998 de Nagano, en Japón, cuando la periodista de investigación de la CBS, Roberta Baskin comprobó que sus colegas de la sección deportes de la emisora daban las noticias vestidos con chaquetas con el logo de Nike. Nike era el patrocinador oficial de la cobertura del evento por la CBS, y había dotado a los periodistas con prendas con su logo, porque según Lee Weinstein, el portavoz de Nike, “NOS  AYUDA A DAR A CONOCER NUESTROS PRODUCTOS”. Baskin dijo “LAMENTAR MUCHÍSIMO Y SENTIRSE AVERGONZADA” de que los periodistas de CBS parecieran estar recomendando los productos Nike, no sólo porque ello significaba un debilitamiento adicional de la separación entre el contenido editorial y la publicidad, sino porque dos años antes, Baskin había revelados los abusos contra los trabajadores que se cometían en la fábrica que Nike tenía en Vietnam. Acusó a la emisora de impedirle seguir cubriendo la competición y de no volver a emitir su nota sobre el tema como estaba previsto, para proteger su convenio de patrocinio con Nike. El presidente de noticias de CBS, Andrew Heyward, negó pertinazmente haber cedido a las presiones de la empresa patrocinante, y calificó la actitud de Baskin de “VERDADERAMENTE RIDÍCULA”. A mitad de los juegos quitó las chaquetas a los reporteros, pero la sección de noticias las siguió llevando”[10]. Cabría preguntarse qué pasa con las marcas en Cuba. Aunque no existan los tipos de publicidades que hay en otros países, ya es claro que, especialmente entre los jóvenes, esas “marcas” son importantes: para un muchacho no es lo mismo tener “un par de tenis” que tener “un par de tenis Adidas o Reebook”, por ejemplo.

De diferentes ejemplos, a favor y en contra, sobre el ascendiente de los medios de comunicación en las personas, está llena la historia de los mismos. Pero, ¿qué pasa con esas personas? ¿Qué sector de la población es el más influenciable? Pues si bien todos somos influenciados de alguna u otra forma, está claro que el sector de los adolescentes es uno de los más influenciables. Y para no apuntar siempre a ejemplos negativos, también debemos considerar que los medios de comunicación, cuando se lo proponen, sirven para difundir campañas de prevención, por ejemplo, contra el VIH o las drogas. Una de las campañas sobre la importancia de la leche materna implementada en un país de Suramérica, tenía como uno de sus puntos fuertes los carteles; así en diferentes sitios donde los medios de transporte tenían mayor afluencia de pasajeros, podían verse carteles de amplia dimensiones con la imagen de un sujetador amplio, color blanco, y debajo de él, escrita la siguiente frase: “La mejor leche viene en este envase”.

Pero, ¿qué pasa con los adolescentes ante estas campañas o ante los anuncios que solamente persiguen el consumo? Son nudos que trataremos de ir desatando a lo largo de este trabajo, por lo menos, algunos de los aspectos más importantes.   

II

Medios de Comunicación y Adolescencia

Como señaláramos en la primera parte, la adolescencia es una de las etapas más vulnerables y más receptivas ante los medios de comunicación. Pero, previo a continuar, comencemos por decir qué se entiende por “adolescencia”.

La adolescencia, como se define en todos los textos de estudiosos dedicados a esta etapa tan importante en nuestras vidas, es una etapa que va desde los diez a los veinte años, aproximadamente; es una etapa de cambios, cambios en todos los sentidos: biológicos, psicológicos y sociales. Una de las características fundamentales que la define, es la “crisis de identidad”, y esto se ve, por citar sólo un ejemplo, en su falta de control de los impulsos, los cuales los llevan a tomar conductas poco acordes a los modelos aprendidos, mucho menos a los establecidos socialmente.

Los medios de comunicación juegan un papel fundamental en esta etapa. Ellos existen, por esencia, para influir en la población y esta población de adolescentes puede ser muy frágil ante el avance de éstos; pero también, puede llegar a ser totalmente insensible a ellos. Todo depende del vínculo afectivo que establezcan. Algo así sucede con sus padres, y también con sus pares. Su estilo de vida puede ser modificado, o influido por los medios de comunicación; desafortunadamente, en el mundo los resultados casi siempre son desalentadores. En este planeta globalizado, donde impera el consumismo y la sobrevaloración de la imagen, y no los valores genuinos de cada grupo, los medios, de modo general responden a los intereses del consumo. Como sostiene la filosofa española Adela Cortina, globalizar y comprometerse con lo bueno, es un reto: ““La globalización, como cualquier otro fenómeno humano, puede ser aprovechada para el bien o para el mal. Ahora comprobamos que se están ampliando las diferencias entre ricos y pobres, entre países o incluso dentro de ellos, pero esta situación nos brinda una gran ocasión: globalizar lo bueno”.[11]

¿Y por qué los medios de comunicación pueden influir con tanta fuerza sobre los adolescentes? Pues, además de ser muy vulnerables, al decir de los autores españoles Mario Carretero y José Antonio León, “como es de todos conocido, la adolescencia abre la puerta a un nuevo mundo que conlleva importantes y profundos cambios, no sólo en la propia imagen del individuo y en la manera de interactuar con sus iguales y el resto de las personas, sino que se extiende también a nuevas formas de pensamiento. Los adolescentes alcanzan un nuevo y más complejo nivel de pensamiento que va a permitirles concebir los fenómenos de manera distinta a como lo habían hecho hasta entonces. Este pensamiento, caracterizado por una mayor autonomía y rigor en su razonamiento, se ha denominado, en la tradición piagetiana, pensamiento formal, y representa al estadio del mismo nombre, el estadio de las operaciones formales”[12]. Entonces ocurre que ya los adolescentes no se guían tanto por lo que dice un adulto sino que influye mucho el razonamiento formal del grupo. Un grupo de adolescentes bien puede fanatizarse con un músico, de este modo estos adolescentes van desde adquirir u obtener sus canciones, videos y cualquier objeto que lo represente, hasta imitar su vestimenta o su modo de moverse. Y para ellos esto es realmente importante.

La psicóloga cubana Laura Domínguez García resalta que “otra característica en esta esfera, propia de la juventud, es que su vida cultural y recreativa se encuentra relacionada, en mayor medida, a  espacios externos al centro de estudios o laboral”[13], y considerando la relación que los adolescentes tienes con los diferentes medios, indica que “según I. Kon, la lectura, el cine y la televisión, se encuentran entre las actividades preferidas en este grupo evolutivo, y en ocasiones, la gran dispersión de intereses que poseen les trae dificultades en la organización y distribución de su tiempo. En cuanto al desarrollo de los intereses cognoscitivos podemos señalar que en ambas etapas aumenta la variedad de intereses, y en el tránsito de la adolescencia a la juventud, el sujeto se va tornando cada vez más selectivo e intencional, respecto a las esferas de la realidad hacia las cuales se orientan sus intereses”.[14]

Como señaláramos al inicio, las relaciones que los adolescentes sostengan con los medios de comunicación tienen mucho con ver con el tipo de relación que se establezca entre ellos y sus padres, y entre ellos y sus pares. La doctora Domínguez García expresa al respecto que “las relaciones de comunicación entre los adolescentes y sus padres dependen de diferentes factores, entre los que pueden mencionarse el nivel socioeconómico de la familia, el nivel escolar y cultural de los padres y una última cuestión, no menos importante, que es el estilo de comunicación que se ha venido desarrollando entre padres e hijos, en las etapas anteriores. Si existe costumbre de dialogar en la familia, si se colegian las decisiones, si se respeta la diversidad de las individualidades y el derecho a la independencia de los hijos, el tránsito por esta etapa será menos convulso en lo relativo a las relaciones adolescente-adulto”[15]. Y en esa relación, convulsa o no, se encuentran incluidos los medios de comunicación. Pensemos en un ejemplo: la cultura televisiva que está al alcance de todos; si ésta no responde a los intereses de este grupo, sencillamente no se ve, no se comparte, ni mucho menos interactúa. Pensemos en otros ejemplos comunes, en vallas lumínicas o informativas: si éstas permanecen mucho tiempo y no responden al fenómeno de la inmediatez, por ejemplo el fenómeno de un huracán y sus estragos, seguro estamos que el gran grupo de jóvenes lo pasarán por alto y no recordarán lo que hay en ese sitio, aunque pasen habitualmente por ese lugar. Ahora que el “Che” es estrella de Hollywood o aparece en los pulóveres de los adolescentes, ¿se puede inferir, acaso, que esos adolescentes saben quién realmente es Ernesto ‘Che’ Guevara? Lo más probable es que, en la mayoría de los casos, todo se trate de una cuestión de moda impuesta desde los medios de comunicación. Lo mismo ocurre cuando el discurso es repetitivo y poco reflexivo: si no aborda los intereses de la juventud, tampoco será oído.

Por eso es que resulta realmente preocupante cuando nos llenamos de buenas intenciones al educar y formar a los adolescentes, y el mensaje no les llega. Aquí citaremos nuevamente a Naomi Klein cuando cuenta: “Mi mejor amiga Lan Ying y yo nos pasamos el último año de la secundaria manteniendo enfermizas discusiones sobre lo absurdo que es la vida cuando ya todo está hecho. El mundo que nos rodeaba no nos parecía un cúmulo de posibilidades, sino como un laberinto de pasadizos, similares a los que cavan los insectos en la madera. Y quien se sale del estrecho y convencional pasadizo del materialismo, cae en otro, el de quienes se apartan del sendero principal. Ese camino estaba muy transitado (entre otras personas por nuestros propios padres) (…) De cualquier modo que nos imaginábamos, nos encontrábamos convertidas en un  cliché, como personas de los anuncios de Jeep o de las comedias de la televisión”[16]. Un adolescente sin proyecto de vida definido, bien puede sentirse, en un “cliché”, y en el peor de los casos, convertirse en uno.

Implementar una real forma de comunicación es difícil; se necesita de un equipo que transdiscipline, que conozca a los grupos y sus problemáticas, los ejemplos didácticos, las urgencias, en fin, que conozca hasta la inmediatez en la cual se mueven los jóvenes, para que luego se puedan abordar otras temáticas que, sin duda, irán apareciendo sobre el camino.

No son los medios los únicos encargados de modificar los estilos de vida, sino lo es también la familia, la escuela, los primeros educadores (esos que no se olvidan), las estructuras sociales, los decidores. Pensemos ahora en la sexualidad responsable que se promueve, aquélla que para cada grupo etáreo debe ser diferente el mensaje. Aquí, no sólo el grupo etáreo sino también el contexto de ese grupo, juegan un papel determinante. Por eso es necesario reafirmar que el trabajo en la comunidad, donde justamente está el “problema”, es donde se deben hallar las soluciones, y para ello, además de la familia y otros, los medios de comunicación deberían aportar más. Por ejemplo, en Cuba son buenas las campañas que se realizan contra el VIH SIDA: los adolescentes conocen muy bien el tema –incluso más que muchos adultos- y toman sus precauciones.

En estos momentos, es una preocupación de un grupo importante de jóvenes, tener una nutrición saludable. Esa preocupación responde a un “conocimiento previo” de los beneficios de una dieta balanceada para la salud; pero también puede responder a que se vende una imagen atlética, delgada, estilizada como el modelo de belleza en hombres y mujeres. Como bien señala la doctora cubana Francisca Cruz Sánchez: La mayoría de los riegos de salud en la adolescencia están asociados con determinantes en la familia y en el entorno (comunidad y sociedad) y no con temas de salud propiamente dicha (como es el acceso a servicios)”.[17]

Los medios de comunicación, si bien no tienen todo el poder para cambiar al mundo, sí lo poseen para influir en el estilo de vida. Y los adolescentes, en ese sentido son la mejor fuente donde los medios de comunicación pueden beber para mejor vender. En varios países –y ya existen casos en Cuba- la anorexia y la bulimia están causando estragos, especialmente, entre las muchachas. Todas quieren lucir bellas, con la misma silueta de la modelo de moda con la cual se identifican, y sucede que la mayoría de estas adolescentes todavía no han terminado de desarrollar su cuerpo, o simplemente, poseen una contextura física absolutamente distinta, la cual nunca llegará a ser como la de la modelo de turno.   

Otro modo de influir lo hace también una publicidad de cigarros que siempre muestra a jóvenes sanos, esbeltos y bellos, y por más que en las etiquetas se coloque cuán nocivo es fumar, los jóvenes consumen cigarros y de la marca que le den o que mejor se venda. Ahora bien, si en Cuba existen publicidades contra el alcohol, ¿por qué es frecuente ver a adolescentes subir en las guaguas con una caja de ron, a cualquier hora del día? Es una pregunta para reflexionar acerca de si los adolescentes se sienten identificados con esas campañas o éstas poseen cierto grado de distanciamiento respecto de la adolescencia.

Las adicciones tienen una génesis tan antigua que nos ensombrece la forma de cómo evitar el consumo desmedido, ya no de “drogas duras” sino de las “drogas porteras” como el tabaquismo y el alcohol que ha crecido en la población cubana durante los últimos años, y la edad de inicio de estas adicciones es cada vez más baja. Los medios sin duda pueden hacer su parte y ayudar a la prevención; pero esto no basta por sí sólo pues también –como se ha indicado en párrafos anteriores- la falta de un sentido de vida, de un proyecto de vida, conducen a la cercana posibilidad de la adicción. El límite se torna tan delgado como un cabello.

La familia es el eslabón inicial y, diríamos, que el más trascendental de todos, entonces se nos escurre el trabajo para realizar con el adolescente, para también realizarlo con la familia. Como bien plantea la doctora Laura Domínguez García, “a muchos padres les cuesta trabajo abandonar el carácter sagrado de su autoridad, y esto se muestra en una actitud, que parece tener en su base la siguiente afirmación: ‘las órdenes no se discuten, se cumplen’. La incapacidad de los padres y adultos en general, para dialogar con los adolescentes y la tendencia a adoptar ante estos una posición de preponderancia, que justifican con su mayor experiencia y por tanto infalibilidad, son condiciones que originan y agudizan el conflicto adulto-adolescente opera en el plano de las relaciones de comunicación de sujetos concretos y no debe confundirse con el conflicto o brecha generacional, fenómeno este último, que se desarrolla a nivel social general y que por supuesto, se refleja en las relaciones particulares entre sujetos individuales, de forma mediatizada”[18].En la literatura psicológica existen diferente criterios acerca de lo que un adolescente está sintiendo durante esta etapa, de este modo, R. Grinder expresa que nuestros adolescentes crecen en un punto del espacio y el tiempo en el que se expande una nueva moralidad, según la cual, los libros sucios en realidad no lo son, las palabras groseras no profanan, la pornografía es un arte, la promiscuidad es liberalismo, el nihilismo exige valor y el agnosticismo significa apertura de mente. Con estas consideraciones el autor refuerza la importancia del medio y de los valores sociales y morales, que se postulan como deseables, en el carácter crítico del desarrollo en esta etapa”.[19]

“En un entorno frenético de marketing de la cultura juvenil, -señala Klein- toda la cultura comienza a crearse a partir del frenesí. Gran parte de la cultura de los jóvenes comienza a depender de lo que los sociólogos Robert Goldman y Stephen Papson denominan ‘desarrollo suspendido’ señalando que ‘después de todo, no tenemos idea de lo que movimientos culturales como el PUNK, el GRUNGE, el HIP-HOP podrían ser si no se los explotara a causa de su potencial económico”[20]. Bien podríamos preguntarnos, actualmente ¿qué es el REGUETTON? ¿Es en verdad una música representativa de un sector determinado de la población o una música impuesta en el mercado por conveniencias económicas?

Sin dudas, datos y cuestionamientos para reflexionar.

III

¿Cuál es el límite?

Responder a esta pregunta es poder encontrar el vellocino de oro. Pero como se narra en la historia griega, el dinosaurio que cuidaba este vellocino y que nunca dormía, un buen día se durmió bajo los hechizos de Medea. Por eso, tal vez, una de las posibilidades de saber hasta dónde el adulto puede intervenir en la influencia negativa que los medios de comunicación pueda causar en el estilo de vida adolescente, sea, precisamente, no quedándose “dormido” como el viejo dinosaurio de la historia griega. Se debería tratar de buscar un equilibrio entre lo que la familia y decisores transmiten, y la oferta de los medios de comunicación para los adolescentes, buscar la manera de evitar que el adolescente se pierda en la vorágine mediática. Los medios de comunicación pueden ser también utilizados como excelentes trasmisores de prevención, ejemplos de vida saludable sin necesidad de adoptar, de atrapar todo lo que se vende –de cualquier forma y en todos los países- para poder “ser”. Nos referimos nuevamente a la filósofa Adela Cortina cuando especifica: “En cualquier sociedad tiene que estar presente la ética. Los seres humanos, como decía el profesor Aranguren, no pueden vivir más allá del bien y del mal, y de ellos deriva el grado de moralidad que rige en una sociedad en una etapa determinada. En estos momentos, la nuestra es una sociedad de consumo, y en la raíz de ese consumo se reflejan las motivaciones más o menos morales, lo que indudablemente nos convierte en seres más o menos libres. Si las personas consumimos de una manera moderada, sensata y justa, la sociedad funcionará en esa misma dirección”.[21]

Pues de eso se trata, de “comunicar” algo que, muchas veces, los propios medios olvidan.

Tanto consumir desesperadamente para autoafirmarse como persona, así como plantearse proyectos poco posibles de llevar a cabo son alertas a las cuales el adulto no debe pasar por alto, pues ellas traen consigo la frustración, el desencanto y la depresión. En el documental cubano “CLOSE UP”[22] se muestra a un sector de jóvenes cubanos que se reúnen en el parque de la calle G, pleno corazón habanero. En él se observan a muchachos que dicen ser “vampiros”, se los escucha contar sobre el estilo de vida que sostienen. Hay uno de mayor edad que dice ser “hombre lobo”. Y otros muchachos pasan sus noches en la “nada”. ¿Qué pasó con sus proyectos de vida? ¿Desde qué medios fueron influenciados? ¿Qué valores les fueron transmitidos? Todas cuestiones para analizar y reflexionar. En este mismo documental, una adolescente dice: “Estar en este parque es estar en G, y estar en G, para cualquier adolescente es lo más grande”.

La influencia de los medios, como la globalización, ya es inevitable. Si la filósofa valenciana Adela Cortina propone “globalizar lo bueno”, tal vez habría que plantearse el rescate de las buenas influencias de los medios y resaltarlas para que no se extravíen; realizar mensajes con los cuales, los adolescentes se sientan identificados, para que no los rechacen No basta la información sino el modo en qué se informa. La manera de llegar, el modo de comunicarnos.

Los medios de comunicación conocen muy bien el manejo de la psicología de masas, comprende la conducta de las personas dentro de las sociedades y su relación con la cultura y el medio ambiente, por eso las publicidades, casi siempre, dan en el centro. Por eso es importante pulsar la tecla exacta que atrape al adolescente para que cuide su vida y encuentre su propio sentido y no caer en el nihilismo que, según una frase de Utah Phillips: “La Tierra no se muere; la están matando. Y los que la matan tienen nombre y dirección”.  

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS:  

[1] Platón, “La República” – Libro VII.

[2] “Teresa”, revista de la Sección Femenina – Economía doméstica para Bachillerato, Comercio y Magisterio – 1968.

[3] “Teresa”, revista de la Sección Femenina – Marzo de 1961.

[4] Sección Femenina – Economía doméstica para Bachillerato, Comercio y Magisterio – 1968.

[5] “Pilar” – Premio de Prensa – 1948.

[6] www.placasrojas.com.ar

[7] Douglas, María Eulalia -“La tienda negra – El cine en Cuba (1897-1922) – Cinemateca de Cuba.

[8] Promocional del canal norteamericano MTV que circula por Internet.

[9] Klein, Naomi, “NO LOGO –El poder de las marcas”, Pág. 54 – Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2007.

[10] Klein, Naomi, “NO LOGO –El poder de las marcas”, Págs. 48 y 49 – Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2007.

[11] Entrevista a Adela Cortina: “El consumidor, con su fuerza, puede mejorar el mundo en que vive" – Revista CONSUMER

[12] Mario Carretero y José Antonio León, “DESARROLLO PSICOLÓGICO Y EDUCACIÓN” Compiladores: Jesús Palacios, Álvaro Marchesi y César Coll - Alianza Editorial S. A. Madrid, España, 1999. -Capítulo  17. Del pensamiento formal al cambio conceptual en la adolescencia – Págs. 453 a la 469 del libro original.

[13] Domínguez García, Laura - CONFERENCIA INTRODUCTORIA TEMA IV - El Sistema de Comunicación en las etapas de la adolescencia y la juventud: Relaciones con los Adultos. Enero 2003.

[14] Ib ídem.

[15] Ib ídem.

[16] Klein Naomi, “NO LOGO –El poder de las marcas”, Pág. 74 – Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2007.

[17] Cruz Sánchez, Francisca. Conferencia “Diagnóstico de las NECESIDADES en ADOLESCENTES”

[18] Domínguez García, Laura - CONFERENCIA INTRODUCTORIA TEMA IV - El Sistema de Comunicación en las etapas de la adolescencia y la juventud: Relaciones con los Adultos. Enero 2003.

[19] Ib ídem.

[20] Klein, Klein, “NO LOGO –El poder de las marcas”, Pág. 77 – Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2007.

[21] Cortina, Adela – “El consumidor, con su fuerza, puede mejorar el mundo en que vive" – Entrevista en revista digital www.consumer.es

[22] “Close Up”, documental cubano realizado por Damián Sainz Eduardo y Roger Gutiérrez.

Autores: Ana Méndez, Magdalis Tellez y Mario Casas López - co autora María Laura Riba

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