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Adolescencia y calidad de vida |
Aun con 1700 millones de adolescentes en el mundo, no son pocos los que ven a los adolescentes como seres molestos, seres casi al borde de la estupidez continua. Por consiguiente ven a la adolescencia no como una etapa de tránsito sino casi como una “enfermedad” que al muchacho/a “ya se le va a pasar”. De este modo, cabe preguntarnos ¿qué calidad de vida tienen los adolescentes en este contexto? O en el mejor de los casos, cuando el adolescente se encuentre inmerso en un círculo donde la buena comunicación fluye, también vale plantearse el mismo interrogante, puesto que de su calidad de vida dependerá su fututo como adulto. La adolescencia se define como el período que va desde los 10 hasta los 19 años, en el cual, no sólo se producen un crecimiento y maduración físicos acelerados sino que también existen cambios de orden psicológicos, sexuales, de comportamiento y socialización. El adolescente necesita construir un nuevo equilibrio entre sus vivencias personales y su ambiente. La adolescencia es un proceso continuo y complejo de naturaleza biopsicosocial a través del cual los adolescentes construyen, con el apoyo de la familia, pares y la comunidad, un conjunto de capacidades y aptitudes, que les permiten satisfacer sus necesidades con vistas a alcanzar un estado de completo bienestar. Por ende, su calidad de vida es indispensable que sea buena, que el adolescente pueda cubrir sus necesidades para que el adulto del mañana viva y se desarrolle individual y socialmente. A fin de ayudarlos a tener una calidad de vida que permita un sano desarrollo, hay que considerar los siguientes aspectos que aparecen en esta etapa:
Asimismo, el adolescente se enfrenta a situaciones que hacen que su calidad de vida se vea alterada. Alguno de los factores que la obstruyen son:
1) “Los menores no deben participar en investigaciones que puedan realizarse con igual validez en adultos”. 2) “Las investigaciones con menores deben tener como objetivo obtener conocimientos pertinentes a sus necesidades de salud”. 3) “El representante o responsable del menor debe dar su consentimiento por delegación”. 4) “Debe obtenerse el consentimiento, o al menos el asentimiento, del menor, según su capacidad”. 5) “La negativa del menor a participar en la investigación debe respetarse, a menos que el tratamiento propuesto sea la única alternativa médicamente adecuada”. 6) “El riesgo inherente a las intervenciones que no beneficien directamente al menor debe ser bajo y estar en relación con la importancia de los conocimientos que se generarán”. 7) “Las intervenciones que brinden un beneficio terapéutico deben ser al menos tan beneficiosas para el menor como cualquier otra alternativa disponible”. Asimismo se debe destacar que el Coloquio Internacional sobre Bioética y Derechos del Niño celebrado por la Asociación Mundial de Amigos de la Infancia (Mónaco, 2000) recalcó que el interés del menor está por encima de los intereses de la ciencia y de la sociedad. Una óptima calidad de vida en la adolescencia no asegura un destino brillante, pero –como se ha observado al inicio- puede hacer que el adulto del mañana sea una mejor persona. Y para ello hay que estar atentos a los cambios y dilemas que se producen en ella. Por eso, para finalizar, es dable recordar un párrafo del libro “Fiebre de Caballos” del cubano Leonardo Padura, donde se reflejan sensaciones y necesidades de un adolescente varón: “Pero sobre todo te sientes feliz pues esta misma noche saldrás con Adela y estás decidido a acostarte con ella. Va a ser la primera vez que hagas el amor, la idea te atormenta, te complace y también te avergüenza porque vas a comenzar muy tarde. Desde ayer sólo imaginas cómo será todo. Te gusta imaginarlo con colores, con colores y presentidas sensaciones, mientras se te endurece hasta la vida. Y aunque sabes que los consejos y las experiencias ajenas no sirven para nada a la hora de la verdad, a la hora de tu verdad, has dejado que el Flaco te explique los trámites para alquilar en la posada y, como referencias adicionales, lo has dejado hablar de las posiciones ideales para romper a una señorita. Pero te sigue preocupando entrar en la posada, el alquiler, tus nervios, las miradas seguramente burlonas”. |
Doctor Mario Jesús Casas López
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