JAQUE encontró en Buenos Aires un Borges melancólico, desencantado, sin
esperanzas, para quien ser argentino es “un acto de fe”. Confiesa no
saber nada del tango, de Gardel, de la literatura contemporánea, ni de
política y, en otro juego de espejos afirma ignorar si tiene o no
realmente vida personal. Es Jorge Luis Borges.
Borges, Ud. que ha viajado tanto, ha estado en tantas ciudades...
— No se crea, no tanto. Hay dos países que me gustaría mucho conocer:
China e India. Pero imagínese que no me puedo costear esos viajes. No es
como ir a Bolivia o a Chile.
No, claro. Pero Ud. que ha viajado tanto, decía, ¿cómo se siente en
Buenos Aires?
— Como todo el mundo, melancólico. Porque no mejoran las cosas. Hace un
año y medio que están los radicales y no han hecho nada ¿puede ser?
Quizás ahora hagan algo. Recuerdo que cuando fue electo, el Presidente
me invitó a un acto oficial. Yo sólo conocía a Bioy Casares, a los demás
escritores no los conocía. Era gente más bien de radio, de teatro,
actores. Pero a los escritores no los conocía. Yo dije algunas palabras.
Pero ahora estoy muy desencantado, sin esperanzas...
Ud. dice en uno de sus poemas:"Ser esa cosa que nadie puede definir:
argentino”. ¿Tampoco ahora podría definirlo?
— No. no podría. Yo creo que algo así sucede con todos los países ¿qué
es ser irlandés? ¿qué es ser sueco? Un acto de fe. Ser argentino es un
acto de fe. Es muy raro. Este país, no sé, algunos dicen que va a
salvarse con las nuevas medidas. pero hace
muchos años que tenemos problemas.
Compadritos eran los de antes
Borges, hablando ahora de su obra, los temas que en ella se repiten son
el tiempo, los laberintos, los espejos, los compadritos...
— Sí, los compadritos. Pero los compadritos se acabaron con las armas de
fuego; los verdaderos compadritos eran cuchilleros. Yo conocí
cuchilleros. El cuchillo era un arma de guapos, ellos llevaban siempre,
los de ciudad, el cuchillo en la sisa del chaleco, se sacaba así (hace
el gesto de sacar el puñal), en cambio en el campo lo usaban en el lado
izquierdo del cinto, y lo sacaban así (hace otro gesto).
"Hacia arriba y con el filo para adentro”, como enseña Ud. en el cuento
“El sur”.
— Claro, pero fíjese qué raro, nunca se hablaba del cuchillo, por pudor.
Si se lo sacaba era para usarlo, pero no se lo mostraba nunca. Además se
usaba cuchillo corto. Ya el hecho de sacar un puñal corto era una prueba
de que uno sabía usarlo. Pero ahora el cuchillo ya no tiene sentido.
Yo no se nada del tango
¿Qué opina del tango, Borges?
— Yo no sé nada del tango.
Ud. dice que no tuvo orígenes populares.
— No. el pueblo lo rechazó. En los conventillos no se bailaba. En
realidad, yo he leído algo sobre el tango. Surge en la misma época que
el jazz, en el mismo ambiente: en los prostíbulos. Pero puede probarse
que no fue popular por los instrumentos. La milonga, por ejemplo, se
acompañaba con la guitarra. ¿Sabe cuál es la etimología de la palabra
guitarra?
No.
— Viene de cítara, del griego: citara-guitarra ¿qué lindo, no? Bien,
el tango surge hacia 1880, no se sabe si originario de Montevideo o de
Buenos Aíres, en el mejor de los casos se comprueba que no es popular
por los instrumentos: piano, flauta y violín, y luego se agrega un
instrumento alemán: el bandoneón. Así que no es
popular, porque los instrumentos son muy caros. La flauta no, pero el
violín y el bandoneón, sí. En cambio la guitarra es popular. Cuando yo
era chico se tocaba en todas las esquinas de Buenos A¡res. ahora no.
¿Qué opina de este homenaje un tanto desmesurado que se le está
brindando a Gardel?
— Yo no sé nada de
Gardel. Sé que no quiso ser ciudadano uruguayo. Se llamaba Charles
Gardel, era descendiente de franceses. El la compró a la madre.
¿Cómo?
—
La madre de él trabajaba en un prostíbulo en Toulouse, entonces él la
compró. El precio de las prostitutas variaba según la edad y las
nacionalidades. Aquí las más baratas eran las criollas, luego venían las
polacas y finalmente, las más caras eran las francesas.
Otro de sus temas
preferidos son los espejos ¿qué le sugieren?
Cuando yo era
chico había muebles hamburgueses en casa. Había un espejo de tres
cuerpos donde yo me miraba siempre. Desde mi cama, inmóvil. Y un día se
me ocurrió que una de las imágenes reflejadas podía tomar vida propia,
podía empezar a obrar por su cuenta. Ese es el origen de mi interés por
los espejos, y por eso aparecen en mis cuentos.
Tampoco de novelas
¿Por qué nunca escribió una novela?
— Porque no soy lector de novelas. Bueno. leí el Quijote, y un novelista
que para mi es el novelista: Joseph Conrad. He leído a Dickens mucho,
leí Crimen y castigo, lo leí con mucho entusiasmo, más que
Los hermanos Karamazov, Tolstoi sí me gusta mucho. Pero otras novelas...
En cambio leí Las mil y una noches en una versión, creo que la
mejor versión occidental, la de Rafael Cansinos Assens. El se jactaba, no se por qué
razón, de poder saludar a las estrellas en catorce idiomas clásicos
distintos ¿qué exageración, no? Era una andaluzada: Pero la novela es un
género que no conozco.
¿Y de literatura contemporánea?
- Yo no sé nada de
literatura contemporánea, creo que hay mucha pornografía...
Quiero hacerle una pregunta...
Y nada de política
— Si es una pregunta política, no se nada (sonríe). No estoy afiliado a
ningún partido político. En fin...
No, no es una pregunta política. Se refiere al debate que existe acerca
de la cuestión del Premio Nobel...
— No, no, pero yo voy a defender a los Académicos. En un tiempo, ellos
confirmaban prestigios. Cuando un autor recibía su premio, ya estaba
consagrado. Cuando Bertrand Russel lo
recibió, cuando André Gíde lo recibió, ya eran famosos. Pero creo que
ahora quieren dar el premio de estimulo, a quienes no son tan conocidos.
Yo creo que es una política distinta, yo la respeto. Además, yo no tengo
méritos, mi obra no existe. Acá no tengo ningún ejemplar de mi obra. Yo
no soy Borges, soy el otro (sonríe).
Parece que en Suecia se estima más su poesía que su prosa...
¿Ah, sí? qué
notable. Bueno, la poesía es un género más antiguo, más noble.
Pero en otros países, en Europa y en América Latina, se valora más su
prosa.
Bueno, cuando yo pienso en la prosa, me gusta más la poesía; y cuando
pienso en la poesía, me gusta más la prosa.
Cuando el Premio se le concedió a García Márquez...
— Muy merecido, sí.
.... él mismo consideró
que se lo merecía más Ud.
— Bueno, es una generosidad de su parte.
Unas últimas preguntas, Borges: De acuerdo a sus declaraciones, parece
ser que Ud. está en un proceso de evaluación de su vida personal.
— No sé si tengo vida personal. De mi biografía poco tengo que decir:
nací en Buenos Aires, viví en Suiza, después me empezaron a interesar
los idiomas no sé. un poco de vida literaria, enamorarse...! sonríe).
Ud. dice que no cree en la inmortalidad ¿eso no le produce angustia?
No. no. Recuerdo
que mí padre decía que una vez que uno se moría, era mejor morirse del
todo. El se dejó morir. Se negó a comer y a tomar remedios. Ahora, la transmigración si seria interesante ¿no?
Claro. Bueno Borges, no lo molestamos más, muchas gracias.
— No. no. no me molestan. Gracias a Uds. que han llenado esta mañana
que parecía vacía. (En la puerta, pensativo) ¿Así que me recomiendan la
poesía? |