Amor entre poetas |
A Rubén Darío le robó el corazón una poeta ojos de miel, la salvadoreña Rafaela Contreras y lo convirtió en “ Hombre montaña encadenado a un lirio”.
Otra poeta Claudia Lars, la salvadoreña de la Literatura Infantil de América, la que arrulla niños en su Escuela de Pájaros y que trae la lluvia cantando: “Que llueva, que llueva / la Virgen de la Cueva”, hirió de amor el corazón de otro poeta nicaragüense, de llameantes ojos como su poesía, Salomón de la Selva.
Al parecer en el colegio donde estudiaba sus compañeras le fastidiaban diciéndole -¿Qué
hay de
amores? la
primavera es invierno
sin el amor.
Claudia era muy joven y aún no tenía novio, a diferencia de sus precoces compañeras; pero decidió ponerse acorde a ellas y recortó la foto de un poeta joven, guapo, de intensos ojos verdes, presente en todos los suplementos culturales centroamericanos de la época. Lo colocó en su carpeta de clases y lo mostraba como su novio a pesar de conocerlo nada más en su poesía, la cual le fascinaba. Pasado algún tiempo nuestro poeta se hizo novio de Margarita Debayle, la musa niña de Rubén Darío convertida en mujer, quien por ese tiempo residía en San Salvador. El poeta viajó a visitarla y fue invitado al agasajo de otro poeta en la capital salvadoreña. Allí conoció a Claudia, presente en el ágape, y se prendó de ella.
Lamentablemente el que me contó esta historia no supo aclararme si hubo boda, pero….. que más da, si entre poetas el amor se escancia entre verso y verso: La bala que me hiera / será bala con alma / … si me hiere el cerebro / me dirá: yo buscaba / sondear tu pensamiento / y si me hiere el pecho / me dirá : ¡ Yo quería / decirte que te quiero! |
Elioconda Cardoza
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