García Lorca con Luis Cardoza y Aragón |
Dos poetas sueltos en Cuba |
LORCA FESTEJO su cumpleaños número 32 en Cuba. Esa isla era la primera parada de un extenso viaje latinoamericano que continuaba en Argentina y Uruguay, y que según proyectos del poeta incluía otros puntos, como México. |
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Federico García Lorca, por "Ombú" |
AMOR POR EL
MISTERIO. En La Habana, Lorca conoció al poeta guatemalteco Luis Cardoza y Aragón, más que un testigo privilegiado, una imaginación cercana a la suya que enriquece el diálogo y propicia además un libro en coautoría, un mapa significativo de cruces y coincidencias. Cardoza había llegado a Cuba en 1929 para hacerse cargo del consulado de su país. Su trabajo se limitaba a sellar algún pasaporte y una vez por semana despachar la documentación de un barco con bananas para Nueva Orleans. A los 25 años ya había viajado por Estados Unidos y Europa, y estaba empapado del espíritu vanguardista de la época, como lo demuestran sus libros
Luna Park, Instantánea del Siglo 2X y Maelstrom (films
telescopiados), editados en París. Amigo de algunos surrealistas, impregnado en la atmósfera febril de las escuelas de ruptura conoció a Bretón, Marinetti, Maiakovski, pero ninguno le impacta tanto como Lorca. |
"SU RISA ERA UNA MUCHACHA
DESNUDA". Por esos años, el guatemalteco labora en el que considera su trabajo de mayor envergadura que llamará
Pequeña sinfonía del Nuevo Mundo, tras dudar entre otros nombres posibles:
Movimiento perpetuo y Espuma de agujas. |
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Luis Cardoza y Aragón |
A su amigo Cardoza le regala dibujos y le dedica el poema "Pequeña canción china" fechado el 10 de enero de 1930 y que aparecerá en
Poeta en Nueva York y en obras completas del autor como "Pequeño poema infinito". Las diferencias entre ambas versiones son una muestra del proceso de corrección al que sometía Lorca a sus textos. Ambos poetas se muestran los borradores de los libros que están escribiendo, en un diálogo que los envuelve y los atrapa. Una gran riqueza de imágenes plásticas los acerca; mundos que avanzan a golpes de intuición entre la lucidez y la embriaguez buscando la multiplicidad de lo real a fuerza de farfullar lo que no entienden. Cardoza, viendo hacer a Lorca, se retrata a sí mismo: (1) Los entrecomillados de Cardoza pertenecen a su autobiografía El río, novelas de caballería, Fondo de Cultura Económica, México, 1986. |
Lorca y el tango EL REGISTRO de la estadía, de Lorca en Buenos Aires, incluye, además de sus obras teatrales, su relación con la ciudad y el tango. En un libro Poeta en Buenos Aires - Vida, pasión y miseria de F.G. Lorca, que prepara el investigador Pablo Medina, se consigna el paso del español, quien conoció a fondo la ciudad a fuerza de caminarla. Lorca recorre Palermo, visita El Tigre, cruza la calle Florida, charla con compatriotas en Avenida de Mayo, pasea por la Costanera, entra en bares y restaurantes céntricos donde se reúne la bohemia; también se registran visitas a La Plata y Rosario, y un amague de viaje a Córdoba. Lorca permaneció en el Río de la Plata entre octubre de 1933 y marzo de 1934. Respecto al tango, Medina cuenta: "charlé mucho con Ben Molar, era de los pibes del Abasto, igual que Marcos Zucker, alias el pibe 'Garufa'; ellos andaban por ahí, husmeando y veían tras los vidrios de los bares a los grandes personajes: así, presenciaran el abrazo de Gardel y Lorca en la esquina de Corrientes y Libertad, cuando el granadino salía con su amigo Pablo Suero de ver un ensayo de la obra de César Tiempo "El teatro soy yo". Fue el 6 de noviembre de 1933". Señala Medina que Lorca conoció al "Malevo" Muñoz (Carlos de la Púa), autor de La crencha engrasada, y que se interesó por el lunfardo; que también visitó en su casa a Discépolo, con quien se reencontraría en Madrid. Agrega el investigador que al parecer Lorca pudo escuchar payadores y artistas del folklore local, según lo tiene registrado —agrega— "el historiador Fermín Chaves". Y culmina: "En su breve discurso de agradecimiento al público de Buenos Aires, el poeta intercaló una alusión al tango y una escenografía de barcos y bandoneones: habló de una 'música dormida de su castellano suave, los hogares limpios del pueblo donde el tango abre en el crepúsculo sus mejores abanicos de lágrimas'". Algunas fechas ENTRE LOS viajes de García Lorca (1898-1936) se destacó su permanencia en Cuba durante tres meses, entre marzo y junio de 1930. También estuvo en Buenos Aires (octubre 1933 a marzo 1934) y allí intercaló una visita a Montevideo (enero-febrero 1934). García Lorca murió asesinado por tropas franquistas el 19 de agosto de 1936, cuatro semanas después del comienzo de la guerra civil española. |
Jorge Boccanera
El País Cultural Nº 447
29 mayo 1998
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