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Invasión del Tahuantinsuyo, manco Inca y la resistencia de Vilcabamba |
La
historia de la conquista del Tahuantinsuyo constituye uno de los episodios
más trascendentales para el Perú, pues nos ayuda a comprender mejor el
pasado y el presente. Este
trabajo abarca desde los últimos días del Tahuantinsuyo, la conquista y
las rebeliones que acontecieron en Vilcabamba. Enterados de las noticias de que había un continente lleno de
riquezas, y motivados por la ambición, Pizarro y sus socios decidieron
formar una empresa cuyo fin era el lucro, además de supuestamente
cristianizar y subyugar esas
nuevas tierras a la realeza española. Coincidentemente
encontraron la situación perfecta, porque hallaron un estado dividió a
causa de la disputa por el poder entre los dos hijos de Huaina Cápac:
Atahualpa y Huáscar. Los españoles tuvieron como aliados a las etnias subyugadas por el Incario, es así que los españoles logran enterarse de la problemática del estado y haciéndose pasar como libertadores, logran formar una alianza que les permitirá tener más gente a su mando. |
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Pizarro
realizó tres viajes en las cuales en los que iba fundando ciudades y
estableciendo alianzas necesaria para el cumplimiento de sus propósitos.
Posteriormente llegaron a Cajamarca donde se entrevistaron con el Inca
Atahualpa vencedor de la sangrienta guerra civil. El 16 de noviembre de
1532, Atahualpa es tomado prisionero cerca de los baños de Pultumarca.
Este les sería más vivo que muerto, pues los españoles no se sentían
seguros rodeados por el ejército incaico. Atahualpa al ver la ambición
de sus captores les ofrece el famoso rescate de dos cuartos de plata y uno
de oro. Los
españoles sentencian de muerte a
Atahualpa, aduciendo que este había asesinado a su hermano y que no
aceptaba a la religión Católica. Ejecutado el Inca, el puesto queda
vacante entonces el gobernador
Francisco Pizarro temeroso de que sus súbditos se organicen en su contra
nombra a Manco Inca, un Inca títere,
pues a este iba cumplir con los caprichos del gobernador.
Posteriormente manco Inca desilusionado por los abusos y humillaciones que
cometían contra su gente, decide
revelarse, entonces organiza la resistencia
en Vilcabamba. Sayri Túpac, Titu Cusi Yupanqui, Túpac Amaru,
fuero también lideres que organizaron la resistencia contra los
invasores. Con la muerte de Túpac Amaru I, durante el gobierno del virrey Francisco Toledo, en el año 1572 se da fin a la resistencia indígena. Capítulo I 1.-
Contexto y antecedentes Cuando
Cristóbal Colon descubre América se desata un serio conflicto entre España
y Portugal, quienes deseaban apropiarse de los territorios descubiertos o
por descubrirse, hasta que el Papa dividió las zonas de exploración y
conquista. Pero
la división que hizo el Papa fue a 38 grados de longitud Oeste, y
Portugal no estuvo de acuerdo con la propuesta es así que se recurre a
negociación directa. Así se concluyo en el tratado de Torrecillas (junio
1494) firmado en España. Este acuerdo estableció la línea de meridiano
a 370 leguas al Occidente de las Islas de Cabo Verde. La influencia Española
se iniciaba desde esa línea hacia Occidente; y la Portuguesa desde esa línea
hacia el oriente. Es
así que los españoles se dirigen a Centro América y América del Sur. 1.1.-
Situación incaica El
Tahuantinsuyo se hallaba muy dividido. En sangrienta guerra civil. Se
enfrentaban los dos herederos de Huaina Capac; Huáscar y Atahualpa. Atahualpa
contaba con el apoyo de los guerreros más destacados y de ciertos
sectores más bajos. El
clero solar[1]
respaldaba a Huáscar. La
guerra civil fue a muerte y resulto avivada por la imprevista llegada de
los españoles, que hábilmente no se presentaron como conquistadores. En
algunos casos aparecieron como emisarios divinos y hasta libertadores,
cuando se encontraban con los caciques de las etnias subyugadas por los
incas. Pedro
Pizarro (soldado cronista), sobrino de Francisco Pizarro escribió en su Relación
del descubrimiento y conquista del Perú (1571), que “si la tierra
no estuviera divisa con las guerras de Huáscar y Atahualpa, tampoco no la
pudiéramos entrar ni ganar”. También
decía que si Huaina Capac estuviese vivo sería imposible la victoria,
pues era muy querido por sus vasallos. Pedro
Cieza de León, el príncipe de los cronistas, dijo en su obra
Crónica del Perú, que los españoles venidos a la conquista del
imperio de los incas “no bastaran a defenderse de la multitud de los
indios si no permitiera Dios que hubiese guerra crudelísima entre los
hermanos, Huáscar y Atahualpa”. La
causa esencial del hundimiento del Imperio radico en las contradicciones
internas de la propia sociedad incaica. La lucha entre el Inca legitimado
y el Inca sublevado y su natural secuela de tensiones dinásticas y
rivalidades principescas fueron la oportunidad perfecta para la conquista
española. Cuzco
y Tumebamba se enfrentaron implacablemente, mientras los españoles se
fortalecían primero en la Costa y luego en los Andes. Los caudillos indígenas
locales anti incas se convirtieron inconscientemente en instrumento de los
invasores en la lucha de estos contra los dos centros imperiales incaicos. Indios
contra indios fue el eje de la conquista del Tahuantinsuyo. Alzamientos de
curacas vasallos de cien etnias distintas contra los incas. Primero fueron
las guerras civiles entre Cuzco y Tumebamba, norte y sur, entre Hanan y
Hurin, luchas que los españoles aprovecharon hábilmente. Luego se sumo
una nueva anarquía, la que los españoles supieron desatar y reforzar
atizando el ánimo de numerosos indígenas provincianos contra el orden
imperial. El gran Imperio se desintegro con relativa rapidez porque hubo muchísimas “patrias”, debajo de la aristocracia incaica. Como cualquier imperio, el de los incas estaba formado por un conjunto de numerosas naciones, mal ligadas apenas unidas durante el breve periodo de sujeción. Por ejemplo ¿qué tienen en común un Chimu y un Cuzqueño? Nada .Tenian distintos dioses, distintas lenguas, distintas economías, distintas costumbres y psicologías, distintas artes; tenían diferentes orígenes: quechuas y yungas
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1.2.-
Situación de los conquistadores En 1523, Francisco Pizarro vivía en Panamá, ciudad de la que llegó a ser alcalde en 1522. Pizarro tenía una fortuna modesta porque para emprender la aventura, él y Diego de Almagro, tuvieron que asociarse con un cura influyente, Hernando de Luque. Según Villanueva había un cuarto "socio oculto": el licenciado Espinoza, que no quiso figurar públicamente, pero que fue el financiero de las expediciones, se dice que no quiso aparecer formalmente para evadir impuestos. Ello debió ser así, por cuanto nunca uno sólo de los socios decidía de manera unilateral las acciones. Sólo Francisco Pizarro, iniciada la conquista física del Perú, tomó decisiones de campaña o sobre acciones militares y administrativas, prerrogativas de su cargo de Gobernador de Nueva Castilla. En
1524 Pizarro se asoció con Diego de Almagro y el cura Hernando de Luque
para conquistar "El Birú" ( Perú), repartiéndose las
responsabilidades de la expedición. Pizarro la comandaría, Almagro se
encargaría del abastecimiento militar y de alimentos y Luque se encargaría
de las finanzas y de la provisión de ayuda. A finales de septiembre de
1526, cuando habían transcurrido dos años de viajes hacia el sur
afrontando toda clase de incomodidades y calamidades, llegaron a la isla
del Gallo cansados y extasiados. El descontento entre los soldados era muy
grande, llevaban varios años pasando calamidades sin conseguir ningún
resultado. Pizarro intenta convencer a sus hombres para que sigan
adelante, sin embargo la mayoría de sus huestes quieren desertar y
regresar. Allí se produce la acción extrema de Pizarro, de trazar una
raya en el suelo de la isla obligando a decidir a sus hombres entre seguir
o no en la expedición descubridora. |
Tan
solo cruzaron la línea trece hombres los "Trece de la isla del
Gallo", fueron: Bartolomé Ruiz, Pedro Alcón, Alonso Briceño, Pedro
de Candía, Antonio Carrión, Francisco de Cuéllar, García Jerén,
Alonso Molina, Martín Paz, Cristóbal de Peralta, Elias Ascoy Angulo,
Domingo de Soraluce y Juan de la Torre y Díaz Chacón. Pizarro
y los Trece de la Fama esperaron en la isla del Gallo cinco meses por los
refuerzos, los cuales llegaron de Panamá enviados por Diego de Almagro y
Hernando de Luque, al mando de Bartolomé Ruiz. El navío encontró a
Pizarro y los suyos en la Isla de la Gorgona, hambrientos y acosados por
los indios. Ese mismo día, Pizarro ordenó zarpar hacia el sur. Pizarro no fue ni el primero ni el único que intentó la conquista del Perú. Dos años antes, en 1522, Pascual de Andagoya fue el primero en tratar de efectuar esa aventura: su expedición terminó en un estrepitoso fracaso. Las noticias de la existencia de "Birú" y de sus enormes riquezas en oro y plata, debió influir en el ánimo de tales aventureros y podría haber aportado el ingrediente decisivo para preparar la expedición no sólo de Pizarro sino de Andagoya. Por tal razón, Pizarro, Almagro y Luque se lanzaron a la aventura. 2.- La conquista (viajes de Pizarro) Primer
viaje: Siguieron
la ruta de Andagoya y recorrieron hacia el Sur alcanzando las Islas
Perlas, Puerto Piñas, Puerto del Hambre, y Pueblo Quemado. No encontraron
lo que buscaban, más bien los nativos los atacaron ya que sabían de la
codicia que tenían los Españoles. En ese lugar es donde Almagro pierde
un ojo en combate con los naturales. Segundo
Viaje: En
1526 los socios partieron de nuevo hacia el Sur con la autorización de
Pedrarias. Esta
vez con 160 hombres y dos barcos. Llegaron hasta la desembocadura del Rio
San Juan (Colombia). Almagro fue enviado de retorno por refuerzos. En el
mismo lugar se quedo Pizarro mientras el piloto Bartolomé Ruiz siguió
hasta Coaque, donde de regreso se encontró con una balsa de navegantes
indígenas los cuales le dieron noticia del Incario[2]. Los
problemas entre los conquistadores hicieron que el gobernador de Panamá,
Pedro de los Ríos, enviase por la expedición de los socios a Juan
Tafur. En
ese momento es donde sucede el episodio de la línea que demarcaba quienes
iban a proseguir con el viaje. Llega Alamgro con refuerzos y la expedición
prosiguió y asi es como llegaron al Tawantinsuyo: Tumbes.
Tercer
viaje: En
1531, las tropas de Pizarro se separaron en dos; Pizarro en Coaque se
dirigió hacia Puná (en el Golfo de Guayaquil) En Puná, los españoles
recibieron regalos e instrumentos musicales por parte del curaca punaneño.
Más tarde dicho curaca y los punaneños se rebelaron por los abusos que
cometían los españoles.[6] Los
punaneños tuvieron que enfrentarse no sólo a españoles sino también a
Tumbesinos, aliados de los españoles por viejos resentimientos de guerra
hacia los isleños de Puná. Más
tarde los españoles fueron víctimas de traiciones y conspiraciones por
parte de sus aliados tumbesinos; En una ocasión los tumbesinos
abandonaron en una de sus balsas en medio del mar a tres españoles. Hernando
de Soto con su tropa persiguió a los tumbesinos levantados durante toda
la noche y en la mañana: cayeron sobre sus campamentos, sorprendiéndolos
y matándolos, apoderándose de los campamentos. Al día siguiente continuó
la persecución. El cacique Quilimasa con las debidas garantías para su
vida, se presentó ante Hernando de Soto, quien lo llevó donde el
Gobernador. De la conversación con Quilimasa, se entera que otros
caciques más importantes habían ordenado la muerte de los españoles.
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2.1.-
La fundación de San Miguel En
Poechos, Pizarro tiene noticias de Atahualpa, que se estaba desplazando de
Quito a Cajamarca. Además, tuvo detalles de la guerra que sostenía con
Huáscar Inca Yupanqui. Decide enviar a Hernando de Soto a Caxas, con la
finalidad de recopilar información sobre Atahualpa. Hernando de Soto se
tomó un tiempo en esto, lo que causó la preocupación de Francisco
Pizarro. En tanto se une la retaguardia de conquistadores que venían con
Hernando Pizarro. En este tiempo se habían levantado los indios de Chira
y Tangarala (Tangarará), obligando a los españoles de Hernando de Soto,
a atrincherarse en la huaca Chira, enviando por ayuda a una parte de españoles
donde Pizarro. Francisco
Pizarro deja a Hernando Pizarro en Poechos, y se dirige a la huaca Chira
para auxiliar a sus compañeros de aventuras. Allí castigó severamente a
los curacas: "Trece curacas fueron muertos a garrote y quemados sus
cuerpos". Según la cosmovisión indígena, el ser quemados los
anulaba para la vida después de la muerte, ya que creían que la muerte
era un tránsito entre ésta y la otra vida, necesitaban sus cuerpos para
ello; el fuego destruía ese cuerpo.
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Luego
de apaciguar a Chira, se dirige a Tangarala (Tangarará), en donde funda
la Villa de San Miguel, el 15 de agosto de 1532. Fue la primera ciudad
española fundada en el Perú. Luego pasó a Piura, territorio de los
tallanes. En esta ciudad, Francisco Pizarro hace el primer reparto de
tierras e indios entre los españoles que quisieron afincarse en ella.
Este primer reparto incluyó además de Piura, Túmbez (Tumbes). Pedro
Pizarro, que había quedado con su hermano Hernando en Poechos, describe
la presencia de un noble inca entre los curacas de Poechos, quien estaba
allí para espiar a los españoles: "Y llegado que fue a Caxamalca
donde Atabalipa estaba, le dijo que eran unos ladrones barbudos que habían
salido de la mar, que venían caballeros en unos carneros como los del
Collao, que son los mayores que hay en esta tierra". Así Pizarro
tiene por primera vez noticia de Atahualpa, de la guerra civil que
enfrentaba a los hermanos y del triunfo de los generales atahualpanos
sobre Huáscar, que había sido capturado. 2.2.-
Viaje de Piura a Cajamarca La
estancia en Piura les sirvió para establecer las alianzas necesarias y es
aquí donde se realizo la gran masacre de 13 curacas que fueron acusados
de conspirar, los mismos que terminaron en la hoguera. Los que
sobrevivieron optaron por la colaboración a los conquistadores. Los
españoles se enteraron de que en la ciudad de Cajamarca se encontraba el
Inca Atahualpa, quien había vencido de forma definitiva a Huascar. 2.3.-
Captura de Atahualpa
Cajamarca,
16 de Noviembre de 1532
Los
españoles pasaron la noche a la vista del Real de Atahualpa y en
constante guardia temiendo un ataque sorpresivo, sin embargo nadie los
molestó. Al día siguiente, al atardecer, Atahualpa se decidió a entrar
al pueblo. Precedieron al Inca unos cuatrocientos hombres, todos con
vestimentas iguales, cuya misión era limpiar de piedras y pajas el
camino.
Mientras
tanto, Pizarro dividió sus huestes en cuatro partes que se escondieron en
los edificios que rodeaban la gran plaza. En el primero esperaba agazapado
Hernando Pizarro con catorce o quince jinetes, en el segundo estaba Soto
con quince o dieciséis caballos, en el tercero se situaba un capitán con
otros tantos soldados mientras Francisco Pizarro con veinticinco efectivos
de a pie y dos o tres jinetes esperaban en un galpón. En medio de la
plaza, en una fortaleza que probablemente era un usno (especie de trono)
estaba el resto de la gente con Pedro de Candía y ocho o nueve
arcabuceros más un falconete.
Pedro
Pizarro, al narrar los episodios de Cajamarca, señala que hasta entonces
los españoles no habían luchado contra los naturales y no sabían cómo
se enfrentaban en la guerra pues los acontecimientos de Tumbes y de La Puná
eran meras escaramuzas. Según este cronista, el gobernador dividió su
gente de a caballo en dos partes, comandadas por Hernando Pizarro y por
Soto, respectivamente. Pedro de Candia y unos cuantos soldados fueron
apostados en la pequeña estructura en medio de la plaza.
Lenta
y pausadamente entró el Inca a la plaza después de que sus soldados la
ocuparan parcialmente y se sorprendió de hallarla vacía. Al preguntar
por los españoles le dijeron que de miedo permanecían escondidos en los
galpones. Entonces, con mucha solemnidad, avanzó el dominico Valverde con
una cruz entre las manos, acompañado por Martinillo el
"lengua", y pronunció el requerimiento formal a Atahualpa de
abrazar la fe católica y servir al rey de España, al mismo tiempo que le
entregaba el evangelio. El diálogo que siguió es narrado de modo
distinto por todos los testigos; es posible que la tremenda angustia
vivida en esos instantes impidiera recordar después las frases exactas
que se cruzaron entre los diversos actores de la tragedia.
Tras
el Inca, y en otras andas, era llevado el señor de Chincha. En ese
momento el gobernador vaciló no sabiendo cuál de los dos era el
soberano, sin embargo, ordenó a Juan Pizarro dirigirse hacia el curaca,
mientras él y sus soldados avanzaron en dirección al Inca. A
una señal de Pizarro el silencio cargado de amenazas que envolvía la
plaza se transformó en la más tremenda de las algaradas. Estallaron el
trueno, el estampido del falconete, y retumbaron las trompetas, era el
aviso para que los jinetes salieran al galope de los galpones. Sonaban los
cascabeles atados a los caballos, disparaban ensordecedores los arcabuces;
los gritos, alaridos y quejidos eran generales. En esa confusión los
aterrados indígenas, en un esfuerzo por escapar, derribaron una pirca de
la plaza y lograron huir. Tras ellos se lanzaron los jinetes, dándoles el
alcance mataron a los que pudieron, otros murieron aplastados por la
avalancha humana.
Mientras
tanto Juan Pizarro se abalanzó en dirección del señor de Chincha y lo
mató en sus mismas andas. Por su parte Francisco Pizarro con sus soldados
masacraban a los indígenas que desesperadamente sostenían el anda del
Inca, caían unos y eran reemplazados por otros. Al ver la situación, un
español sacó un cuchillo para victimar a Atahualpa, pero Pizarro se lo
impidió, saliendo herido en una mano y ordenando que nadie tocase al
Inca. Por fin, los españoles asidos a un costado del anda lograron
ladearla y cogieron al soberano.
Al
caer la noche aquel aciago 16 de noviembre de 1532 había terminado para
siempre el Tahuantinsuyo, el Sapa Inca[3] estaba cautivo y con su prisión llegaba a su fin la
autonomía del Estado indígena. Desde ese momento, cambios
trascendentales transformaron el ámbito andino, cambios que no sólo
afectaron a los naturales, sino que produjeron profundas consecuencias en
Europa. *
Pedro
Pizarro señala en su crónica que hasta el memorable día de Cajamarca,
los españoles no habían combatido a los naturales fuera de unas cuantas
escaramuzas en Tumbes y La Puná. En ningún momento del recorrido desde
la costa hasta el real de Atahualpa habían hallado los españoles el
menor estorbo; muy al contrario, en todo momento les fueron ofrecidos guías
y víveres de los depósitos estatales. Atahualpa no cayó ante una guerra
abierta, lo que aconteció fue una atrevida y audaz emboscada.
*
La economía europea se vio afectada por el impacto del arribo de los
enormes contingentes de oro peruano, y más adelante por la adaptación de
la papa, tubérculo que permitió el crecimiento demográfico europeo y
acabó con el hambre que periódicamente amenazaba al viejo continente
cada vez que menguaban las cosechas Después
de la captura de Inca comenzó el saqueo del
sitio real del Inca, Villanueva Sotomayor dice: Se
valoro ese primer tesoro de los Incas en ochenta mil pesos de oro y siete
mil marcos de plata y catorce esmeraldas. Ningún
español había sido en su vida tan rico en tan poco tiempo y creo que
tampoco lo hubieran sido. 2.4.-
El rescate Estando
en prisión Atahualpa, venían los curacas a visitarle trayéndole
obsequios, en oro y plata. El Inca se dio cuenta entonces de que el oro y
la plata tenían para los españoles otro valor, diferente, al que él y
su pueblo le daban. También se dio cuenta y convenció que la única
forma de salvarse era ofreciéndoles gran cantidad de oro y plata. Y así
lo hizo. Le propuso a Francisco Pizarro: "...daría de oro una sala
que tiene 22 pies de largo y diecisiete de ancho, llena hasta una raya
blanca que está en la mitad del alto de la sala; y dijo que hasta allí
henchiría la sala con diversas piezas de oro, cántaros, ollas y
tejuelos, y otras piezas, y que de plata daría todo aquél bohío dos
veces lleno, y que esto cumpliría dentro de dos meses". La
propuesta hizo estremecer de codicia a los españoles, y Pizarro se
apresuró a confirmar la promesa por escrito en un acta ante escribano.
Atahualpa le informó además del Templo de Pachacámac y de sus riquezas,
que se encontraba a "diez jornadas al sur". Pizarro
comenzó a tomar una serie de providencias; reforzó la seguridad de
Cajamarca, con obras civiles, en las cuales trabajaron "muchos indios
huascaristas". El primer cargamento de oro ofrecido por Atahualpa
llegó del sur y lo trajo un hermano del Inca, "trájole unas
hermanas y mujeres de Atabaliba, y trajo muchas vasillas de oro; cántaros
y ollas y otras piezas y mucha plata, y dijo que por el camino venía más;
que como es tan larga la jornada, cansan los indios que lo traen y no
pueden llegar tan aína; que cada día entrará más oro y plata de los
que quedan más atrás". "Y así, entran algunos días veinte
mil, y otras veces treinta mil, y otras cincuenta, y otras sesenta mil
pesos de oro en cántaros y ollas grandes de tres arrobas y de a dos, y cántaros
y ollas grandes de plata y otras muchas vasijas". Pizarro iba
acumulando esas piezas en uno de los aposentos donde estaba Atahualpa,
"hasta que cumpla su promesa". Esta
tercera etapa de la conquista fue más de consolidación del triunfo que
habían tenido en la plaza de Cajamarca y de reparto del primer botín de
guerra. A Francisco Pizarro debió preocuparle no sólo la presión de sus
hombres para el reparto del oro y la plata, sino la presión de debían
estar recibiendo sus socios en Panamá y Nicaragua para el pago de los
fletes y demás pertrechos. Para demostrar el éxito de su empresa y poder
así reclutar más gente para la empresa, gente que por otro lado debía
necesitar con suma urgencia, dada la escasez de hombres con que contaban. El
6 de enero de 1533, Hernando Pizarro, con Francisco de Jerez, secretario
del Gobernador, parten con 20 hombres a caballo, algunos de infantería y
varios indios auxiliares, hacia Huamachuco, por orden de Francisco
Pizarro. El 21 de enero de 1533, ingresó a Cajamarca otro cargamento de
oro y plata, traídos por otro hermano de Atahualpa. Fueron “trescientas
cargas de oro y plata en cántaros y ollas grandes y otras diversas
piezas”. Este hermano del Inca, informó también de la existencia de
otro cargamento que se encontraba en Jauja, al mando del general
Challcuchimac. En Huamachuco, los españoles calman al conquistador
Pizarro, al informarle que todo se encontraba en calma, a lo que Pizarro
les ordena avanzar hasta Pachacámac, ya que tenía de rehenes a los señores
de este lugar, que también habían ofrecido oro y plata por su libertad. El 14 de abril de 1533, llega Diego de Almagro a Cajamarca y el 28 del mismo mes, entró otro cargamento de oro y plata a esa ciudad, procedente de Xauxa; traían “ciento siete cargas de oro y siete de plata”. El 25 de marzo de 1533, llega a Cajamarca el grupo enviado al mando de Hernando Pizarro; habían recorrido Huamachuco, el Callejón de Huaylas, Pachacámac, Xauxa, las pampas de Junín y el Callejón de Conchucos. De Pachacámac, traían “veintisiete cargas de oro y dos mil de plata” y un rehén importante: el general Challcuchimac, apresado en Jauja. El 13 de mayo de 1533, la presión de los españoles, por el reparto del botín de guerra era tal, que obligó a Pizarro a empezar la fundición de las piezas de oro y plata que había en Cajamarca; además, existía el convencimiento de Francisco Pizarro, que ya se había recolectado la mayor parte del oro y plata de este reino. Uno de los españoles, que había ido al Cusco, informó a Pizarro que “se había tomado posesión en nombre de su majestad en aquella ciudad del Cusco”, entre otras cosas, como el número y descripción de las ciudades existentes entre Cajamarca y el Cusco, de la cantidad de oro y plata recogidas, entre otras cosas. Quizá un dato importante que informan a Pizarro es la presencia en el Cusco del general Quízquiz con “treinta mil hombres de guarnición”. El 13 de junio llega a Cajamarca el oro y plata procedentes del Cusco y de Jauja, eran “doscientas cargas de oro y veinticinco de plata”. Villanueva
Sotomayor, nos dice sobre Francisco Pizarro, para cuidar sus “dos
tesoros” (el Inca y las riquezas de oro y plata): “El Gobernador hacía
resguardar la plaza fuerte de Cajamarca con una vigilancia permanente, por
rondas, de 50 soldados de a caballo, durante el día y gran parte de la
noche. Durante las madrugadas, era de 150 de a caballo, amén de los espías,
informantes y vigías de pie. Finalmente, el 18 de junio de 1533, el Gobernador Francisco Pizarro, ordenó fundir lo recaudado y se repartiese. Toda la fundición arrojó un valor total de “un ciento y trescientos mil veintiséis mil quinientos treinta y nueve pesos de buen oro” (1.326.539 pesos de oro). En el libro “El Perú en los tiempos modernos”, se dice al respecto: “Luego de pagar los derechos del fundidor, el quinto real para la Corona española fue de 262.259 pesos de oro de alta pureza; el fundidor al que se le pagó fue un orfebre español. Pero toda la fundición la hicieron metalistas indígenas, de acuerdo con su método. “Comúnmente se fundían cada día cincuenta o sesenta mil pesos. Esta fundición fue hecha por los indios, que hay entre ellos plateros y fundidores, que fundían con nuevas forjas”. El total de plata fundida se valorizó en 51.010 marcos. A la Corona le tocó 10.121 marcos. Los de a caballo recibieron en total: 610.131 pesos de oro y 25.798,60 marcos de plata. Promedio individual: 9.386,60 pesos de oro y 396,90 marcos de plata. Los de infantería recibieron en total: 360.994 pesos de oro y 15.061,70 marcos de plata. Promedio individual: 3.438 pesos de oro y 143,4 marcos de plata. El
Gobernador, según su criterio, premió a unos con más y a otros les quitó
algo. También entregó unos 15.000 pesos de oro a los vecinos que
quedaron en San Miguel. A Diego de Almagro y sus huestes le repartió de
acuerdo con su criterio. Les dio 20.000 pesos de oro para que se repartan
entre todos ellos. Por supuesto, recibieron mucho menos que los caballeros
e infantes que intervinieron directamente en la captura de Atahualpa. Almagro había pedido que a él y a sus compañeros les tocase la mitad que a los de Cajamarca. Como no se pusieron de acuerdo, fue otro motivo para que ambos socios se distanciasen más, arrastrando en sus diferencias a los soldados que estaban bajo el mando de cada uno de ellos. Los que en Cajamarca se beneficiaron del repartimiento fueron el cura Valverde, 65 de a caballo y 105 de infantería. En total: 171 conquistadores. Según Pablo Macera: “El
Rescate de Atahualpa consistió en 6,087 kilogramos de oro y 11,793
kilogramos de plata. A cada soldado a caballo le tocaba 40 kilogramos de
oro y 80 kilogramos de plata. A los peones, la mitad. A los soldados con
perros más que a los peones. A Pizarro 7 veces lo que a un jinete de
caballo, además del trono de Atahualpa que pesaba 83 kilogramos de oro.
Los sacerdotes recibieron la mitad de un peón”. Esta
fortuna, que consiguió cada español, generó la “primera inflación de
la historia del Perú”. Todo subió de precio. Sacando la media de lo
expuesto por Villanueva Sotomayor, tenemos que al día siguiente del
reparto, hubo una inflación promedio del 32.17%. 2.5.-
Muerte de Atahualpa Nunca estuvo en la mente del Gobernador Francisco Pizarro, respetar la vida del Inca. Para continuar con su estrategia, inventó rebeliones de los leales a Atahualpa, responsabilizándolo de actos de traición. Luego el Gobernador, con acuerdo de los oficiales de su majestad y de los capitanes y personas de experiencia, setenció a muerte a Atahualba, y mandó por su sentencia, por la traición por él cometida, que muriese quemado si no se tornase cristiano, Atahualpa dijo que quería ser cristiano, y lo bautizó el muy reverendo padre Fray Vicente de Valverde. Le pusieron de nombre Francisco y no de Juan, como muchos han asegurado. Juan de Santa Cruz Pachacuti, sostiene en tiempos de Vaca de Castro, que el Inca fue muerto por garrote. La sentencia a muerte, fue dada el viernes 25 de julio de 1533 y al día siguiente sábado 26 de julio de 1533, fue muerto en la plaza de Cajamarca. Hay cierta discusión sobre las fechas. Franklin Peace, de un documento del Archivo de Indias, encontrado en Sevilla, por él, dice: “Y en dicho pueblo de Caxamalca en treinta y un días del dicho mes de julio en presencia de los dichos oficiales de S.M. manifestó Francisco Pizarro mil ciento ochenta y cinco pesos en piezas labradas de indios que dijo que se le había dado el cacique de Atahualpa”. Por su parte María Rostworowski,
escribe: “Es lógico suponer que la muerte del Inca ocurrió después del 8 de junio y antes del 29 de julio de 1533. La partida de Cajamarca se inició a mediados de agosto por grupos, el 26 de ese mismo mes, estaban en Andamarca y el 2 de setiembre arriban a Huaylas. La fecha antojadiza del 29 de agosto es completamente equivocada y se hace necesario rectificar el error”. Muerto Atahualpa, termina la dinastía de los Incas, que gobernaron el Imperio (aunque Atahualpa, no fue reconocido por las panacas reales cusqueñas, los españoles lo consideraron Sapa Inca). Para guardar las apariencias, y tener un seguro hasta la toma del Cusco, Francisco Pizarro, nombra otro Sapa Inca, que recae en un hijo de Huayna Cápac, duodécimo Sapa Inca del Imperio. Se dice mucho sobre la amistad de Hernando Pizarro con el Inca Atahualpa, cuando éste último estuvo en prisión. Curiosamente, antes del juicio al, su hermano Francisco Pizarro, lo comisiona para que lleve a España el primer botín. A su retorno al Perú, fue nombrado Gobernador del Cusco. Villanueva Sotomayor, dice: “La ausencia temporal de Hernando Pizarro no descarta una maniobra maliciosa de los conquistadores, ya sea por culpa de él o por imposición de su hermano. ¿Hernando Pizarro ya sabía que iban a matar al Inca? ¿Fue ese viaje una salida airosa del capitán español, único amigo de Atahualpa Inca? ¿O fue una premeditada maniobra de su hermano Francisco para alejarlo y que no interfiriera en las decisiones drásticas que ya pensaba tomar con la vida del Inca?” Lo
cierto, es que Hernando Pizarro, con el botín, que representaba el
“quinto real”, es decir, la quinta parte del botín de Cajamarca, salió
de esta plaza, con rumbo a San Miguel de Piura; ahí embarcaron rumbo a
Panamá, cruzando el istmo, se embarcaron nuevamente hacia Sevilla, España.
La primera de las cuatro naos, llegó a Sevilla, el 5 de diciembre de
1533, con los españoles Cristóbal de Mena y Fray Juan de Sosa (misionero
de la Orden de La Merced); el oro y la plata que se desmbarcó de dicha
nao, ascendía a 38.946 pesos. El 4 de enero de 1534, arribó y ancló en
Sevilla la nao “Santa María del Campo”, en donde estaba embarcado
Hernando Pizarro. Desembarcó con 153.000 pesos de oro y 5.048 marcos de
plata. Todo lo traído de Perú, fue depositado en la Casa de Contratación
de Sevilla; de ahí fue trasladado al aposento del rey de España.
Finalmente, el 3 de junio de 1534, llegaron las otras dos naos, en donde
estaban embarcado Francisco de Jerez, primer secretario del Gobernador
Francisco Pizarro y Francisco Rodríguez, en una y otra nao; se desembarcó
de estas naos, 146.518 pesos de oro y 30.511 marcos de plata. Villanueva dice que el total desembarcado por los cuatro navíos, “…
fue valorizado en 708.580 pesos. El peso y el castellano eran monedas
equivalentes; pero cada uno era igual a 450 maravedíes. Sólo el oro
fundido (convertido en barras y otros pedazos) se valorizó en 318.861.000
maravedíes. La plata fundida valió 180.307.680 maravedíes”. 2.6.-
Los españoles en el Cuzco No
cabe duda que el Cuzco era la ciudad principal de todo el Tahuantinsuyo.
Al tomarla los españoles, mermó significativamente la resistencia inca,
no sólo porque allí se encontraba toda la organización del imperio,
sino por el significado que tenía para los ejércitos incas ver su
capital tomada y dominada por los españoles. Hay
en dicha ciudad otros muchos aposentos y grandezas; pasan por ambos lados
dos ríos que nacen una legua (5,5 kilómetros) más arriba del y desde
allí hasta que llegan a la ciudad y dos leguas (11 kilómetros) más
abajo, todos van enlosados para que el agua corra limpia y clara y aunque
crezca no se desborde; tienen sus puentes por lo que se entra a la
ciudad... Los
españoles también dieron suelta a su codicia de metales preciosos en él,
saqueándolo, especialmente el Coricancha, los palacios imperiales y otros
aposentos señoriales. Este oro y plata fueron fundidos, obteniéndose
580.200 pesos de "buen oro". El quinto real representó 116.460
pesos de oro; además la plata representó 215.000 marcos: 170.000
"eran de plata buena en vajilla y planchas limpias y buena, y el
resto no porque estaba en planchas y piezas mezcladas con otros metales
conforme se sacaba de la mina. El
23 de marzo de 1534, Francisco Pizarro realiza la fundación española de
la ciudad del Cuzco con el título de La Muy Noble y Gran Ciudad de Cuzco.
Se hizo el acta de fundación y se repartió entre los españoles solares,
tierras e indios. Como en toda ciudad española, se escogió la Plaza
Mayor, el sitio de la iglesia y se instalaron los primeros vecinos españoles
del Cusco. Bajo el pretexto de "los enseñaran y doctrinarán en las
cosas de nuestra santa fe católica", se entregó a los españoles
una cantidad de indios para su uso en trabajo e impuestos. Pizarro
favoreció a sus amigos; en el Cusco el reparto de solares, tierras e
indios. Ello disminuyó la ya frágil cohesión española, aumentó las
diferencias y ahondó los resentimientos entre ellos. Capítulo II 1.1.-
Antecedentes Entre
1565 y 1572 el virreinato del Perú fue conmovido por acontecimientos
ocurridos principalmente en el Cuzco. La resistencia indígena,
acaudillada por Manco Inca desde 1536, y las guerras civiles que
enfrentaron a los españoles estremecieron durante quince años el
territorio del antiguo Incario. El estado rebelde de Vilcabamba fundado en
1537, se opuso al poder español por 35 años, hasta que en 1572, fue
ejecutado el ultimo Inca rebelde Tupac Amaru I, por el virrey Toledo. A
esos graves conflictos, se sumaron el intento de sublevación general
azuzada por Titu Cusi Yupanqui desde Vicabamba, la rebelión de los
mestizos hijos de españoles en mujeres nobles indígenas, y el movimiento
religioso nativista Taqui
Oncoy. Este último significaba la reaparición de las Huacas Pachacamac y
Titicaca combatientes contra el Dios Cristiano y la ocupación
Española. 1.2.-Manco
Inca
y la resistencia Manco
Inca, hijo de Huayna Capac y de la colla Mama Runtu, entre aproximadamente
300 hermanos nació en el Cuzco posiblemente en el valle de Yucay por el año
1516. Cuando
se llevó a cabo la violenta represión de los Hurín contra los Hanan,
varios nobles lograron escapar de estas bárbaras medidas punitivas, entre
ellos el mozo Manco
Inca,
quien contaba con aproximadamente quince años y siguiendo consejos de sus
mayores se protegió en la espesura de las altas selvas del Cuzco. Ya
por el año 1532 o 1533 reaparece, decidido a recuperar el trono, es así
que convencido en un inicio del apoyo de los castellanos, para vencer a
sus enemigos, prosigue su avance al Cuzco aclamado por la gente, siendo
reconocido Rey por los viracochas. 1.3.-
Causas Desilusión
por la actitud los españoles sus aliados, pues el nuevo inca pasó ser
tratado como una figura decorativa que ya no servía para los intereses
peninsulares, vio venir lentamente el desengaño, observando en los españoles
una conducta aberrante (violaciones, robos, torturas, saqueos,
humillaciones y asesinatos, del respeto pasaron los españoles al vejamen;
y del cinismo a la burla, incluso él mismo tuvo que soportar varios
ultrajes, estando dos veces preso y encadenado. El
juramento de Manco Inca Yupanqui y sus capitanes en el pueblo de Calca, en
mayo de 1536, constituye un acto trascendental para la Historia del Perú
y de su ejército, porque significó el compromiso de los incas de luchar
hasta la
muerte,
para echar a los españoles del Tahuantinsuyo y restaurar la antigua soberanía
Inca. Terminada
este acto ceremonial, Vila Oma el sumo sacerdote es nombrado Capitán
general del ejército imperial y Paucar Huamán como "maestre de
campo". En
los primeros días de mayo de 1536 comenzó la concentración en torno
la ciudad del Cuzco, de las fuerzas provenientes de cada uno de los
"suyos" que se estima que llegaron aprox. 50,000 a 400,000
hombres de guerra. 1.4.- Ataque al Cuzco A
fines de abril de 1536 Manco Inca decidió atacar en siete frentes
distintos la ciudad del Cuzco, pero sin embargo el inca, no atacó de
inmediato, pues decidió tomar primero Sacsayhuamán, derrotando a los Cañaris[5]
que habían sido conminados por los españoles a defender la fortaleza
tras dos días de combate, prosiguiendo luego a la ciudad imperial, el
ataque prosiguió casa por casa a fin de no permitir descanso a los
oponentes, penetrando poco a poco a la ciudad , la lucha fue incesante y
agotadora. Hernando
Pizarro sugirió entonces retomar la fortaleza de Sacsahuamán, punto
fuerte de donde provenían los ataques comandados por Vila Uma para cuyo
efecto optaron por un ardid del presunto abandono de la ciudad por el
camino de Chinchaysuyo, consiguiendo que los incas salieran tras ellos,
siendo retomada por los castellanos, esta batalla habría de durar tres días,
esta fortaleza fue recuperada a fines de mayo de 1536. En
vista de la situación en el Cuzco, Francisco Pizarro envío entre mayo y
julio varias expediciones para auxiliar a sus hermanos, pero todas fueron
destruidas por Quisu Yupanqui, que operaba en la sierra central.
La
primera
al mando del Capitán Gonzalo de tapia la deshizo en la sierra de Huaytará.
La
segunda
al mando de Diego Pizarro La destruyó en Parcos.
La
tercera
comandada por el Capitán Juan Mogrovejo de Quiñones,
igualmente en Parcos. Pizarro
al conocer estos desastres, solicitó auxilio a otros dominios, incluso a
su rival Pedro de Alvarado, el cruel Gobernador de Guatemala.
La
cuarta
expedición comandada por el capitán Alfonso de Gaete fue desbaratada en
Hatún Jauja, luego de de la deserción de Cusi Rimachi otro hijo de
Huayna Capac.
La
quinta
expedición comandada por Francisco de Godoy que siguió el camino de
Jauja al enterarse de lo ocurrido a Gaete, no tuvo valor
de enfrentarse a Quisu Yupanqui, huyendo hasta la ciudad de Lima. Manco
inca Yupanqui que seguía batallando por tomar el Cusco, al conocer de los
grandes triunfos de Cusi Yupanqui, le ordenó que marchara a Lima para
destruir la fuerza
española. Cusi Yupanqui siguiendo las órdenes del inca partió del valle
de jauja con un efectivo aproximado de veinte mil hombres acompañado de:
Páucar Huamán, Illa top; Yanqui Yupanqui, Puyo Huillca, Hualpa Roca, Apu
Siloalla, Allin Songo Inca y otros capitanes. Avanzaron
sobre Lima en tres direcciones:
Por
el camino norte, los tramas, Atavillos, Huánuco y Huaylas.
Por
el Sur los Angaraes, Huancas, Yauyos, y Chavircos.
Cusi
Yupanqui descendió de la sierra de Huarochirí por el pueblo de Mama. Iniciándose
así el asalto a Lima, durando poco ya que Cusi Yupanqui fue muerto por la
arremetida de la caballería, cuando ya empezaba entrar por las calles. Los
indios aliados a los españoles fueron el sostén de este grupo
español procediendo a replegarse las fuerzas rebeldes hacia el valle de
Chillón y un segundo batallón por el camino de Huarochirí.
Poco
después de la retirada llegó desde la región de Chachapoyas, Alonso de
Alvarado y sus tropas, luego otros contingentes de las colonias hispanas
que acudieron al llamado de auxilio de Pizarro, con lo que organizó un
poderoso ejército experto en guerra contra indios.
Los
incas decidieron defender la sierra central para evitar el avance de los
españoles hacia el Cuzco.
Alonso
de Alvarado partió el 8 de noviembre de 1536 al mando de ochocientos
cincuenta hombres, además de tropas aliadas Huancas e inició la
contraofensiva. Produciéndose el primer encuentro en el adoratorio de
Pachacamac, donde fueron derrotados los incas tomando prisioneros a otros
siendo cruelmente victimados.
Posteriormente
hubo otro encuentro con la guarnición inca de Atún Jauja posesionándose
de este valle.
Seguidamente
vinieron los combates de Tarma, Chincaycocha, Angoyacu, Ayaviri y
Huarochirí. asi mismo en Comas y Antamarca.
1.5.-
Rumbo al Cusco de la contraofensiva
Reducida
la resistencia Inca en la sierra central, probablemente en el mes de Marzo
de 1537, Alvarado inició la marcha hacia el Cuzco.
Luego
de poco recorrido tuvo que combatir en el puente de Huarichaca, produciéndose
duros combates, que lo hostigaron constantemente produciéndose nuevos
combates de Uripa, Curampa y Cocharapa, llegando a Cochacasa luego de un
mes de marcha.
Casi
al mismo tiempo,
Diego de Almagro de regreso de Chile junto con Paullo Inca, acampó en el
pueblo de Urcos e inició negociaciones con Manco Inca Yupanqui, para la
ocupación del Cuzco.
Posteriormente,
al constatar que Alvarado había acampado en Cochacosa y Diego de Almagro
en Urcos, tentó la alianza con este para la ocupación del Cusco y
apresar a los Pizarro. Pero tal negociaciones fracasaron por las intrigas
de Paullu Inca, que aspira ceñirse la borla.
Rotas
las negociaciones, Almagro y Paullo, el 8 de abril después de unas
escaramuzas entraron en el Cusco y apresaron a los Pizarro.
Manco
Inca retornó tambo y dispuso se levantara el asedio ordenando el
repliegue de sus fuerzas hacia la región de Vilcabamba.
El
12 de Julio de 1537 tras la derrota de Alonso de Alvarado por Almagro,
Manco Inca propone a Paullu luchar juntos para expulsar a los castellanos,
siendo sarcásticamente rechazado.
El
15 de setiembre de 1537, parte Almagro y su ejército del Cusco llevando
consigo prisionero a Hernando Pizarro, craso error que le costaría la
vida en Julio de 1538.
1.6.-
Nuevas campañas incas
El
año 1538 fue difícil para Manco Inca, ya que después de reprimir a los
hunazas tuvo que enfrentar a los pizarristas, a loas de su hermano Paullu
y otras huestes provincianas que luchaban contra su causa..
Luego
de muchas batallas termina la campaña en el Collasuyo a fines de 1538 e
inicios de 1539, desfavorables a Manco inca.1539, tal vez fue el año de
las más ardua lucha y ferviente resistencia de Manco Inca, debido a los
reveses que sufría sus tropas, quien tuvo que hincar una rápida retirada
en la misma que dejó a su esposa la coya Cura Ocllo y su hermano Cusi
Rimachi, capitán general de su ejército, quienes fueron prisioneros.
Luego de que Pizarro ofreciera el intercambio de estos por su rendición y
que fuera rechazada por Manco Inca se dio muerte
a los infortunados prisioneros.
En
el valle de Yucay la represalia contra el inca terminó con la quema de
Vial Uma, Tisu Yupanqui, Taypi, tanqui Hualpa, Orco Huaranga, Atoc Suqui y
otros.
Esta
desgracia aumentó el valor moral
del Inca quien prosiguió la lucha, poniendo en zozobra a sus enemigos.
De
marzo a julio de 1541 amenazó constantemente Huamanga y en el mes de
octubre pretendió marchar al Cusco.
Entre
los años 1542 a 1544 el ejército de Manco Inca quedó reducido a los
efectivos del reducto de Vilcabamba, desecho la resistencia de Illa Topa
en Huánuco.
Al
parecer en 1544 el Inca quiso negociar con el Virrey Blasco Núñez de
Vela, lo que su frustró por el asesinato de este.
A
mediados de 1544 se pierde la huella de las actividades bélicas del inca
después de los conatos de incursión sobre Huamanga y el Cusco, hasta que
llegó la fatal noticia de que había muerto asesinado por los almagristas
quienes había hospedado.
1.7.-
Muerte de
Manco Inca
Para
salvarse de las represiones de los Pizarro tras las batallas de Chupas,
varios almagristas buscaron refugio en las montañas de Vilcabamba;
ofreciendo sus servicios
a Manco Inca; quien les brindó generoso asilo en su propia fortaleza.
Sin reconocer la hidalguía de aquel gesto, los refugiados tramaron, tiempo después el asesinato del, luego tomando como pretexto diferencia en el juego de herrón, cayeron sobre Manco Inca siete almagristas, atravesándolo a puñaladas.
Los
asesinos emprendieron fuga pero fueron alcanzados por la escolta del inca,
a quienes dieron muerte. El
joven rey tuvo una larga agonía, pero aún así ordenó proseguir la
lucha, muriendo luego en 1536 2.-
Sayri Inca Antes
de morir, Manco Inca pudo designar como sucesor a uno de sus hijos, Sayri
Tupac, que por entonces contaba con solo 10 años, y uno de sus tíos
asumió la regencia. Afín
de obtener la adhesión de Sayri Tupac, el virrey prometió ricas
recompensas, encomiendas (especialmente la de Yucay), y una posición
social privilegiada. El hijo de Manco estaba a punto de aceptar esas
ofertas, cuando la muerte de Paullu, en 1549, interrumpió las
negociaciones. No fueron reanudadas hasta 1555, a través de la tía de
Syri Tupac, Beatriz Collac. Sayri
acababa de ser coronado en Vitcos cuando decidió aliarse a los españoles:
fue donde los nobles indígenas le tributaron los honores tradicionales;
recibió el bautismo y una bula del papa que permitió desposar a su
hermana. Los españoles veian en ela un sucesor de Paullu en el papel de
Inca aculturado, esperaban que su ejemplo se contagiaría a los demás
Indios refugiado en Vilcabamba. Pero tampoco se cumplió esta esperanza;
en 1560, Sayri Tupac murió envenenado. 3.-
Titu Cusi Yupanqui El
Estado neoinca sobrevivió durante doce años hasta 1572. Después de
partir Sayri Tupac, fue sedido por su hermanastro Titu Cusi Yupanqui (hijo
natural de Manco), que asumió la jefatura de los indios disidentes. El
nuevo Inca había pasado parte de su infancia en el Cuzo; teniendo
aproximadamente 5 años en 1537, cayó en manos de los españoles, durante
una expedición emprendida contra Manco; en 1541, este consiguió llevarse
a su hijo a Vitcos. La estancia entre los españoles había dado a Titu
Cusi cierto conocimiento de la cultura Europea, y le predisponía quizá
a aceptar algunas influencias extranjeras; no obstante, al
contrario de su hermanastro Sayri Tupac, prosiguió bravamente la política
de resistencia de su padre. Pero la supervivencia del Estado neoinca[6]
ponía el peligro la dominación Española sobre el resto del Perú. El
Inca rebelde controlaba hacia 1560 un inmenso territorio. En 1566
reorganizo la guerrilla en la ruta al Cuzco; firmo el tratado de Paz de
Acobamba que permitió el ingreso de los misioneros a la zona rebelde, es
posible que también impulsara el movimiento Taqui Oncoy. 4.-
Tupac
Amaru
I
A
la muerte de Titu Cusy Yupanqui, asumió el mando Tupac Amaru, hijo menor
de Manco Inca. .
Los incas creían que su medio hermano se había visto forzado a admitir a
los sacerdotes misioneros en Vilcabamba
y que los españoles lo habían envenenado. En estos tiempos los españoles
todavía no estaban advertidos de la muerte del anterior
Uari Inca y habían enviado rutinariamente dos embajadores para
continuar con las negociaciones en curso. El último de ellos fue el
conquistador Atilano de Anaya quien tras cruzar el puente de Chuquichaca
fue capturado y ejecutado junto con su escolta por el general inca Curi
Paucar.[] Al ser confirmada esta noticia por el cura de
Amaibamba el nuevo virrey Francisco de Toledo decidió someter por la
fuerza al reino de Vilcabamba.
Usando
como justificación que los incas habían roto "la inviolable ley de
todas las naciones del mundo: el respeto a los embajadores" el virrey
declaró formalmente la guerra el 14 de abril de 1572.Posteriormente fue
capturado y degollado en el Cuzco.
5.-
Movimiento del Taqui Oncoy
Fue un movimiento político y religiosos puesto que para los Incas la nocion de la religiosidad abarcaba todos los aspectos. Estaba estrechamente relacionado con la resistencia en Vilcabamba durante Titu Cusu Yupanqui. Taqui Oncoy significa “enfermedad de la danza o del canto”. Los seguidores del movimiento anunciaban el regreso de la antigua religión, la revolución del Inca como hijo del sol y único gobernante del Tawantinsuyo. Pretendían restaurar el culto a las Huacas, las antiguas ceremonias, y ritos. Se extendió por Huamanga, Cuzco, Arequipa, Cocharcas, y Lima.
Este movimiento causo gran impacto entre los Españoles tanto fue así que la corona Española se vio obligada a enviar al Virrey Toledo. Esto se debió a que en el mundo andino la religiosidad abarcaba todo el aspecto social y entonces este movimiento comenzó a tener influencia hasta en las familias directas de los Incas que ya estaban sometidas a los españoles.
Conclusiones 1.-
Para comprender estos episodios hay que comprender la mentalidad Andina y
Europea, y en que épocas se encontraban. La conquista fue el encuentro de
dos mundos con diferentes formas de pensar y con diferentes necesidades.
Europa en el siglo XVI se encontraba en un momento muy importante, puesto
que la ciencia moderna estaba avanzando y eso permitía nuevos movimientos
hasta en el pensar. Con el descubrimiento de la brújula empiezan las
expediciones y descubrimientos de los Continentes. Por otro lado ellos aun
seguían en un mundo feudal donde la mentalidad era dar dinero a la
iglesia para ganar el cielo. Por
tanto tenía que encontrarse de algún modo la solución a esos problemas,
la mayoría de los conquistadores eran pobres y esta era la oportunidad
para volverse ricos y dejar de ser vasallos, claro que esto no justifica
las atrocidades que cometieron. Por
otro lado el mundo Andino tenía otra complejidad, era una cultura
altamente teocrática, la religiosidad era lo que le daba sentido a todo,
tenían otros principios. Es por eso que cuando es asesinado Atahualpa
desaparece el punto de referencia del mundo y es ese orden universal es lo
que resulta brutalmente destruido. Las
divergencias entre las etnias subyugadas, la inferioridad de armamentos,
la violencia que impusieron los españoles, y el aspecto religioso, fue lo
que permitió que fueran vencidos. 2.-
La resistencia de Vilcabamba fue la máxima expresión de la lucha de los
indígenas por su hegemonía. Con la caída del movimiento religioso Taky
Oncoy se redujeron al mínimo las esperanzas de una reconstrucción de la
unidad Incaica. Con la derrota se da un sincretismo entre las dos culturas. Bibliografía ROSTWOROWSKY,
María. Historia del Tahuantinsuyo. Lima
1999. TORD,
Luis Enrique. El sol de los soles.
Lima 1998. VEGA,
Juan José. Los Incas frente a España
.Ed. Peisa. Lima1992. VILLANUEVA,
Julio. El Perú en los tiempos
modernos. Ed. Peisa. WACHTELL,
Nathan. La visión de los vencidos.
Ed. Alianza Editorial, S.A. Madrid. 1976. Notas: [1] El clero solar representaba la máxima jerarquía en la religión imperial. La cúpula de superestructura con enorme poder político-militar. El sumo sacerdote podía ejercer directamente como jefe militar. [2] Según María Rostworowsky este término es más adecuado para referirse al Tahuantinsuyo, ya que el termino imperio es un término Occidental que los Andinos desconocían. [3] Sapa Inca es el supremo emperador del Tahuantinsuyo. Hijo del Sol. [4] Caminos del Inca [5] Los Cañaris eran los antiguos pobladores del territorio de las provincias de Azuay y de Cañar territorio de Ecuador. [6] Este nombre se da cuando los hispanos rompen el cerco del Cuzco, es decir Manco Inca es derrotado.
|
Norma
Jazmín Cárdenas Sánchez
claudet_10r@hotmail.com
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