Aparición en Hamburgo

poema de Ernesto Cardenal

 

1.000 personas oyendo mi poesía

y 300 en la calle por no caber en el local

         -ustedes saben: la publicidad
               la celebridad... y la causa de Nicaragua-

todas las caras en la oscuridad (para mí)

         el auditorio entero tras los reflectores,

               estruendosa, ovacionante sombra,

pero ya en la luz, muy cerca de mí,
casi en el estrado, compartiendo conmigo la potente iluminación, te vi
               pelo corto, despeinado un poco,

la de ojos color de uva moscatel
            o a veces color de océano en alta mar

            o tal vez entre verde y azul tierno

               (y era como si el cielo me mirara),

            la misma boca aquella.
             boca que en mi boca yo bebí,

muchacha de 18 años otra vez,

de la misma edad de 30 años antes,

pero alemana, yo supongo, esta vez.

pudiendo mirarla ahora sólo con disimulo,

ella junto a mí en mi órbita de luz.
      enfrente de los cegadores reflectores,

en una banca; después de ella

como tres compañeras más antes de la oscuridad

y así fue como entre 1.000 rostros

sólo el de ella vi:
Pues sí, quién me iba a decir que estarías vos otra vez,

la que El, con mayúscula, arrancó de mis brazos,

la que yo solté para abrazar lo invisible,

mi lindo ex-querubín que yo besé tanto pero no lo suficiente,

            boca que bebí
ahora otra vez aquí, 30 años después.
                     labios levemente rizados
por sonrisa,
         pupilas de pronto turbadas de lascivia angelical,
como aquel lúbrico ángel
más lúbrica por carnal que por ángel,
mi linda muchacha, pillete, que yo abracé
en “Las Piedrecitas” bajo las estrellas ¿te acordás?
que yo abracé con chaqueta de hombre,
la mía, te la había prestado por el frío,
a la cual yo cambié por Dios.
      vendí por Dios ¿salí perdiendo?
Te cambié por tristeza

            aplausos a mis versos
        con consignas en español

                    NO PASARAN
y yo pudiéndola mirar sólo con disimulo.
      Piel de manzana pálida, como

la manzana recién cortada del árbol
que mordería después, esa noche, en mi cuarto del hotel Prem

ácida, dulce, verdosa, jugosa, carnosa

pero era fruta, y no otra cosa.
                     NO PASARAN

Era como si otra vez la perdiera

como si otra vez se me diera y otra vez la entregara.
      Una renuncia que fue dura

      y aún dura, era de una vida entera,

y ahora otra vez la renuncia,

tan pasajera esta vez,
             Pero aún así dura, dolorosa.

entre los aplausos de las sombras,

el dolor de que vos fueras ella otra vez

y a la vez, tal vez peor, el que no lo eras.
Muchacha alemana, supongo yo, que ignora todo esto

que lo sabe la otra que antes fuera como vos sos,

      mi niña entonces de 18 años
             (ella sabe que estos versos son para ella)

     en aquella lóbrega noche somocista.

las luces del palacio del dictador

reflejadas en la laguna de Tiscapa.
La que admiraba mi pelo negro ¿te acordás?

y una vez “negrísimo!" lo llamaste

en aquel restaurante.
                   Aplaudía la oscuridad
mis poemas:
              “una canción de amor era su himno de guerra

                     Si Adelita..."
y yo mientras tanto como nuestros inválidos de guerra

parapléjicos
serenamente sentados en sus sillas de ruedas.
Pero no hubo bomba.
      Hubo la llamada anónima de una bomba

que la policía no creyó.
Hubiéramos muerto juntos, mi amor,

yo, efímera noticia periodística.
       como aquella flor efímera de los corteses

              "cuando los dorados corteses florecieron"

                   y vos
simplemente una muchacha alemana (supongo yo) con cualquier nombre.
Pero la que me hizo entregar otra vez la otra de antes

joven y fresca esta vez igual que antes

al tiempo que entre el público se hacía la colecta

bolsas de yute con pesadas monedas y billetes;
y fueron como 15.000 marcos para el pueblo de Nicaragua

esa noche.


poema de Ernesto Cardenal

 

Publicado, originalmente, en: Revista "Crisis" Segunda época Núm. 42, mayo de 1986

Link del texto:  https://ahira.com.ar/ejemplares/crisis-2-epoca-n-42/

Gentileza de Ahira. Archivo Histórico de Revistas Argentinas que es un proyecto que agrupa a investigadores de letras, historia y ciencias de la comunicación,

que estudia la historia de las revistas argentinas en el siglo veinte.

 

Ver, además:

 

                    Ernesto Cardenal en Letras Uruguay

 

Editor de Letras Uruguay: Carlos Echinope Arce

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