Formación del léxico lunfardo en el tango «Pinta brava» por Carolina Caprile
Francisco Canaro y tango «Pinta brava» |
El lunfardo en Argentina Hoy en día, se presenta un debate con respecto a cómo categorizar al lunfardo. Mientras algunos lo consideran una jerga, otros lo perciben como un dialecto: pero podría decirse que no es ninguna de las dos cosas. El lunfardo carece de una gramática y una sintaxis propia. Por eso, se lo reconoce como un recurso lingüístico compuesto por un' sistema de palabras codificadas que se adapta a las estructuras gramaticales del castellano. Mario Teruggi, gran investigador del tema, lo considera «un habla popular argentina compuesta de palabras y expresiones que no están registradas en los diccionarios castellanos corrientes»[1]. El lunfardo surge en nuestro país, en principio, a partir de la inmensa ola inmigratoria europea de fines del siglo XIX y principios del XX. Los recién llegados a América eran en gran parte de Italia y de España, y se instalaron en la ciudad de Buenos Aires. El encuentro entre estas dos culturas inició un proceso de transculturación, en el cual los porteños comenzaron a «asimilar» -en alguna forma, a adaptar su idiolecto- ciertas expresiones europeas, la mayoría, de origen italiano[2]. Como todos los argots, el concepto de lunfardo se lo percibe de tres maneras: como el habla vulgar, como el habla de los malhechores, y finalmente, como el de los profesionales. En definitiva, es el habla de la gente de malvivir. Por eso, se le atribuye un origen y naturaleza delictivos. Este intercambio lingüístico se llevó a cabo principalmente en cárceles y prostíbulos. El lenguaje codificado permitía una comunicación abierta, pero secreta. Tomando esto en cuenta, Eduardo Pérsico lo define como un «código entre dos para que no se entere un tercero». No obstante, hoy en día podemos decir que, en realidad, el lunfardo es el habla de la plebe -sin tomar el sentido peyorativo del término- puesto que es usado por individuos pertenecientes a todas las clases sociales. Ahora bien, el tango y el lunfardo tienen un origen común: los sectores bajos de la población. Era inevitable que se cruzasen, con lo cual la relación entre ambos fue muy estrecha. Los compositores empezaron a utilizar palabras del lunfardo en sus obras musicales y. de esta manera, el tango se convirtió en el primordial difusor del lunfardo en la sociedad porteña. Formación del léxico lunfardo Según Teruggi, hay cuatro procedimientos por los cuales se crean neologismos: la toma de nuevas acepciones, los cambios morfológicos de las palabras, préstamos y frases argóticas[3]. Nuevas acepciones. Este procedimiento consiste en asignar significados nuevos a palabras corrientes del idioma: en nuestro caso, el español. Es decir, que un vocablo puede poseer múltiples significados (polisemia). Las nuevas acepciones se efectúan por tres vías distintas: por la restricción, ampliación o desplazamiento del significado. Teruggi considera también que se pueden tomar nuevos significados cuando se le cambia el género a una palabra. Cambios morfológicos. Los nuevos vocablos surgen a partir de la deformación del término original en la lengua vernácula. En este caso, las palabras españolas sufren diversos cambios morfológicos -lo cual deriva la formación de neologismos en lunfardo- pero, en general, mantienen el mismo valor semántico. De esta forma puede considerarse a este procedimiento como un juego idiomático, en el cual las palabras se alargan, se acortan y se desordenan. Estas deformaciones, a su vez, se pueden clasificar en dos grupos: los cambios voluntarios c involuntarios. Cabe destacar que el primero de estos resulta el más revelante, ya que «refleja el espíritu renovador del lenguaje»[4], Los otros son meros accidentes lingüísticos. Préstamos Principalmente, se caracteriza por tomar prestado términos de lenguajes extranjeros y adaptarlos a la fonética y gramática vernácula. Para que esto ocurra, es necesario que, en primer lugar, el grupo extranjero sea extenso; y en segundo, que ambas culturas estén en contacto permanente. En Argentina, este procedimiento fue uno de los más importantes para la formación del léxico lunfardo, a causa de la gran inmigración europea de a fines del siglo XIX y principios del XX. La mayoría de los inmigrantes eran italianos y españoles[5]; esto explica el hecho de que gran parte de los préstamos lingüísticos sean del mismo origen. Pero en el lunfardo también se encuentran galicismos, anglicismos, lusitanismos, galleguismos, entre otros. Es menester mencionar que, además, tomó préstamos internos: de los aborígenes, del ambiente rural, y de las diversas jergas. Frases argóticas Es necesario incluir no sólo la creación de vocablos lunfardos, sino de frases enteras denominadas argóticas. Muchas veces, estas frases suelen estar constituidas por el idioma corriente, con lo que se configura un contexto de sentido nuevo. De hecho, el significado está dado por la asociación de las palabras, no por las palabras en sí. Teruggi. con respecto al lunfardo, dice lo siguiente: «Para construir estas frases, el lunfardo, como cualquier argot, recurre a los procedimientos de la elocución, tales como símiles, comparaciones, paralelismos, analogías y otras más».[6]. A veces, estas frases son muy gráficas, muy claras; otras veces, resulta difícil asociar el sentido con el concepto. Asimismo, las frases pueden surgir del propio lunfardo o de préstamos naturalizados. Caso de Estudio: «Pinta Brava», de Mario Battistella Introducción En el siguiente trabajo se analizará el origen etimológico y la evolución de ciertas palabras del lunfardo tomadas de un tango de Mario Battistella, «Pinta Brava». Sobre el autor Mario Zoppi Battistella es un distinguido compositor de tango. Nació en Verona (Italia) en 1893, y más tarde, con sólo 17 años, se mudó a la Argentina, después de haber estudiado en Viena y en París. Escribió, según ha declarado el mismo autor, más de 2000 letras de tango. Naturalmente, la mayoría de ellos quedaron en el olvido, pero uno puede encontrar en su obra varios éxitos. Los acompañamientos musicales fueron compuestos por grandes músicos, como Edmundo Rivero y «Charlo»; además, la mayoría de sus canciones fueron entonadas por el legendario Carlos Gardel. Murió el 10 de octubre de 1968 en Buenos Aires. Sobre el tango «Pinta Brava» Este tango fue el primero compuesto por Battistella, en 1927, con música de «Charlo». «Pinta Brava» Quien te juna, quien te embroca Pinta Brava, presumida pa‘ largarte por Florida como un Ford a patinar. ¿No manyás, che. pelandruna, que te vende de muy lejos esa piel de zorro viejo más pelada que Alvear?
Despistá, no seas chitrula, que te está enfocando el cana. No vengas buscando lana con la raca que tenés. Se te manya el expediente hasta el modo en que patinas. Vos podrás vender sardinas, pero ¿amor? ¡Ni lo soñés!
Pinta Brava No te olvide» del pasado, cuando ibas al mercado a comprar stokafish... Engrupida Te saliste de sirvienta, para ser al fin de cuenta. Pinta Brava. ¡Una infeliz!
El dorima que te echaste, con un feite en el escracho, cada vez que está borracho la presume de matón. Y es un ñorse tan amargo, que una noche en la cortada lo asustó con la parada hasta el loco Napoleón. No podes meter la mula, son al cuete tantas mañas, lechuceando a las arañas te empacaste ¡Ya lo ves! Pa’ de sedas... Pa’ de alhajas.. Mucho viento en la sesera.
Y en tu cuarto la catrera que rezonga a tu vejez. Etimología y evolución del léxico lunfardo en «Pinta Brava» La letra de «Pinta Brava» incluye varios términos lunfardos que tienen orígenes, evoluciones y significaciones diversos. Se analizarán de acuerdo con su procedimiento de formación. Nuevas acepciones: el único ejemplificador de este procedimiento es la palabra «patinar». El DRAE le otorga distintas acepciones: 1. intr. Deslizarse o ir resbalando con patines sobre el hielo o sobre un pavimento duro, llano y muy liso. 2. intr. Dicho de las ruedas de un carruaje: Dar vueltas sin avanzar, por falta de adherencia con el suelo o por defecto en su libre movimiento sobre los ejes. 3. intr. Dicho de un carruaje o de sus ruedas: Deslizarse o resbalar sin rodar. 4. intr. Escurrirse o deslizarse en el suelo o en una superficie muy lisa y resbaladiza. 5. intr. coloq. Perder la buena dirección o la eficacia en lo que se está haciendo o diciendo. 6. prnl. coloq. Arg. y Ur. despilfarrarse (II gastar profusamente). Pero en el lunfardo este término sufre un desplazamiento de significado: como verbo intransitivo, vale por fracasar, fallar; pero como transitivo, equivale a gastar dinero. En el primer caso, el sentido originario de patinar (deslizarse o ir resbalando) se vincula directamente con la falta de control que lo conduce, en última instancia, al fracaso. Con respecto a la otra acepción, el sentido semántico se da a partir de la asociación entre el movimiento veloz de patinar, y la rapidez con que fluyen los billetes al gastar. En este contexto, el tango se refiere al segundo caso. Cambios morfológicos: en esta composición se encuentran dos tipos de cambios voluntarios: el metaplasmo y el anagrama. Los metaplasmos son transformaciones que sufren las palabras por adición o supresión de letras o sílabas; por consiguiente, se producen alargamientos y acortamientos de los vocablos[7]. Esto se ejemplifica en la palabra «catrera», la cual es una simplificación de «catre». Según Corominas, ésta proviene del portugués «catre»[8], lo cual significa «cama para una sola persona». Pero en lunfardo, catrera se refiere simplemente a «cama». Por lo tanto, el término original sufre una doble transformación: se acorta y adquiere una nueva significación (se amplía el significado). Esto también pasa con «feite», la cual deriva de «afeitar»; pero en vez de generalizar su sentido, se desplaza, ya que feite significa «cicatriz de una herida recibida en el rostro». Otro caso importante dentro de los cambios morfológicos es el vesre[9], que en definitiva es un anagrama. El vesre se caracteriza por hacer una inversión silábica dentro de la palabra. De forma ordenada, la última sílaba pasa a ser la primera, la penúltima la segunda y así sucesivamente. En «Pinta Brava» podemos encontrar tres muestras: «raca» (cara), «dorima» (marido) y «ñorse» (señor). El sentido semántico en estos tres términos se conserva. Préstamos: Gran parte de las palabras lunfardas del tango se afilian a este procedimiento. Las iremos analizando por origen. a. Españolismos Es el caso de «junar», el cual viene del mismo verbo en caló, lo que se designaba originariamente al habla de los gitanos, pero modernamente al habla popular ciudadana. Este préstamo lingüístico es únicamente en forma, pues la palabra se vacía de su significado argótico peninsular y toma uno nuevo. En su jerga original se define como «oír», «escuchar» o «atender»; en lunfardo, «mirar», «observar cuidadosamente». Este cambio semántico quizás surgió del hecho de que el «junar» del caló se usa a menudo como voz de atención o llamado, y se cree que los porteños lo tomaron como equivalente a «prestar atención», «tener cuidado», con lo que pasó finalmente a ser sinónimo de «mirar»[10]. Posteriormente, «gunar» sumó también la acepción de «adivinar las intenciones», «darse cuenta de algo». b. Italianismos. Si nos dedicáramos a transcribir la lista de italianismos, tardaríamos una eternidad. Ya se ha mencionado que los italianos fueron casi la mitad de los inmigrantes del siglo pasado, con lo cual era de esperarse que su idioma terminase por influir el nuestro. «Manyar» (comer) proviene de «mangiare», comer, en italiano. Por otro lado. Meo Ziliko y Rossi creen que nace a partir del genovesismo o jergalismo «mangiá» (comprender, entender). Figuran, no obstante, otras acepciones como «entender» o «comprender» y además «adivinar la intención» y «calar», proveniente específicamente de la expresión «mangiare la foglia» (conocer las intenciones de alguien). Contrariamente, Del Valle dice que se tiene un origen jergal en las acepciones traslaticias, ya que «manyar» con el sentido de mirar, coincide con el imperativo «mords, mordez» que puede interpretarse a veces con el mismo sentido. De todas formas, las dos acepciones son consideradas en el uso del lunfardo. Posteriormente, este verbo engendró «manyín» (bebedor) y «manyapulenta» (gentilicio despectivo por italiano). Por «Engrupido» (vanidoso, engreído), por su parte, es un derivado del lunfardismo «grupo» (engaño, estafa, mentira), que a su vez proviene del genovesismo «gruppo» (atado, envoltorio)[11]. El verbo «engrupir» significa «engañar», «embaucan», y, como reflexivo, «envanecerse» o «ensorberbecerse». Hay otro grupo de palabras que tienen una grafía ligeramente retocada con respecto al italiano original. Y en general, sus significados tampoco son muy diferentes. «Chitrulo» proviene del dialecto napolitano «citrullo» (tonto); «pelandrún» del genovés «pelandrone» (perezoso); y «embrocan» (mirar) del italiano jergal «imbroccare» (dar en el blanco). c. Galicismos: La etimología del lunfardismo «cana» (policía o cárcel) es muy ambigua. Durante un tiempo, se creyó que este término provino de «canne», bastón en francés, por el que llevaban los uniformados. Otras veces, se lo deriva de un supuesto argotismo, «canne» (policía); pero esto es muy dudoso. Muchos de los investigadores postulan hipótesis diferentes: Castro manifestó que surge de la expresión italiana «metiere in cana» (detener o encarcelar); Gobello dice que deriva del verbo italiano «incanare»» (atraillar los perros): Meo Zillio y Rossi creen que viene de una voz véneta -dialecto septentrional italiano- que significa cárcel; Trejo señala que su origen es metafórico (por el encanecimiento del reo en la prisión); y Perrero indica que «cana» se refiere a un agente de policía de Verona, y que a su vez éste se origina por el color claro de los uniformes. Este lunfardismo, a su vez, encauza las expresiones lunfardas «araca la cana» (atención, cuidado) y «dar la cana» (delatar, poner en evidencia). El caso de «escracho» es muy particular, puesto que nos paramos frente a un caso de polisemia. Significó, en un principio, el billete falsificado con que se hacia el cuento del tío, y también se lo empleó como sinónimo de fotografía. De esta segunda acepción, pasó a denotar «cara», y, especializándose aún más, terminó por equivaler a «cara fea». Más tarde se lo concibió como «mujer fea». Finalmente, contamos con el verbo «escarchan» que significa «retratan», «romper la cara» y también «estrellar una cosa contra algo». El pensamiento general respecto del origen de esta palabra reside en que proviene del argot francés, «escrache», que significa «pasaporte» y «papel de liberación del preso». Pero se considera que éste último podría tener algún cruce con el italiano[12]. d. Ruralismos: El ruralismo es un préstamo interno. La migración de muchos paisanos y gauchos a la ciudad de Buenos Aires resultó en un intercambio lingüístico. Y de eso aprovecharon los porteños al tomar términos prestados. En «Pinta Brava» encontramos el caso de «lechucear», que en lunfardo se refiere a «traerle mala suerte a alguien, especialmente si participa de un juego». Este vocablo proviene del español, «dechuza», del cual Corominas ya nos anuncia su asociación con el mal agüero[13]. Frases argóticas. «Meter la muía» es una conocidísima expresión española que se define como engañar, embaucar. Según Torcida, el origen de esta frase residiría en una práctica tramposa de los leñadores chaqueños, quienes al llevar el carro al pesaje, hacían que la muía colocara sobre la báscula sus patas traseras para aumentar el peso. También se cree que esta expresión llegó al lunfardo por la historia supuestamente andaluza de la muía encerrada en un barracón de feria y anunciada a los ingenuos como la octava maravilla del mundo. Sin embargo, lo que es curioso es que esta frase originó las palabras «muía» (engaño o fraude), «mulear» (trampear) y «mulero» (tramposo). Otra fase argótica que aparece en el texto es «al cuete»; en otras palabras, «en vano». Conclusiones A través de un análisis etimológico y semántico del léxico lunfardo, se puede concluir que los vocablos se forman a través de diversos procedimientos. Vale destacar que estas formaciones no están regidas por un sólo procedimiento, sino que a veces son afectadas por muchos de ellos a la vez. Hay casos en que la palabra, en principio, es un préstamo externo, pero a su vez se la hacen cambios morfológicos, se le adhieren nuevas acepciones, y como si fuera poco, más tarde terminan constituyendo frases lunfardas. Como se ha visto, las palabras originales sufren muchos cambios hasta llegar a lo que son hoy en lunfardo, y por eso, es muy difícil determinar una etimología precisa. Bibliografía Gobello, José. Aproximación al Lunfardo. Buenos Aires. EDUCA, 1096. Gobello. José. Dicción» rio de Tan' gos. Bs. As. Plus Ultra. 1996. Teruggi. Murió. Panorama de/ lunfardo. Bueno* Aires. Sudamericana, 1978. Conde. Oscar, Diccionario Etimológico del Lunfardo. Buenos Aires. Tauru*, 2004. Corominas. Joan. RrvwDioaona* no Etimológico de la Lengua Castellana. Madrid. Grcdos, 1961.
[7] Norah
Giraldi de Dei Cas, op. cit., pág. 20.
[8] "El
caballo perdido", Editorial Arca, Montevideo, 1970.
[9] En el
mismo tomo de las obras completas.
[10]
Llama a
aquéllas, "las longevas"; y al sobrino, "el nene".
[11] En Capítulo
Oriental, en el trabajo de Carlos Martínez Moreno, se afirma que comenzó
a trabajar como pianista en las salas cinematográficas a los doce años.
Pero como también se afirma que nació en 1912, lo cual es un claro error,
nos quedamos con la versión tradicional de que comenzó a los quince.
V. Capítulo
Orienta I, pág. 458.
[12] Tomamos
el dato del trabajo de Ida Vítale "Tierra de la memoria, cielo de
tiempo", publicado en "Crisis" número 18, Buenos Aires,
octubre 1974, pág. 12.
[13] Paulina
Medeiros, op. cit., pág. VI.
[14] Paulina
Medeiros afirma que esta última pieza fue oída por primera vez "en
la Universidad, en el ciclo de Arte y Cultura Popular" (op. cit., pág.
Vil).
[15]
Justamente, en 1929,en Rocha, Hernández publica su segundo libro,
"Libro sin tapas",
[16] La
conferencia de Superviene fue publicada por "El País" el 15 de
octubre de 1945.
Notas: [1] Teruggi. Mario. Panorama del lunfardo. Buenos Aires. Sudamericana, 1978. p 26. [2] Vale destacar, sin embargo, que el idioma italiano no se consolidó en toda Italia hasta después de la Segunda Guerra Mundial. El texto se refiere a los dialectos regionales, en particular, el genovés. [3] Teruggi usa la palabra «argot» como generalizador para «denotar el habla peculiar de un grupo social diferenciado (es decir, las clases populares poco cultas)» (Ibid.. p.15). Con respecto a las frases argóticas dice: «A todo ello hay que agregar las frasca argóticas. que a veces conducen a la creación de neologismos, a veces no, pero que en cualquier caso representan una forma de comunicación muy efectiva con que cuentan los argots Obídem. p. 43). [4] Ibídem. p.70. [5] En 1879. el 61% de los inmigrante» eran italianos y españoles. [6] En total, de 1857 a 1974. la Argentina retuvo a 1.841.000 italianos y a 1.365.000 españoles. [7] Ibidp. 175. De hecho, algunas de estas acepciones coinciden con las del lunfardo. Debieron ser aceptadas por la RAE después de haberse difundido de forma popular. RAE. Diccionario de la Lengua Castellana, [consulta - 25/06/ 2009): http://buscon.rae.es/drael/ [8] Catre: cama ligera para una sola persona. 1578. Tom. del port. Catre id.. 1510. y este del tamul kattil/'cama', 'sofá*. procedente del sáns. khava 'armazón de cama´, ‘cama (de enfermo)'». Corominas. Joan. Breve Diccionario Etimológico de la lengua Castellana. Madrid. Credos. 1961. [9] Es menester decir que el vesre no es propio del lunfardo. De hecho, se manifiesta también en el argot francés. denominado verían. [10] La asociación entre mirar y tener cuidado queda ilustrada magníficamente en la interjección lunfarda «¡Guarda!» (voz de aviso o alarma), el cual proviene del italiano «guardaren (mirar). [11] Origen incierto, aunque seguramente emparentado con «gurupt» o «grupín» del francés «croupier» (el que está asociado secretamente a un negocio). [12] Podría haber sido tomada del argot italiano «searano» (billete, escrito. diario). [13] «Lechuza: ave rapaz nocturna de unos 35 cm de largo. Strix fíammea, antiguamente nechuza. ambos s.XIII probte. De nochaza, procedente del lat. Noctuaíd. (hoy nueta, nuétiga. en hablas del Norte): nechuza se alteró en lechuza por influjo de la superstición antigua de que la lechuza gustaba de echarse sobre los niños de teta como si los amamantara*. Corominas. J.. Breve.... Op. dL |
Pinta brava - Charlo | Orq. Francisco CanaroPublicado el 1 mar. 2016 |
por Carolina Caprile
Publicado,
originalmente, en Revista Gramma Vol. 20, Núm. 46 (2009)
Link del texto:
https://p3.usal.edu.ar/index.php/gramma/article/view/73
Revista de la Escuela de Letras. Facultad de Filosofía, Letras y Estudios
Orientales
Instituto de Investigaciones de la Facultad de Filosofía, Letras y Estudios
Orientales, Universidad del Salvador
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
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