Treinta años no son nada |
Aquel domingo de Julio fría tarde de un invierno, te sentaste con el mate fiel amigo y compañero Abrigado hasta los ojos esperabas con los nervios casi adentro de la radio que largaran el encuentro Esa Tonomac tenía, la voz ronca por el tiempo, con el dial casi gastado de mil goles y recuerdos Vos estabas ahí soldado con tu aliento futbolero, pegadito al alambrado invisible de tus sueños Tu sentir imaginario se flameaba con el viento con retumbe de tablones que vibraban en tu pecho Casi treinta habían pasado esperando ese momento, esa puerta hacía la gloria que te hacía un cosquilleo Treinta años no son nada naufragando sin un puerto el ascenso estaba a un paso al final de aquel encuentro Deslizabas por la mesa el redoble de tus dedos, con cuarenta cigarrillos rebalsando el cenicero Y largaron el partido era a todo o nada el pleito la ansiedad te carcomía con pasión y sentimiento De la radio comentaban que el partido era parejo, que ninguno se entregaba, ni aflojaba medio metro Terminaba el primer tiempo con un justo cero a cero, si el primero fue sin pausa, el segundo fue más tenso. Vos sentado allá en tu casa te latía hasta el silencio, con el gol agazapado reprimido sin consuelo. Se anudaba tu garganta en los corner y los centros, que tiraban los contrarios en el área de tu arquero. Y saltabas de la silla con la bronca y un lamento, si el ataque de tu equipo se iba cerca o se iba lejos El partido terminó sin moverse el cero a cero, era tiempo de penales que alargaban el suspenso, A los Santos encendiste una vela con tas rezos, los penales eran cinco y eran llave del ascenso Los arqueros esa tarde se jugaron por enteros, cada uno tapó cuatro demostrando sus reflejos Solo uno a cada uno les quedaba en ese juego, solo uno a cada uno entre el cielo y el infierno. Era el quinto y era el último era el pase y el boleto, el penal de la esperanza que esperaba por su dueño Los contrarios reventaron de un bombazo el firmamento, vos pegaste un solo grito de emoción y desenfreno Le tocaba justo al cinco ser verdugo en aquel duelo, aquel cinco de los tuyos que insultabas todo el tiempo Separaban a la gloria doce pasos y once metros, te abrazaste con la radio colocándola en tu pecho La metió con un bombazo en el ángulo derecho, y fue gol y fue delirio que estallaron en el viento Y lloraste sin cansarte y lloraste de contento, abrazado con tu radio esa tarde de un invierno |
José Cantero
de "Fútbol, Tablón y Goles"
© José Cantero Verni
ISBN: 978-987-05-1034-5
joscantero@yahoo.com.ar
Ir a índice de América |
Ir a índice de Cantero, José |
Ir a página inicio |
Ir a mapa del sitio |