La
bicicleta |
Agustín, tenías la bicicleta, más veloz de todos los potreros, cuando vos hermano pedaleabas la redonda en tus pies era un concierto. No dejabas de hacer la bicicleta como Fischer aquel de San Lorenzo, vos también parecías medio lobo con la horquilla gambeteándote hasta el viento. El piñón se juntaba con tus piernas por el área con todo tu talento, Agustín si no hacías la bicicleta no tenían encantos los encuentros. Para vos era un arte y una escuela con los rayos, las llantas y el asiento, vos paseabas hermano por el campo sin tocar los manubrios y los frenos. Eras vos el lobo de los goles, tirando bicicletas con tu aliento, que hacías cruzando en diagonal con el fijo piñón de tu silencio Agustín el ciclista de la cancha el que nunca fue bicicletero, que tenía bicicletas en el alma y pedales en todo el sentimiento. Una vez en un clásico de barrio te viniste con el cuadro recién hecho, la cadena y la estrella relucían en tus pies aceitados y perfectos. Lo cierto es que esa tarde fue derrota no la vieron ni ovalada a la de cuero, Agustín se quedó sin bicicletas la cadena se salió en aquel encuentro. El piñón se trabó con los pedales y la horquilla se rompió con el asiento, Agustín naufragaba por el campo con la rueda desinflada y sin arreglo. Aún así Agustín no te perdiste no rendiste a la derrota el sentimiento, y seguiste tirando bicicletas como Fischer aquel de San Lorenzo. |
José Cantero
de "Saliendo a la cancha"
joscantero@yahoo.com.ar
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