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Entre el dolor y la gloria
José Cantero
joscantero@yahoo.com.ar

 
 
 
  La Ernestina Fútbol Club
fue tu club de nacimiento,
donde creciste soñando
entre gambetas y centros

En ese Club debutaste
jugando de delantero,
y a ese Club le entregaste
el alma y el sentimiento

Para vos era una gloria
que te latía en el pecho
defender esos colores
de blanco, amarillo y negro

La Ernestina era tu casa
la cuna de tus afectos,
y esa hinchada tu familia
de domingos futboleros

Vos nunca arrugabas nada
y te entregabas entero,
sudando esa camiseta
casi hasta el último aliento

Tus goles cobraron fama
en los diarios y en los medios,
y fue así que por tu pase
cierta suma propusieron

La Ernestina era un Club chico
siempre falto de dinero,
y esa plata toda junta
le salvaba el año entero

Y fue así que te marchaste
con tus goles a otro puerto,
a un Club grande y generoso
que pagaba buenos sueldos

Te pusiste otra casaca
y tu fama fue creciendo,
ese Club que era el Sporting
siempre andaba de puntero

Pues peleaba campeonatos
por ser grande y taquillero,
y casi siempre se quedaba
con las copas y trofeos

Y a vos Dionisio de la Serna
con tu fama de artillero,
el Sporting te adoptaba
como un hijo predilecto

Una tarde de domingo
el destino traicionero,
te jugaba una pasada
que no estaba en el libreto

La Ernestina y el Sporting
se enfrentaban en un duelo,
doloroso para uno,
para el otro todo un premio

Era el último partido
que tenía dos boletos,
para uno el campeonato
para el otro el del descenso

El Sporting de visita
La Ernestina en su terreno,
el Sporting por el título
La Ernestina por un sueño

El partido comenzó
apurado por los nervios,
así fueron al descanso
sin mover el cero a cero

El segundo a todo o nada
a jugársela salieron,
entregándose sin pausa
con coraje y con esfuerzo

Y fue así que a los cuarenta
al final ya del encuentro,
un penal para el Sporting
daba entonces el de negro

Fue Dionisio De La Serna
a ponerle más suspenso,
a pegarle a esa pelota
de la gloria y el tormento

Si era gol era la gloria,
si era gol era el descenso,
y Dionisio era el verdugo
de ese instante de silencio

A Dionisio le corría
por adentro el sufrimiento,
una lápida pondría
a su club de nacimiento

Se mordió fuerte los labios,
y de tripas hizo cuero
e incrustó aquella pelota
a la izquierda del arquero.

La Ernestina se marchaba
esa tarde sin remedio,
por Dionisio De La Serna
a jugar en el descenso

Sin embargo la tribuna
sin rencor y a cielo abierto,
lo aplaudió sin una queja
con coraje y con respeto

Ciertas lágrimas de pena
a Dionisio le corrieron,
para él aquella tarde
no hubo vuelta, ni festejos.

José Cantero
de "Saliendo a la cancha"
joscantero@yahoo.com.ar

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