El
Cusco |
Aquel cusco Tucumano como enanito de circo, mordía en toda la cancha mordisqueando los tobillos No se cansaba Velásquez; causando tanto fastidio, como esos cuscos que ladran al costado del camino. Lo cierto es que el Tucumano le daba un color distinto, persiguiendo a los rivales sin dar, ni pedir respiro. Sus botines parecían los colmillos de un canino, gruñendo iba y volvía entre pequeños ladridos Con las orejas erguidas parecía un remolino, correteaba a la redonda como el hueso preferido. Yo nunca había visto creo, a un chico con ese estilo, parecía una jauría aún siendo tan chiquitito. Estaba de vacaciones en la casa de unos tíos ahí fue que lo conocimos y nos hicimos amigos Después se vino al potrero a jugar en nuestro equipo y vimos como jugaba con su garra y sus colmillos Le soltaban la cadena esas tardes de domingo, y salía por el potrero con sus cabriolas y brincos. Mordía a diestra y siniestra con ese canto encendido, que tiene el fútbol señores de pasión y de delirio. Así lo sentía Velásquez nacido con ese oficio, era el cusco de la cancha El guardián y fiel amigo. Después de las vacaciones aquel pequeño cusquito; sé volvió a su Tucumán con el pañuelo extendido. Han pasado muchos años. entre sueños y partidos, y nunca más me encontré con el cusco en mi camino. Pero en mis recuerdos llevo esos renglones de niño, y te veo viejo cusco correteando con tu oficio. Sin parar en el potrero con tu garra y tus colmillos, con tú sueño futbolero mordisqueando los tobillos |
José Cantero
de "Saliendo a la cancha"
joscantero@yahoo.com.ar
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