El
Baldío |
Jugábamos en la esquina del carbonero Carral, los arcos eran de piedra y de tierra la ansiedad. No teníamos canchita adonde hacer de local, queríamos nuestro estadio, nuestra propia identidad. De Carral era un baldío cubierto de suciedad, que había comprado hace años a una cuadra de su hogar. Don Carral vino una tarde se acercó a conversar, nos dijo ya tienen cancha adonde hacer de local Les presto mi gran baldío para que puedan jugar, solo tendrán que limpiarlo pues parece un basural. Sentimos aquí en el pecho inmensa felicidad, el sueño del carasucia se me hacia realidad. Llevamos palas y picos era aquello un yuyaral, le dimos duro al machete limpiando sin descansar EL baldío fue cambiando de su antigua identidad comenzó a tener la forma de una cancha de verdad No dormía por las noches esperando de estrenar la ilusión y el sentimiento futbolero sin igual Don Carral nos dio los arcos y también nos dio la cal el baldío cambió la cara se vestía con un frac Era el sueño realizado ya lanzado a gambetear esa alegre sintonía imposible de explicar El partido de bautizo invitamos a jugar, al Atlético San Roque que era el clásico rival. Cuando vieron la canchita elogiaron nuestro afán, aplaudieron nuestro esfuerzo con total sinceridad Ese gesto de hidalguía nos causó felicidad, este equipo peregrino ya tenía su lugar. Había palomas al aire que volaban sin cesar en las almas carasucias del baldío de Carral. Esa era nuestra casa nuestro fútbol, nuestro hogar, lo dejamos impecable como mesa de billar. |
José Cantero
de "Fútbol, Tablón y Goles"
© José Cantero Verni
ISBN: 978-987-05-1034-5
joscantero@yahoo.com.ar
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