Chorizo |
Dalmacio Luis Casanova conocido por chorizo si habrás jugado en la cancha como un millón de partidos Vos nunca tenías ausente pues estabas siempre listo, con ese ocho en tu espalda echo a cincel y a martillo Siempre llegabas primero a la cita del domingo, y a cada encuentro con garra lo teñías de heroísmo El fútbol y la pelota eran un culto y un rito, que vos tomabas en serio con todo un sabor distinto. A todo o nada jugabas casi rayando el delirio, y no te dabas por muerto aunque estuvieras herido Para vos primero estaba el orden y el sacrificio, metiendo en toda la cancha para bien de nuestro equipo Si había que estar a las siete vos ya estabas a las cinco y andabas casi perfecto como un relojito Suizo Viniste un día a entrenar y había en tus ojos un brillo, era ese brillo que llevan los que ha flechado Cupido Desde ese día Dalmacio deambulabas como un circo, se te habían ido las ganas y ya no eras el mismo Llegabas tardé al vestuario como Quijote perdido, andando con Dulcinea para enfrentar mil molinos Un día ya no viniste para jugar un partido de ocho jugó Arzusmendi pero caímos vencidos. Que te pasa Casanova preguntamos como amigos, que ahora venís al juego cada muerte de un Obispo No quiso decir palabra aquel enorme caudillo, entonces nos enteramos que estaba comprometido Con una maestra viuda que era del barrio vecino, que del fútbol opinaba que no tenía sentido. Casanova enamorado faltaba ya más seguido, comenzó a justificarse como un gran desconocido. Arzusmendi fue nombrado titular indiscutido, Casanova se quedaba al costado del camino Un día ya no volvió ni quiso ser requerido cambió la cancha y el gol por algo nuevo y distinto Que el amor lo había tocado comentaba convencido que la cal y la pelota ya no tenían motivos Nosotros casi ganamos a puro poncho y cuchillo, la final de un campeonato que se escapó por un hilo Ni siquiera vino a ver Casanova ese partido, el fútbol para ese mozo estaba casi prohibido. Lo cierto es que nunca más lo vimos algún domingo, aunque sea en el alambrado alentando a nuestro equipo Entonces nos enteramos que aquel famoso Chorizo la viuda me lo tenía a puro rebenque y grito Si no fue más a la cancha fue por culpa de ese hechizo, quedaba a limpiar la casa pues no le daban permiso |
José Cantero
de "Fútbol, Tablón y Goles"
© José Cantero Verni
ISBN: 978-987-05-1034-5
joscantero@yahoo.com.ar
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