¿Qué sentido tiene escribir una reseña sobre un texto editado en 1956?
Sucede que un tema tratado por la ciencia ficción toma realidad en este año debido al telescopio espacial James Webb, lanzado a fines de 2021 y que en estos días está tomando fotos de galaxias de hace 13.000 millones de años.
La nouvelle de Asimov no va tan lejos y trata sobre la conversación –rodeada de misterio y suspenso– de los científicos Arnold Potterly y Jonas Foster, muy en la línea que mantiene la obra de teatro Copenhague (1998, de Michael Frayn), en la cual, dos de sus tres personajes son nada menos que los Premios Nobel de Física Niels Bohr y Werner Heisenberg. Pero mientras éstos polemizan sobre el átomo y la teoría cuántica, en Pasado muerto, Potterly y Foster discuten sobre Cartago. Así, el primero afirma que si se descubriese “un visor del tiempo” que pudiera viajar al pasado, por ejemplo a la citada ciudad, descubriría que su historia es distinta a la que refirieron los cronistas porque éstos no estuvieron allí sino que sus reflexiones están basadas en otros estudios y no en la realidad que fue.
Sucede que el telescopio espacial James Webb se remontará a millones de años luz y revelará lo que ocurrió en el universo desde el Big-Bang.
Ahora bien, ocurre que las fotografías del telescopio son tomadas en el presente, pero en realidad pertenecen a un pasado que ya no existe, como se sostiene en El pasado muerto. Y otro personaje afirma “¿No es obvio que el pasado comenzó hace un instante? (…) ¿No están ustedes contemplando el presente? ¿No comienza el mismo a sumirse?”.
Pero el libro no solo trata el aspecto astronómico sino también la vida cotidiana. En determinado momento Potterly se pregunta si se pudiera viajar al pasado tal vez veríamos “Criaturas buscando a sus padres fallecidos o bien su propia juventud” (…) –“El pasado tiene sus terrores para la mayoría de la gente.”
Isaac Asimov (Petróvichi, U.R.S.S., 1920–Nueva York, Estados Unidos, 1992), fue un famoso escritor de ciencia-ficción y de obras de divulgación científica. Además, se desempeñó como profesor de Bioquímica en la Facultad de Medicina. Junto con Robert A. Heinlen y Arthur C. Clarke se lo consideró como uno de los tres grandes del género. En su honor un asteroide (el 5020) lleva su nombre. Sus obras más famosas son la Serie de la Fundación, Serie de los robots, Anochecer, Yo, robot, El hombre bicentenario, Los propios dioses. Se estima que escribió más de un centenar de libros.
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