Catedrales, de Claudia Piñeiro (Alfaguara, Buenos Aires, 2020, 336 páginas) - reseña de Germán Cáceres germanc4@yahoo.com.ar |
Desde un principio se crea un clima poético y evocativo, consecuencia de una escritura brillante en la que se destacan los símiles extensos y colmados de imágenes. Se está ante una novela de personajes, cuya piscología y comportamiento se va revelando a medida que algunos de ellos comentan las vicisitudes de la familia Sardá: las hermanas Lía y Carmen, su padre Alfredo, el ex seminarista Julián –que se casó con Carmen–, Elmer (un criminalista), Mateo –hijo de Carmen y Julián–, Marcela, una amiga de Ana Sardá, la otra hermana que se encontró en un baldío muerta, descuartizada y calcinada, suceso que se constituye en el eje narrativo. Catedrales puede conectarse con la obra de Henry James, cuya técnica del punto de vista permitía captar la psicología de los protagonistas desde su interioridad. También es una crítica de la institución familiar, a la que varios personajes consideran hipócrita por ocultar los odios, rivalidades e intrigas que sus integrantes entretejen. Mateo a su vez confiesa que el matrimonio de sus padres Carmen y Julián –fervientes católicos– es un fracaso absoluto. También es un cuestionamiento a las religiones (Lía afirma varias veces “No creo en Dios”). Del mismo modo se van deslizando las convicciones de Piñeiro relacionadas con su apoyo al feminismo y a la despenalización del aborto. Un capítulo muy interesante es el de Marcela, que narra lo que retiene de su amistad con Ana, pese a que desde ese trágico episodio ocurrido hace treinta años padece de memoria anterógrada, como el protagonista de Memento (2000), el filme de Christopher Nolan que la misma novela cita: recuerda el pasado lejano pero no los hechos recientes que está viviendo. La intriga atrapa al lector que anhela saber cómo murió Ana, ya que aparentemente fue antes de ser descuartizada y calcinada. Y si alguien la mató, ¿quién fue? De esta forma la narración también desarrolla una trama al estilo whodunit. Pero este giro no oculta las debilidades humanas y la novela describe los tormentos interiores y sentimientos de culpa de la familia Sardá y de Julián por esta desgracia que asoló sus vidas, dado que miembros de este grupo familiar cometieron actos aberrantes e inescrupulosos. Se debe valorar la investigación que realizó la autora para hacer convincente el comportamiento de Elmer, el criminalista, cuya disciplina estudia “un caso concreto: debe analizar las escena del crimen, recolectar las pruebas (…) que ayuden a determinar (…) quién mató y por qué”. En cambio “el criminólogo estudia por qué se comenten determinados crímenes en una sociedad…” Asimismo, Piñeiro demuestra versación sobre el cristianismo y la historia de la Iglesia Católica. |
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Claudia Piñeiro (Burzaco, 1960) es escritora, dramaturga, guionista de televisión y ha recibido prestigiosos premios: Clarín de Novela 2005 por Las viudas de los jueves; LiBeraturpreis 2010 por Elena sabe; Sor Juana Inés de la Cruz 2010 por Las grietas de Jara; Pepe Carvalho del Festival Barcelona Negra y Rosalía de Castro del PEN (Club de Poetas, Ensayistas y Narradores de Galicia). Es muy traducida a otros idiomas y varios de sus títulos fueron llevados al cine: Las viudas de los jueves, Tuya, Betibú y Las grietas de Jara. |
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