Sugerencia machista: 
¡un día internacional para los hombres!

Las minas aprovechan el Día Internacional de la Mujer para recordarnos que aún siguen estando sometidas, sojuzgadas y pisoteadas por esos bichos cabeza de corcho llamados hombres.

Lo que las damas olvidan es que la mano que mece la cuna, mueve al mundo, y que además, sin armas ni tanques, con sus sencillas astucias, ellas  nos tienen “agarrados de abajo” del mismo modo en el que la actriz Catherine Fulop paraliza a un cocinero de ficción en una reciente publicidad de papafritas .

De todos modos ellas se han ganado este reconocimiento en el almanaque , más allá de un hecho histórico, por todos los sacrificios que involucra ser mujer hoy.

A saber:

1)   Nacen con la capacidad biológica de crear y alimentar a la cría humana, que a diferencia de otra clase de mamíferos, no sobrevive sin un otro que cumpla la función materna durante largo tiempo. Pero ellas viven quejándose porque alguien no las deja ser cirujanas mayores o conducir aviones boeing 747.

2)     Se queman las pestañas estudiando carreras y haciendo cursos y masters en Harvard, para descubrir luego que la congénere que más plata gana en este mundo es una modelo que apenas terminó la primaria, y que plácidamente declara a los periodistas: “ ¡  me encantaría ser flaquita como esos chicos hambrientos del Africa que muestran en el noticiero, ay pero sin todas esas moscas que los rodean!....”

3)     Pasan mucho tiempo sin pareja, dada su necesidad interior de demostrar autosuficiencia, y el deseo extremo de practicar la libertad plena y absoluta bajo el lema: “don´t break my bowls”. Y cuando se deciden a tener un novio descubren que los tipos que quedan disponibles están casados, o son gays, o tienen más problemas que un Siam Di Tella modelo 62.

4)     Finalmente algunas consiguen el alma gemela y se ilusionan porque al fin han logrado la tan promocionada  completud. Pero les viene miedo a quedar atrapadas en esa sensación que las subyuga, y sin saber porqué comienzan a hacerle sonrisitas al profesor de gym box, aceptan entablar conversaciones con extraños en el colectivo y se ponen la camiseta musculosa sin soutien para viajar en  líneas de subtes para que muchos tipos la miren como un pollo al spiedo o le digan guarangadas o se le tiren lances desubicados. Eva, de pronto necesita percibir siempre que sigue disponible, y de hecho lo está, porque en pocos días Adán le dirá que prefiere quedarse con la víbora y abandonar el paraíso sólo.

5)     Finalmente algunas se quedan para desvestir santos en los boliches de solos y solas o se casan con el primer gil que aparece, el famoso peor es nada, el cual no temen perder y por eso pueden manipular fácilmente y sin culpa, asumiendo en el rostro ese rictus de resignación inteligente, que nos informa que para ellas la felicidad no es un estado que se vive, si no un sentimiento que se recuerda.

En síntesis, tienen muy bien merecido su Día , ¡y espero que lo disfruten!.

Ahora bien, ¿por qué no proponer un día internacional para los hombres?

Mi hermano Eduardo afirma que de instaurarse el Día Internacional del Hombre debería ser obviamente el 25 de diciembre, porque ese día nació Dios. Mi amigo Javier que no siempre se lleva bien con su esposa asegura que habría que averiguar en qué fecha Carlos Monzón tiró a Alicia Muñiz por el balcón, y elegir esa fecha.

Como ven, a ellos no conviene preguntarles, porque sufren de un leve sentimiento machista, superior al mío.

Lo cierto es que el día internacional de la mujer rememora el atropello de la sociedad capitalista primitiva y salvaje contra la resistencia y la rebeldía de dos mujeres valientes. Como sabe todo varón, cualquier fecha puede ser el día internacional del hombre, ya que nosotros nos pasamos la mayor parte del tiempo defendiéndonos de ellas, que parecieran querer vengarse de lo que crueles antepasados nuestros les hicieron aquel 8 de marzo.

Pero de fijarse ese hito de homenaje al varón, seguramente los tipos les pediríamos a nuestras parejas como regalo durante esas gloriosas e irrepetibles veinticuatro horas:

Primero: que nos diga la verdad, toda la verdad y solamente la verdad sea cual fuere nuestra pregunta. (Aunque todos sabemos que el mejor método para lograr que una mujer no mienta consiste justamente en no hacerle preguntas).

Segundo: que nos haga sentir su Mesías, el amor de su vida, y no el primer colectivo que pasaba y se lo tomó porque ya era tarde.

Tercero: que no nos obligue a escuchar a Cheyenne, Shakira, Luis Miguel o a Los Auténticos Decadentes. Y si se hace pis por ellos, que lo disimule un poco.

Cuarto: que no nos use la maquinita de afeitar para depilarse ni nos deje la “chabomba” recién lavada secándose en la canilla de la ducha.

Quinto: que nos pregunte qué queremos comer antes de cocinar.

Sexto: que no nos hostigue demandándonos que seamos ricos y famosos cuando en el pasado nos conoció en una parrilla “libre” bajo los efectos de una sobredósis de choripanes y tinto de la casa. Y pagamos la cuenta contando monedas.

Séptimo: que no le duela la cabeza a la hora de hacer el amor ni nos llame degenerados porque queremos cambiar la posición sexual que venimos haciendo desde hace setecientas setenta noches .

Octavo: que no califique nuestros celos como un brote psicótico y los suyos como un comentario simple y suspicaz de mujer observadora y atenta.

Noveno: que piense, necesite, desee y exprese lo mismo, y que por el contrario no espere que adivinemos todo lo que se le ocurre a la más soñadora de su hormonas porque no somos Mandrake.

Décimo: que no se ponga siempre musculosas apretadas, pantalones que cierran debajo de la ropa interior y enaguas negras que parecen vestidos, porque nos obliga a soportar la mirada candente de miles de tipos que jamás leyeron ese mandamiento que ordena no desear la mujer del prójimo.

Undécimo: que no si nos toca la panza diciendo que estamos gordos después no se enoje cuando no queremos cenar la comida que con esmero preparó.

Duodécimo: que reconozca que no puede poner las manos en el fuego por la amistad asexuada de ninguno de sus amigos varones y que no planee irse a bailar o de vacaciones breves sola con sus amigas y que cuando nos sintamos incómodos no nos castigue con un castizo “no me atosigueis”.

Podría seguir pero no vale la pena, yo sé que ni siquiera podrían cumplir con el primero de los regalos. Los varones tenemos un gran drama, no podemos vivir con ellas y sin ellas. Cuando logremos solucionar esta contradicción que enloquecería al propio Parménides, ése será nuestro día internacional, se los aseguro.

Luis Buero

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