El sueño de una creación |
Fue
un día como hoy pero del año 1786 en que
el Marqués de Sobremonte colocaba un hito en la peligrosa frontera
sur. Un mojón importante. Señalaba que en la Capilla de la Concepción
sobre el río Cuarto se fundaba un pueblo. El lugar era prometedor
pero los peligros abundaban, ya unos años atrás el gobernador Martínez
de Tineo, había intentado fundar el 8 de diciembre de 1750 el pueblo de
la “Purísima Concepción” pero no prosperó por el merodeo de los
indios. No era fácil en aquellos tiempos la vida en las pampas. Los
fortines aún no estaban consolidados, si bien el Virrey Vértiz en el año
1780 había establecido un decreto para fortificar la frontera sur, todavía
no estaba consolidada la
seguridad. Había pobladores en estos lugares
desde el año 1600 pero el desorden y los peligros cundían,
entonces aquellos habitantes iban y venían por distintos parajes
existentes sobre los caminos de las tropas y las
antiguas estancias, muchas veces no eran ni un número y estaban
abandonados a la deriva del destino. La
vida y la muerte en estas tierras rozaban su existencia y todo era
incierto. Recién fue el 17 de noviembre del año
1784 en que aparece un hilo de esperanza: ordenaron efectuar
un empadronamiento por los
parajes del río Cuarto: en la Concepción
se registraron alrededor de 100 personas, encontrándose que había
21 familias; 42 personas mayores, 40 niños y jovencitos; 5 hombres
solteros; y unas 15 personas más que vivían entre los montes en estado
semi salvaje. Con este acontecer se comenzó a oficializar nuestra
historia. Dos años después de
este empadronamiento Sobremonte
agrupa a aquellos pobladores junto a un fuerte en la misma
casa de don Juan Gualberto Soria que era un distinguido vecino del lugar,
convirtiendo así el paraje
desordenado, en pueblo mas o menos organizado el día 11 de noviembre de 1786,
y esto fue el gran triunfo, aunque para
nada fue fácil de sostener. Nuestro fundador trabajó con intensidad para
lograr que varias personas dueñas de estas tierras donaran
parte de las mismas y así presentar
el primer plano urbano de este pueblo lo que al final hizo que el 12 de
abril de 1797 el Rey de España, Carlos IV, viendo
todos los antecedentes, otorgara el
título de Villa Real; aquí se instituye El Cabildo, para darle forma,
protección y futuro a estos pobladores. El Cabildo con su alcalde, su
casa capitular, y su ayuntamiento fue programando acontecimientos de
gobierno que hicieron organizar a la población. Así es que
se pensó en el aprovisionamiento de víveres, en las defensas del
río, en organizar la milicia, en la iglesia y en la cárcel. Fue El
cabildo que comenzó institucionalizando a este pueblo. La
Concepción fue creciendo y se
la comenzó a llamar “Villa de la Concepción”, y resultaba ser una
población prometedora aunque debió pasar por cientos de dificultades y
penurias; luchó con gran perseverancia y sacrificio para mantenerse y no
ser desviada por las tropas de carretas del camino hacia San Luis; sufrió
más de 30 grandes invasiones; fue víctima de las guerras
civiles. Así es como nuestro “viejo Río Cuarto” soporta tres grandes
derrotas desde 1821 a 1831, los que fueron años
decisivos, que a pesar de las
calamidades soportadas permitieron
poder consolidar la permanencia como pueblo afianzado en un punto
de la pampa. En aquel derrotero trágico pasamos por “La Batalla de
Cerro Negro” o Batalla de Chaján,
en donde el Gobernador de Córdoba
Juan Bautista Bustos, ante el pedido de ayuda del Comandante de Río
Cuarto se bate a duelo en contra las tropas del amenazante Carreras que
pretendía invadir La Concepción. Otro episodio demoledor fue la “La Batalla de Río Cuarto” librada por el mismo Carrera
en donde vence a las tropas del general Bruno Morón
que también venía en auxilio de este pueblo, y al final también
debemos mencionar el “Sitio
y Combate de Río Cuarto” provocado por Quiroga. Perdimos todas estas
guerras pero existió un espíritu
de perseverancia y de inteligencia que permitió reconstruir el sitio
aunque con gran dolor y sangre. Nada
fue fácil, también hubo éxodos poblacionales, voluntarios y
obligatorios y la Villa fue peligrosamente despoblada, pero con
gran empeño volvía a poblarse; soportó dos grandes
epidemias de cólera y pasó por miles de penurias.
Al final el tiempo hizo distancias y aquellas calamidades
menguaron, aparece el progreso, cesan las invasiones, se sacó el
alambrado de la plaza, tuvimos el ferrocarril, los tranvías, la luz
eléctrica, el boulevard, llegamos a ser ciudad y ahora escribimos
la historia de este imperio que se hizo fuerte y vigoroso después de
tantas hazañas y dolores. La participación en esta epopeya fue de todos los habitantes: colonizadores, criollos, esclavos, negros, blancos; hombres, mujeres y niños que dieron con tanto sacrificio su sangre para regar esta historia. Soldados, misioneros religiosos, mujeres cautivas, indios prisioneros y cruelmente esclavizados, gauchos forajidos, hombres de los fortines, maestros de postas, carreros de las pampas, arrieros, pulperos de los parajes y villas, sufridos habitantes de ranchos en el medio del desierto, inmigrantes; todos entregaron su gran cuota de sacrificios y dolor ante las adversidades de los tiempos, en donde no faltaron las ambiciones de los poderosos y los injustos dando su presente en esta historia; desde españoles que buscaban el oro muchas veces a cualquier precio con más barbarie que civilización; caudillos regionales que tenían sus ambiciones políticas; traficantes de ganado que usaban los malones haciendo de esto un gran negocio para pasar miles de cabeza rumbo a Chile; grandes terratenientes que también tenían sus ambiciones desmedidas. En el medio de este complejo marco, luchó, sufrió y triunfó este pueblo del río Cuarto aferrado a su Purísima Concepción. Entonces podemos decir que la historia se hizo vida y floreció en esperanza, pero cierto es también que la historia se hizo muerte y dejó grandes caminos de dolor para quienes entregaron todo sin cosechar nada en una pampa salvaje y adversa. Es esta nuestra herencia, vale la pena reconocerla y encontrarnos con aquel pasado tan duro como interesante para poder observar como hemos llegado a nuestros días y valorar así nuestros aconteceres pero por sobre todas las cosas el surgimiento de esta querida ciudad. |
Walter Bonetto
walterfbonetto@yahoo.com.ar
El Puntal, Río Cuarto (Córdoba)
06 de Noviembre de 2010
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