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El patrimonio de los argentinos
Walter Bonetto

Parece que nuestros gobernantes no han tenido ni tienen claro los conceptos de “patrimonio nacional”; ya esto se manifiesta claramente desde los tiempos de la llamada “conquista del desierto” que en algunos aspectos, más que conquista fue entrega, porque gran parte de las tierras argentinas pasaron en manos de centenares de terratenientes, muchos de ellos extranjeros… ¡demasiados! Este tema después de más de un siglo, sigue de actualidad y nuestra legislación vigente no pone ningún tipo de freno a esta situación tan anormal como injusta y termina convirtiéndose en arrebato incubierto; tampoco se ejercen los controles correspondientes y entonces el tema de la “extranjerización de nuestras tierras” y de la concentración en pocas manos se incrementa a pasos agigantados, calculándose desde fuentes confiables que alrededor de un 20% del territorio nacional esta en manos de extranjeros quienes amplían constantemente sus latifundios quedando la sensación que en muchos casos se logra con la complacencia de los gobernantes quienes no pueden ignorar este atropello.     

Así podemos decir que son muchas las colonias agrícolas que perdieron su originalidad en el país y pasan a manos de personas y firmas fantasmas desplazando con el poder del dinero, sin prisa pero sin pausa, a los colonos tradicionales que realmente fueron los que contribuyeron y contribuyen a la grandeza de la nación, pero al gobierno poco le interesa en la realidad de los hechos defender esta situación. Así vemos como miles y miles de hectáreas productivas como también territorios en zona de frontera, cordilleras, acuíferos, y montes nativos  pasan a manos de capitales  extranjeros. Esto está ocurriendo en Mendoza, San Juan, Córdoba, La Pampa, Entre Ríos y la misma Patagonia donde los gobiernos apoyaron “proyectos de inversión” pero que en definitiva y en la practica real fueron medidas de expropiación con leyes permisivas. En las provincias de Cuyo hay centenares de viñas que perdieron a sus propietarios originales, lograron un adelanto y una modernización impecable, pero el argentino fue  desplazado y en muchos casos echado de su misma tierra. ¿Por qué no va un argentino adinerado a comprar miles de hectáreas en Brasil, en Perú  en Chile o en los Estados Unidos? Es imposible si no se ajusta a leyes estrictas de lo que puede, adónde, y cómo puede comprar un extranjero en esos países y además en que condiciones las va ha explotar y cuál es la extensión que podrá comprar, seguramente muy acotada. En Argentina es todo al revés, no hay límites, al estado en general  no le importa, y entonces todo vale aunque nos despojen de nuestro patrimonio, así vemos como hay zonas altamente estratégicas por las riquezas y recursos naturales que poseen que están en Argentina pero ya no son de los argentinos, inclusive en el sur de nuestro territorio hay empresarios extranjeros que alambraron hasta los sectores de ríos y el ingreso de algunos sectores de lagos vedando la entrada a visitantes y turistas. Los argentinos estamos hoy preocupados por el problema de Malvinas, lo cual es un arrebato, pero poco  nos preocupamos por este otro arrebato constante y muy peligroso que ya lleva miles de victimas y nos perjudica a todos, en donde observamos como cada día pasa el patrimonio nacional en manos de extranjeros. Con relación  a las tierras productivas poco hace el gobierno para defender al pequeño y mediano productor, al contrario con su política necia y hasta ignorante de esta peligrosa situación, termina favoreciendo a los grandes grupos, muchos fantasmas, que siembran  soja y  evaden impuestos, venden en negro y tantas cosas más que son propia de nuestra desorganización nacional. ¿Tendrá claro el gobierno cuantos miles y miles de pequeños  y medianos agricultores perdió el país en cada una de sus provincias? Seguramente que no los perdió gratuitamente, los perdió por falta absoluta de objetivos, de planeamiento y de políticas acertadas que los gobernantes pocos visionarios no tomaron y siguen sin tomar; pero seguramente también que con aquellos productores se perdió un pedazo de patrimonio nacional y de esperanza argentina que nos lleva a nuestra decadencia actual.  

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