Juventud, divino tesoro |
Nada
es simple en estos tiempos en donde ha crecido la violencia, la
intolerancia, la arbitrariedad y la injusticia; aunque convengamos que la
injusticia es vieja, -por eso aquel dicho popular- “más viejo que la
injusticia”. Pero bueno, entre ésta y el futuro, hay un amplio callejón
en donde pasan nuestras generaciones de jóvenes, pero cada día pasan más
a prisa; van tan ligero que asusta, y muchas veces pasan sin darse cuenta
que la mayor fortuna que poseen en sus vidas es la juventud, y por
consiguiente no usan esa fortuna para encontrarse con el futuro de manera
digna y loable. Cuando
se produce el desencuentro entre “Juventud y futuro” la atmosfera del
porvenir se enrarece. Aquel “callejón” se llena de polvo, de bruma,
se torna un tanto dificultoso, entonces abandonamos el camino de la vida
en el esfuerzo de lograr un porvenir para nuestro futuro. No usamos la
inteligencia y queremos futuro sin sacrificio y entonces es así como nos
vamos entregando al abandono. No
nos damos cuenta, nos cuesta aceptar que “el sacrificio” es la
herramienta; es el vehiculo para encontrarnos con aquel futuro que algún
día soñamos, pero que ahora parece que nos cuesta reconocer. Es
que el futuro exitoso no viene envasado, tampoco lo compramos como a las
manzanas en la verdulería. Al futuro lo forjamos con el “día a día”
de nuestro esfuerzo, de nuestra dedicación, de nuestro trabajo; muchas
veces muy duro, muchas veces muy difícil, pero justamente ahí está el
desafío, el valor, el talento, la perseverancia. Pero bueno, cuando no lo
asumimos algo pasó. ¿Y
qué pasó? Nos tapó los ojos la bruma; nos aturdió el ruido; nos aplastó
el mundo; nos enloqueció la moda…algo pasó. Indudablemente algo pasó;
entonces los reclamos, las frustraciones las rebeldías extremas, la
violencia. Es que estoy enfermo en mi espíritu, nada me conforma, nada me
consuela, solamente los excesos. No,
no, no tiene razón mi padre, no vale el esfuerzo de mi madre… yo pienso
distinto. Así es, que hoy hay
muchos jóvenes que a pesar de poseer condiciones excepcionales pasan tan
a prisa aturdidos por los decibeles de la música, el alcohol y asta la
terrible amenaza de la droga, y muchos no
se dan cuenta de la fortuna de la juventud y en gran medida la
desperdician. Ahora
bien, no pensemos que son los jóvenes los responsables de este “vacío
existencial” que están sufriendo y que no les permite a muchos de ellos
luchar por un porvenir. La generación de sus mayores es en gran medida la
causante de esta situación y dentro de esto juega indefectiblemente la
perdida de valores sanos, la falta de serenidad y de tiempo para descubrir
y acompañar sus verdaderas vocaciones; la participación directa o
indirecta, pero constante de un mundo apurado y ligero contribuyen de
manera permanente en impedir lograr un norte claro que les permita a todos
ir trepando una escalera,
escalón por escalón, con seguridad de ascender y no caer al vacío. No
es para nada halagüeño el panorama del futuro para el mundo venidero,
pero no cave duda que la gran potencia, que el gran motor está en la
juventud. ¿Seremos capaces los mayores de valorar este tesoro y trabajar
con perseverancia para dejarle un porvenir con posibilades? Es posible que
los mayores estemos menos preparados que los mismos jóvenes de asumir
este tremendo desafío. |
Walter Bonetto
walterfbonetto@yahoo.com.ar
El Puntal, Río Cuarto (Córdoba)
9 de setiembre de 2010
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