Entre la Historia y el Progreso |
La
vida de la pampa había resultado sacrificada y tremenda. Los pueblos
jugaron su destino entre
los grandes malones y las permanencias sobre el camino de las carretas
Nuestra querida ciudad desde sus orígenes como un pobre paraje tuvo
a través de los tiempos sus
enormes luchas y dolores pero en compensación de estos periodos tan
adversos y difíciles, al final
encontró el sendero del progreso
y el desarrollo como ninguna otra población en el sur cordobés,
por eso su pujanza. Ya hemos analizado desde estas mismas columnas lo difícil
que fue la sobrevivencia de los parajes sobre
las huellas del desierto, considerando siempre que la fatalidad
era perderlas. Tantos pueblos progresistas en sus épocas les
ocurrió esta desgracia, simplemente desaparecieron por haber sido
abandonados por el camino sobre el cual transitaban las tropas de
carretas, y al interrumpirse el transito, el pueblo no tenía futuro ni
posibilidades de subsistir. Por lo tanto todo era un lucha en donde hubo
“centenares de batallas” de distintas índoles. Muchas perdidas, con
las cuales se abonaron las cuotas de dolor y sangre que regaron nuestra
historia regional y local; pero lo cierto es también que muchas batallas
fueron ganadas, y al final el sol de la esperanza se eleva en el horizonte
como señalando el futuro con prosperidad. Solamente
para analizar de manera acotada nuestros tiempos,
podemos decir que Río Cuarto tuvo su historia antigua,
que abarca desde 1573, año en que el Capitán Lorenzo Suarez
de Figueroa descubre el río, hasta la fundación del pueblo que
logra con gran perseverancia el Marqués de Sobremonte en 1786. Aquí
encontramos los primeros 213 años que no son vacios en acontecimientos,
al contrario, están nuestras raíces. Luego podemos seguir analizando
nuestra historia desde 1786 a 1875 en que la Villa logra su consolidación
hasta terminar siendo designada
ciudad. En estos 89 años es en donde encontramos aconteceres
determinantes, pero para llegar a este punto nos damos cuenta que todo lo
nuestro fue un árbol, que fue cuidado por sus pobladores y autoridades,
de centenares de tormentas y sequias que amenazaban con destruirlo.
Indudablemente que luego de tanta perseverancia el
árbol dio sus frutos. Son estos frutos los que podemos ver como acontecimientos determinantes y se instalaron en la historia como verdaderos hitos, mojones; fueron marcando momentos muy importantes que permitieron nuestro progreso. Uno de aquellos hitos, el cual permitió la permanencia y el desarrollo de la población, fue el haberse conseguido la instalación de la “Comandancia de Frontera Sur” a partir del año 1825, porque logramos en la Villa el poder militar; por aquellos tiempos contar con el mismo era trascendente; fue un factor preponderante que consolidó a este pueblo en su lugar establecido y lo hizo muy destacado. Otro de los hitos de la historia se produce 48 años después, en 1873 con el arribo del ferrocarril, el que penetraba las entrañas del desierto uniendo y comunicando distintas regiones; esto marca un antes y un después de Rio Cuarto y su región. Posterior a la llegada del tren se suceden una cantidad de episodios los cuales fueron marcando las conquistas de este antiguo pueblo de frontera. Así podemos decir que al poco tiempo de las vías férreas llega el primer contingente de inmigrantes italianos quienes poblaron la zona rural de Sampacho; y mientras las vías férreas seguían abriendo las pampas para convertir el desierto en colonias, Rio Cuarto crecía con pasos importantes. Se construía la Casa Comunal, sede del Presidente Comunal y del Concejo Deliberativo; habíamos abierto la “Biblioteca Pública” y se formaba el “Club Social”; Aparecía el primer periódico editado tres veces por semana, “La Voz de Rio Cuarto”; en 1875 se fundaban las sociedades Italiana y Francesa, importantes instituciones que se mantienen vigorosamente hasta nuestro días y que desarrollaron una trayectoria extraordinaria acompañando al progreso de esta población. También en este año recibíamos por primera vez a un Presidente de la República, el Doctor Nicolás Avellaneda, quien queda asombrado del progreso de este pueblo, y como broche de oro el 15 de noviembre de 1875 la Villa de la Concepción es “declarada Ciudad de Río Cuarto”. En 1876 se logra la apertura del primer banco crediticio, abría sus puertas el “Banco de Río Cuarto” formado en su totalidad por capitales locales; también abría sus puertas otra importante sociedad de fomento, “La Sociedad Española de Socorros Mutuos”; se inauguraba la iglesia de San Francisco construida por los frailes misioneros que desde hacia veinte años trabajaban arduamente por la educación y evangelización, además se ocupaban con premura para habilitar el primer Hospital de Caridad, gestionado, y en gran medida construido por el Fray Quirico Porreca. Indudablemente ya Río Cuarto había florecido, el salto espectacular de estos años fue asombroso. Los dolores de las invasiones ya no existían y la ciudad crecía; de los 1501 habitantes que teníamos en 1840, 35 años después, en 1875, cuadruplicábamos la población, teníamos 6000 habitantes; en cierto modo dejábamos de ser Villa de la Concepción para comenzar a ser un Río Cuarto pujante y centro de un corazón regional, concentrando en todos sus contornos un cinturón agro ganadero con un vigoroso potencial de riqueza y una ubicación geográfica preferencial, en donde sus caminos pasan por este centro urbano con una actividad comercial impulsora de emprendimientos que hacen crecer día a día cada arteria céntrica, dándole un dinamismo extraordinario. Rio Cuarto había logrado florecer, era en gran medida una ciudad de esperanza, un centro comercial que confluía con una región en plena expansión agrícola. Nadie se quedó quieto ante estas posibilidades. Miles de hombres y mujeres buscaron un futuro en una ciudad acogedora y solidaria. La educación, la cultura, la intensa actividad social, fueron dando un marco adecuado para que esta flor no marchitara y se mantuviera como referencia de la esperanza. Atrás habían quedado los dolores de la historia. Ahora “nacía un imperio”. |
Walter Bonetto
walterfbonetto@yahoo.com.ar
El Puntal, Río Cuarto (Córdoba)
12 de abril de 2010
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