¿Quién, Zelig?
No, Shep Gordon. ¿Quién es Shep Gordon? Un manager artístico que llegó a
tener, en el ambiente del show business y por todas las razones
mencionadas, un aura legendaria. A él está dedicado Supermensch: The
Legend of Shep Gordon, documental producido por el canal televisivo A &
E, que Netflix ofrece en su plataforma online desde hace un tiempo
atrás. Una peculiaridad es que el documental, estrenado en la televisión
estadounidense en 2014, está codirigido por Mike Myers, junto a la
desconocida Beth Aala, que viene de la producción. Sí, Mike Myers. El
mismísimo Austin Powers en persona, que –aparentemente convencido de que
tras ese exitazo cinematográfico las cosas nunca volverían a ser igual–
se pasó del otro lado de la cámara, con la intención de reinventarse a
sí mismo. Debe decirse que Myers salva su primera prueba con tanta
habilidad como, de a ratos, exuberancia visual, como enseguida se verá.
Debe aclararse, de entrada, que Supermensch se parece más a una campaña
publicitaria (de la personalidad de Gordon) que a lo que suele
entenderse como documental, en tanto género que aborda lo real en todas
las dimensiones posibles. A lo largo de Supermensch, Gordon aparece
sucesiva o simultáneamente como genio del marketing, mercenario de
guante blanco, donjuán al que no se le nota el esfuerzo, heroico
sobreviviente de todos los excesos, imán de cuanto famoso ande por Los
Ángeles y alrededores, el tipo más macanudo, generoso y desprendido del
mundo y, encima, poco menos que un showbusinessman zen. ¿Nunca dejó los
escrúpulos de lado este vivo del año cero? ¿Puede ser tan bueno como sus
calmos ojos celestes sugieren, un tipo tan exitoso en un ambiente tan
caníbal como el de Hollywood y repetidoras? ¿Nunca cagó a nadie?
Imposible no maliciar que se está frente a la creación de un superdotado
de la (auto)promoción. Pero el hecho es que el personaje que dibuja o
crea Supermensch es definitivamente irresistible.
“En mis épocas de facultad era lo que puede llamarse un liberal social”,
dice Gordon, arrancando el largo monólogo –con algunas intervenciones de
terceros– en el que consiste el documental de Aala y Myers. Eran los 60,
Gordon se recibe de sociólogo e intenta hacer trabajo de campo,
probándose como oficial de libertad condicional en una prisión
californiana. Un grupo de presos lo muele a palos: Gordon dura un día en
el puesto. Hace dedo y va a parar a un hotel que, como descubriría
recién un día después, no era otro que el Hollywood Landmark, punto
neurálgico de rockers, groupies y amigos. Recién llegado, el tipo
escucha desde su habitación gritos de una chica, que le hacen pensar que
un tipo está queriendo violarla. Como caballero medieval, va al rescate
y cuando intenta separar se encuentra con que la víctima le pega
tremenda trompada. Al día siguiente la chica, que resulta ser Janis
Joplin, le pide disculpas y le presenta al hombre con el que intentaba
hacer el amor junto a la pileta: Jimi Hendrix. A partir de ese momento y
gracias a una inagotable provisión de yerba con la que convidó a todos
los pasajeros del hotel, Gordon se convirtió en dealer y compañero de
fumatas de esas leyendas del rock.
La escena de la trompada no sólo es contada por Gordon sino vista en
imágenes, incluyendo el momento en que Janis tira la trompada a cámara.
Tanto en esta escena como en otras, Aala y Myers recurren a una
efectivísima combinación de materiales de archivo (¡Janis tomando sol en
bikini!), truca digital y reconstrucción ficcional, que también permite
asistir, en primer plano, al momento en el que Hendrix le recomienda a
Gordon que se meta a representante y que empiece con un tal Alice Cooper,
por entonces un fumón y borrachín, de los tantos que daban vueltas por
el Hollywood Landmark. Al día de hoy, casi cincuenta años más tarde,
Gordon y Cooper siguen siendo los mejores amigos, jugando al golf como
dos ex presidentes. Las historias protagonizadas por ambos están entre
las más suculentas de Supermensch.
Empezando por la primera, cuando Gordon, para lanzar a su compañero de
juergas, se propone generar un escándalo que le permita llegar a las
primeras planas. Viste al hombre con nombre de mujer y sus músicos con
ropa plástica transparente, los denuncia a la policía como padre
ofendido de una asistente al concierto y encuentra que cuando los blue
meanies llegan, hace tanto calor en el sucucho en el que tocan que el
vapor les tapaba “las partes”. “Llegamos a ese punto en que uno no logra
que lo metan preso”, comenta el supercool Gordon, que además de todo lo
mencionado tiene el humor de un inspirado standup comedian (su aspecto
lo hace parecer una versión amable de Larry David). Otro hito de la
pareja CooperGordon es, claro, la que podría llamarse “noche de la
gallina”, cuando el manager tira uno de esos plumíferos al escenario,
para armar un poco de bardo. Cooper la tira a su vez al público,
calculando que volaría. No voló. Al día siguiente, los diarios titulan
que el cantante degolló a una gallina en vivo y bebió su sangre. La
leyenda comienza, y los dólares empiezan a caer a paladas. Que era lo
que se buscaba.
Otro de los altos momentos de Supermensch es el que narra el intento de
colar en el programa de televisión The Midnight Special a Anne Murray,
cantante canadiense tan straight que a su lado Karen Carpenter luciría
como reventadita. Gordon explica allí su teoría de la “culpa por
asociación”, consistente en vincular a cualquiera con un famoso, para
hacerlo famoso por ósmosis. Por esa época, Alice Cooper tenía un “Club
del Whisky” del que era miembro, entre otros, John Lennon. Gordon les
rogó que se sacaran unas fotos con la desconocida, le hicieron el favor,
a los pocos días la tal Murray ya estaba en la Rolling Stone y de ahí a
The Midnight Special no hubo más que un pasito. Qué decir de cuando
Gordon convenció al soulpopman Teddy Pendergrass de ser su
representante, haciéndole una oferta que el morocho no pudo rechazar.
“Puedo drogarme más que vos, emborracharme más que vos, tener mejores
mujeres que vos y cuando vos colapses, estar lo suficientemente sobrio
para cuidarte la plata. Hagamos todo eso durante tres días. Si seguís en
pie quiere decir que no me necesitás. Si no, sí me necesitás y soy tu
manager.” Desde ya que Pendergrass aceptó y Gordon ganó. Siempre y
cuando todo lo que cuenta Supermensch sea cierto, claro.
Ficha:
Supermensch: La leyenda de Shep Gordon - Título original: Supermensch:
The Legend of Shep Gordon - Año: 2013 - Duración: 84 min. - País:
Estados Unidos: Director: Mike Myers: Guión: Mike Myers - Fotografía:
Michael Pruitt-Bruun, Andreas von Scheele - Reparto: Documentary, Shep
Gordon, Alice Cooper, Michael Douglas, Emeril Lagasse, Tom Arnold, Anne
Murray, Sylvester Stallone - Productora: A&E IndieFilms - Género:
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