Veo a una mujer maquillarse |
Veo a una mujer maquillarse cualquier mujer y cambia primero está pensando en otra cosa (porque cuando una mujer comienza a maquillarse aún no ha separado este acto del resto del día) pero luego disponiendo los objetos varios que la ceremonia determina preciosamente en su exacto lugar en torno de sus manos la mujer sabe que algo ha ingresado de nuevo a este mundo se abstiene sin embargo de nombrar eso que viene polvos cremas pinturas para la delicada construcción lápices que escribirán otras palabras que estas palabras que intentarán decir a la que esconde la otra como ella se ve debe ser dibujada por esta la que se asoma al espejo para verla ella está como tímida ante su hermana mayor que insiste insiste “sácame de la nada invócame haz que nuevamente sea entre los seres las horas y las cosas haz que sea nuevamente entre los hombres sí sobre todo haz que nuevamente sea entre los hombres” y la pequeña se somete al llamado de la grande y la saca y la dibuja en el espejo del otro lado se queda ella colocada en el dibujo polvos cremas pinturas lápices el instrumental es el mismo de todas las ceremonias semejantes quien fabrica estas cosas sí que sabe lo que hace veo a una mujer maquillarse y me fascina por su parte y como siempre la mujer sólo está fascinada por sí misma nada ni nadie existe ni cuando se acerca al espejo ni cuando está ante el espejo ni cuando se quita de él extraña especie tan cantada y sorda navega por la vida atada a su poder y lo puesto en sus oídos lo colocado ante sus ojos lo concentrado en su boca la salva de caer será por eso que ante una estamos siempre solos enigmas de lo que no puede caer ahora traza una línea ha dudado no por no saber sino porque conociendo el significado de la ceremonia goza de lo preliminar ahora traza una línea y divide el día en dos ya fue hecho lo demás es desarrollo una línea azul oscura apenas un trazo sobre el ojo izquierdo que ha sido completamente transformado ya no es un ojo humano no es el ojo que vino con ella del vientre que sabía que paría a una mujer sino un ojo de ella definitivamente suyo el ojo mira al resto en el espejo y está satisfecho parpadea para alentar a la mujer la otra la mira desde ese ojo donde ya se asoma y vigilante la obliga a lo demás sin embargo la mujer hace una pausa a medias maquillada bebe una taza de té hay un placer en eso de andar a medias maquillada por el mundo paralelamente es como demostrarle todavía a la otra un diminuto poder una ligera potencia que alcanza a diferirla pero que no podrá evitarla cosa que ambas saben y agradecen pero finalmente también el ojo derecho cambia y la otra ya ve perfectamente en el espejo ahora es ella la que ve y la primera mujer se va yendo lentamente trazo a trazo hay unas cremas castañas untuosas con las que las mujeres cambian de piel no oscurecen la suya sino que sacan la otra piel de las mejillas la dejan asomar ignoro por completo el nombre de ese ungüento como ignoro los nombres de los otros elementos de la ceremonia porque ellos y sus nombres pertenecen por completo al otro mundo el que convive con el del hombre en esta tierra y en la historia nombres cosas términos precisos que no podemos comprender que vienen de otra lengua que son dichos en otra lengua mucho más sugestiva que la nuestra una lengua que está hecha para usarla en voz baja casi susurrándola porque no pertenece al universo de las grandes expansiones sino al de la reserva al de lo íntimo lo cerrado en esa lengua hablan entre sí las mujeres y hablan ante el espejo con la otra donde un gesto quiere decir otra cosa donde ninguna palabra se corresponde con las nuestras allí en esa lengua una mujer se maquilla y nosotros creemos que se adorna ante el espejo todo ha sido consumado y la otra ya está en este mundo la mujer anterior se ha ido y esta es la que se mira entera mueve alternativamente un músculo sonríe levanta o inclina la cabeza como un actor que calcula sus fuerzas y ensaya previamente movimientos esta mujer otra mide ante el espejo sinuosidades gestos pausas a solas previas únicas estas gesticulaciones son como los arquetipos que viven perfectos en el mundo de las ideas pero luego se plasman en número repeticiones de cada uno de estos movimientos serán lanzadas con alevosa precisión sobre el mundo de las cosas se incorporarán a él sin perder su condición de extrañas la mujer no es sólo ella sino también sus gestos además del cuerpo ocupa el alrededor del cuerpo la habitación el lugar entero donde se encuentre como esta mujer la otra que todavía se mira un poco más en el espejo máscara de la máscara ficción se cree que completa. |
Luis Benítez
De "La yegua de la noche"
Ediciones Del Castillo Editores, Santiago de Chile, 2001.
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