Una avispa cruzo el himen de la ventana |
El astuto animal fue ingenuo dos horas por la casa: antes del polvo de las cosas tocó los helechos salvajes, los gruesos valles del jardín diminuto, la piedra que es llanura de lava para su ojo infinito: un viajero aprensivo por las habitaciones casi desiertas alentó inútilmente las plantas prisioneras, rondó la cabeza del perro semidormido que lo espantó como a un remordimiento. La antesala fue el Cañón del Colorado: antes sus poderosos antepasados visitaron otras comarcas ausentes de follaje. Fue curiosidad: Rousseau no pensó en la avispa negra que anida sólo en tierra cuando labró la cara del salvaje conveniente, bondadoso; curiosidad de ver dónde desova su estirpe y cómo amasa el barro de sus habitaciones el gran animal blanco que le teme y espanta desde el origen del tiempo. Armado activista de otra casa, antigua, abandonada, donde fuimos el intruso, curioso, como una avispa negra. |
Luis Benítez
De "Fractal"
Ediciones Correo Latino, Buenos Aires, 1992
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