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Esta tarde y parte de la noche volví a sumergirme en el espeso mar donde flotamos los seres y las cosas. Bajé por perlas que mostrar a los hombres que temen siquiera el riesgo de la orilla. Esta tarde y parte de la noche estuve en ese silencio, en esas profundidades donde el más infinito placer sería disolverse y supe que en todos los caminos hay monstruos para quien los teme. Llegué nadando adonde no se ama ni se odia, sencillamente se flota sobre un eterno presente y todo lo que miras es tu contemporáneo: nada más traen las olas del atrás y el adelante. Tomé allí esta perla y ahora te la ofrezco. Pero cuando quise volver, no vi a ningún hombre en la orilla. No vi orilla. Todo es el mar. Esos que temen la orilla no saben que caminan en el mar. |
Luis Benítez
De "Guerra, epitafios y conversaciones"
Editorial Filofalsía, Buenos Aires, 1989
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