Lo que decía el poeta |
Soy tu enemigo que no tendrá piedad. / Guerra te llamaré y tomaré / contigo las libertades de la guerra. / Y en mis manos tu rostro oscuro y atravesado, / en mi corazón el país que / ilumina la tormenta. |
Tempranamente nos lanzaba la noche sus grandes ojos de diosa había en esas calles otra luz que no conoce el día y nada ni nadie sabía de la muerte venías detrás de tí larga y enigmática presencia donde me reconozco otros canten la gloria de lo evidente y harán lo justo yo viviré siempre en esta piel estas manos, y este cuerpo bañado por otra luz otra presencia. Otra guerra hay que la del pan otra embriaguez que la del vino otra tierra hay en esta tierra: Eterna es nuestra primavera. |
Luis Benítez
De "Mitologías / La balada de la mujer perdida"
Ediciones Ultimo Reino, Buenos Aires, 1983
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